Maravillas de la costa de Croacia para descubrir navegando

A lo largo de la costa dálmata desfilan islas, pueblos y fortalezas que son una invitación a viajar en el tiempo. Y en este caso, la cápsula es un barco

Aunque muchos destinos de Europa reabran sus puertas seguirá el temor a los posibles contagios en los medios de transporte. Los barcos deportivos como veleros y yates surgen como una interesante manera de explorar las costas, y entre los lugares soñados, destaca la belleza de Croacia, que le gusta presumir de presentar al ‘Mediterráneo como era antes’.

No hace falta ser un viejo lobo de mar para recorrer la costa dálmata: en los puertos croatas es común que se ofrezcan servicios de alquiler de embarcaciones, muchas veces con tripulación incluida. Si es un barco a vela, no hay dudas de que es una de las maneras más bonitas y relajantes de conocer el mundo.

PoreÄ

El punto de partida puedes ser PoreÄ. Esta antigua villa con 2.000 años de historia se encuentra en una lengua de tierra de la península de Istria, al norte de Croacia.

Cada pequeña ciudad de la costa croata tiene huellas de griegos, romanos, bizantinos, venecianos, otomanos y de otras civilizaciones que pasaron por Dalmacia

El casco antiguo está organizado en la cuadrícula que trazaban los antiguos romanos, quienes dejaron varias casas de aristócratas que se mantienen en buen estado de conservación.

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PoreÄ se extiende en una pequeña península. Foto: Turismo de Croacia

Pero además de estas huellas del pasado y de los elegantes palacios venecianos de la Edad Media el punto más destacado es la basílica de San Eufrasio. Se trata de un complejo del siglo VI que mantiene su sacristía, pila bautismal, campanario y palacio episcopal, presentado como un destacado ejemplo de la arquitectura bizantina temprana en el Mediterráneo.

Zadar

142 millas náuticas al sur (262 km), tras atravesar una barrera de islas, se encuentra el puerto de Zadar. La ciudad, más antigua que PoreÄ, es un mosaico de estilos que son testigos de su importancia desde tiempos antiguos.

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Atardecer en el paseo marítimo de Zadar. Foto: Aleksandar Gospic – Turismo de Croacia

Si los bizantinos dieron palacios los venecianos dejaron imponentes murallas, así como los astrohúngaros marcaron su presencia con residencias y hoteles.

[Para leer más: Zadar: la cara moderna de una de las ciudades más antiguas de Croacia]

El toque de modernidad en la península de Riva, la antigua villa medieval, lo pone el órgano del mar (una serie de escalinatas del malecón que emiten sonidos cada vez que llega una ola) con el saludo al sol (sistema de placas fotovoltaicas que imitan al sistema solar).

Šibenik

Pero si hay mucha gente en Zadar se puede optar por hacer otras 46 millas náuticas (85 km) y llegar hasta la fortaleza de San Nicolás de Šibenik, parte del complejo defensivo construido por la República de Venecia entre los siglos XVI y XVII.

Sus muros fueron desarrollados para hacer frente a las armas de fuego que estaban cambiando las reglas del asedio militar.

Sibenik

Basílica de San Nicolás de Šibenik. Foto: Turismo de Croacia

En la parte alta desde el mar se distingue con claridad las viejas fortalezas de Santa Ana y San Juan, que deriva en una serie de callejones estrechos y escarpados que trepan por la ladera de la ciudad vieja. Ya en primera línea del mar, la parte moderna se extiende en el norte y sureste.

A 10 km de Šibenik, en un parque nacional, se pueden ver las hermosas cascadas del río Krka

La pequeña ciudad está en el estuario del río Krka, que si se remonta unos 10 km se puede descubrir un gran número de cascadas.

Allí también se encuentra la pequeña isla de Visovac, hogar de un antiguo monasterio, mientras que hacia el norte se despliega la delgada silueta del archipiélago de Kornati. Son sitios donde el verde de sus bosques se combinan con las playas de guijarros y arenas y un mar que va del verde al turquesa; parajes de gran belleza que fueron retratados en pinturas y descriptos por las letras de escritores croatas.

