El icono de la arquitectura de Bilbao invita a dialogar con el arte

Hace 21 años la apertura del Museo Guggenheim de Bilbao fue una ruptura en el panorama de la cultura en España, pero también una bienvenida innovación en el mundo de la arquitectura. Entre los festejos de las dos décadas de vida este centro organiza una muestra para analizar el diálogo entre ambas disciplinas.

La exposición Architecture Effects, que se inaugura este miércoles 5, analiza la evolución de la era digital en el siglo XXI, pero tomando como punto de partida el año 1997. Y bajo una pregunta clave: “¿qué hace que la arquitectura sea más que una mera construcción?”.

‘Un hogar no es un agujero’, de Didier Faustino.

1997, el año clave

En el espacio Airlock se recuerda que aquel fue el año en que el Guggenheim abrió sus puertas, pero que también sucedieron una serie de eventos que fueron piedras fundamentales de nuestra cultura y forma de vida, gusten o no.

En 1997 se sentaron muchas bases fundamentales de la tecnología digital, la biología, la cultura pop, la medicina, las finanzas, el diseño y la política económica.

Si es por nombrar algunos ejemplos están “desde la primera victoria de una inteligencia artificial sobre un campeón mundial de ajedrez hasta la primera clonación de un mamífero; desde el primer robot de exploración planetaria hasta la primera filtración en internet de un vídeo de contenido sexual de un personaje público, o la semilla de la telerrealidad en la franja de máxima audiencia”, indican en la organización de la muestra.

En 1997 se sentaron muchas bases fundamentales de la tecnología digital, la biología y la cultura pop

Un gran diagrama con signos, fotografías, libros y objetos de ese año clave, así como un abundante fondo documental sobre Frank Gehry y su obra en Bilbao, abren la puerta al Jardín, el espacio que acoge la mayoría de las obras expuestas.

‘Columnas flotantes de cinco metros’, de Maio Architects.

Tres obras clave

Porque más que dibujos, maquetas y documentos, como se suelen presentar en las exposiciones de arquitectura, aquí se ofrecen obras a escala real para reflexionar sobre las preocupaciones de esta disciplina.

Entre las obras hay que destacar tres: El Otro, de Frida Escobedo, ofrece fragmentos de la fachada acristalada original de un edificio emblemático de Ciudad de México para ofrecer una visión arqueológica de las historias urbanas de nuestro tiempo.

En Una tienda sin señal, la firma de Nueva York MOS montó un espacio que recuerda a las viviendas de los pastores de Asia Central, y que funciona como la jaula de Faraday: el visitante entra en su interior y allí se interfieren las señales que llegan desde los móviles, para que el ser humano se convierta en un transmisor.

Tanque de Flotación 01, de Leong Leong, se trata de una cápsula individual inclinada, realizada en acero y espuma aislante. Si la arquitectura puede tener una “capacidad psicoactiva”, esta obra se ofrece como una estructura eficaz para reprogramar el cuerpo y la mente y ejercitar la conciencia, indican los organizadores de Arquitecture Effects.

Pero la idea del Guggenheim es salir del espacio físico del museo y para ello cuenta con la app Burbuja, que presenta distintos niveles de información e interacción de la exposición, con textos encargados a influyentes artistas, críticos y pensadores.

‘Tiempo pasado’, de Lynn Hersman Leeson.

Arte, luz y danza

En el calendario de actividades se verá otra forma de diálogo entre arte y arquitectura, como el espectáculo de danza Puzzling (15 y 16 de diciembre), un estreno a cargo de Blanca Arrieta, Mai Ishiwata y Robert Jackson.

El 2 y 9 de febrero habrá sesiones creativas del taller Efectos de luz, donde la artista Miren Arenzana disertará sobre los efectos de la luz en espacios y esculturas, en el que los participantes podrán experimentar con su propia instalación lumínica.

Proyecto de ‘Una tienda sin señal’, de MOS.