Trogir

Seguimos hacia el sur, y tras haber navegado 75 millas náuticas (139 km) arribamos al pueblo-museo de Trogir, una pequeña isla que se expandió al continente.

La pequeña villa cuenta con influencias griegas, romanas y venecianas, con una gran cantidad de palacios, iglesias y torres que la convierten en uno de los sitios románicos-góticos mejor conservados, ya no digamos de Croacia, sino de Europa.

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Además de su centro histórico, donde cada pocos pasos hay una iglesia o edificio del siglo XIII, hay que destacar la fortaleza de Camarlengo, la puerta de la ciudad resguardadas por las murallas medievales, los palacios Ducal y los dos de Cipico (del siglo XV).

Trogir Foto Denis Peros Turismo de Croacia

Fachada marítima de Trogir. Foto: Denis Peros-Turismo de Croacia

Pero uno de los sitios más emblemáticos es la Catedral de San Lorenzo, con su impresionante portal de Radovan del siglo XIII, el mejor ejemplo del arte románico y gótico del país.

Split

A una docena de kilómetros encontramos el puerto ACI Marina Split, en la península de Sustipan.

Esto es Split, la segunda ciudad más grande de Croacia, dueña del paseo marítimo más largo del Adriático, el Lungomare.

Split creció alrededor del imponente Palacio de Diocleciano, que fue absorbido por la ciudad en su expansión de 1.400 años

Los romanos ya sabían de las bondades de la costa de la futura Split y allí construyeron el Palacio de Diocleciano entre el siglo III y principios del IV, donde este emperador lo soñó como su lugar de retiro.

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Conjunción de estilos en Split. Foto: Turismo de Croacia

Esta mezcla de residencia imperial y fortaleza militar se expandió por la ciudad, o mejor dicho, la villa la devoró y muchas partes de su estructura se descubre en plazas, casas y comercios, que además tiene añadidos de diferentes épocas históricas. Es el caso del mausoleo, que luego se transformó en la Catedral de Domnius.

Las plazas de Split, con sus piedras blancas, son el lugar recomendado para desconectar, pero también se puede obtener una bienvenida cuota de relax con las caminatas por la moderna calle Marmontova, la Riva (Paseo Marítimo) o su extensión occidental, el Zapadna obala.

Hvar

El último punto es la famosa isla de Hvar, a un corto viaje en barco desde Split. Antes de ir a conocer el pueblo de Stari Grad se sugiere explorar la llanura homónima, distinguida como patrimonio mundial por la Unesco.

Se trata de una extensión agrícola que se remonta con los antiguos griegos en el siglo IV, y que en sus cientos de años de explotación han dejado un centenar de hallazgos arqueológicos, incluyendo numerosas villas rústicas (residencias de verano de terratenientes de la época romana) y construcciones agrícolas.

[Para leer más: Siete islas de Croacia para perderse]

En una embarcación se puede explorar la alargada costa de Hvar, que se extiende por 68 km, o las cercanas islas de Paklinski, donde en muchas de ellas hay hermosas playas solitarias.

Hvar apertura Foto Ivo Biocina Turismo de Croacia

Un rosario de islas se despliega frente a Hvar. Foto: Ivo Biocina – Turismo de Croacia

Pero si se llega a la villa de Hvar se puede realizar una intensa subida a la Fortaleza española, que domina las vistas del puerto y el paisaje verde, o tomar una copa en los sofisticados clubes náuticos o en las tranquilas plazas con sus iglesias venecianas de piedras blancas.

Muchos dirán que queda por visitar Dubrovnik, a 84 millas náuticas al sur (155 km). Es cierto, pero en esta famosa ciudad hay tanto para ver, como sus islas cercanas, sus murallas, el barrio judío, el lazareto reconvertido en centro cultural, sus cafés con vistas panorámicas y sus palacios que merece un artículo aparte.

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