Descubriendo Lisboa barrio a barrio

La capital portuguesa cuenta con rincones que pasan desapercibidos para el turista, y también hay barrios menos visitados pero que valen la pena descubrir

Siempre hay un motivo para visitar Lisboa. Puede ser por su calma provinciana, por la pomposidad de los edificios de estilo manuelino, por la bohemia que despliegan sus callejuelas, por las vistas frente al Tajo o por el simple placer de probar el mejor bacalao del mundo.

Algunos barrios como Alfama, Baixa o el Bairro Alto son muy populares entre los viajeros, pero incluso allí hay secretos esperando ser descubiertos.

Como corresponde al carácter lisboeta, a esta ciudad hay que conocerla con calma. Y si no se llega a tiempo, pues hay que estar preparado para volver.

Baixa y Rossio

A grandes rasgos se lo conoce como el ‘centro’, denominación que incluye a otros barrios. Aquí se concentran los puntos turísticos más importantes, y fue la zona más castigada por el terrible terremoto de 1755 que diezmó a Lisboa.

La Plaza del Comercio, uno de los epicentros de Lisboa. Foto: Turismo de Lisboa

La Plaza del Comercio, uno de los epicentros de Lisboa. Foto: Turismo de Lisboa

Caminando entre su tránsito siempre activo se llega a la plazas Rossio engalanadas con sus fuentes, la de los Restauradores y la del Comercio, rodeada de edificios por tres de sus lados porque el cuarto es una hermosa ventana al Tajo.

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Uno de los símbolos del barrio es el Elevador de Santa Justa. Se trata de una estructura de hierro de estilo neogótico, diseñado por Raoul Mesnier de Ponsard, responsable de los funiculares de fines del siglo XIX que se ven en la ciudad.

Inspirado en la ingeniería de Gustav Eiffel, los dos ascensores suben y bajan de manera vertical 45 metros para sortear el desnivel entre ambos barrios. Los habitáculos están revestidos de madera y pueden transportar a 24 personas cada uno.

Chiado

Este elevador permite llegar al barrio de Chiado, uno de los más populares, donde entre comercios y bares tradicionales como el café A Brasileira con su estatua de Fernando Pessoa o la heladería Santini.

El barrio de Chiado está siempre de moda. Desde hace décadas, una estatua de bronce de Fernando Pessoa recuerda las horas que pasaba en el café A Brasileira

Sus vistas desde las ruinas del Convento do Carmo o del Mirador de São Pedro de Alcántara sobre Baixa, el Tajo y la colina de São Jorge son imprescindibles.

Los clásicos tranvías amarillos circulando por Chiado. Foto: Turismo de Lisboa

Los clásicos tranvías amarillos circulando por Chiado. Foto: Turismo de Lisboa

Un sitio que hay que visitar sí o sí es la encantadora Librería Bertrand, fundada en 1732 y declarada como la más antigua del mundo.

Bairro Alto

Ya su nombre lo anticipa: hay que estar preparado para subir las cuestas de este barrio, pero también se pueden aprovechar los funiculares como el de Bica, que en su trayecto se pueden ver casas de color pastel; o el Ascensor da Glória, que comunica con la Plaza de los Restauradores.

Hay que estar preparado para las cuestas de Bairro Alto. Foto: Pxhere.com

Hay que estar preparado para las cuestas de Bairro Alto. Foto: Pxhere.com

El aire bohemio invade los bares, cafés, restaurantes, tiendas de moda y de tatuajes; muchos instaladas en edificios revestidos de azulejos de colores.

Alfama

El barrio más encantador y el más antiguo, de calles serpenteantes donde se pueden probar los mejores platos de la cocina lisboeta. Y no hay que poner cara extraña si el lugar es pequeño y algo oscuro.

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Rodeado de murallas medievales, la mejor forma de recorrerlo hasta el Castelo de São Jorge es con el Tranvía 28, que asciende las cuestas lentamente. Y de milagro que no mata a un par de transeúntes al día que salvan sus vidas refugiándose en un portal.

Vistas del barrio de Alfama. Foto Liam McKay-Unsplash

Vistas del barrio de Alfama. Foto Liam McKay-Unsplash

El barrio se considera como la cuna del fado, ese ritmo melancólico que habla de partidas y lamentos, que se puede escuchar en muchas tascas. Eso sí: recuerde que si le llenan la mesa de platitos de jamón, olivas y otros delicatessen no son cortesías de la casa, sino que se cobran aparte, y a precios poco amables.

Alcântara

Alcântara está cerca de Belém, y aunque técnicamente no pertenece a Lisboa, todo el mundo lo considera como un barrio más.

En el barrio de Alcântara hay varios depósitos portuarios y fábricas de ladrillos que fueron transformados en polos gastronómicos y comerciales

Ubicado a lo largo del Tejo, antiguo distrito portuario, allí se puede conocer la oferta gastronómica de Docas de Santo Amaro y Docas , un antiguo depósito transformado en polo gastronómico, y LX Factory, una fábrica convertida en un complejo de oficinas, comercios y restaurantes.

Docas de Lisboa en Alcantara

Complejo Docas de Santo Amaro, en el barrio de Alcântara

Graça

Vecino a Alfama y São Vicente, se encuentra este barrio en una de las colinas de Lisboa. Parece como una pequeña aldea, siempre lleno de cafés y pastelerías, con miradores como el de Graça y el de Senhora do Monte.

Mirador de Graça Foto nathsegato Pixabay

Mirador de Graça. Foto: Nathsegato – Pixabay

Tras subir a estas elevaciones se puede descender a lo largo del paseo verde de los Jardines de Graça.

São Vicente

A un lado de Graça este barrio histórico tiene dos de los sitios más importantes de la ciudad: el monumental Panteón Nacional y la iglesia de São Vicente de Fora.

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En el Campo de Santa Clara cada miércoles y sábado se organiza la Feria de Ladra, un mercadillo de antigüedades que es un festival para el cazador de oportunidades.

Mercado de la Feria da Landra. Foto: Victor Junquera-Flickr

Mercado de la Feria da Landra. Foto: Victor Junquera-Flickr

Príncipe Real

Es el vecino chic del Bairro Alto, más relajado pero con una intensa actividad comercial. Hay rincones con encanto como la Embaixada, un jardín con un simpático quiosco-café donde cada sábado por la mañana se organiza un mercado orgánico.

Jardines del PriÌncipe Real Foto Wikipedia

Jardines del PriÌncipe Real. Foto Wikipedia

La Plaza de las Flores, con sus plátanos, magnolios y tilos, es un relajante paseo para desconectar, sobre todo en verano. Muchas tiendas de las callejuelas de alrededor, como librerías o mercerías, están detenidas en el tiempo.

Belém

Acostado sobre el Tejo, es un apéndice de la Lisboa monumental que hay que visitar. El lugar abunda en patrimonios históricos, como la Torre de Belém, el Monasterio de los Jerónimos y el Monumento a los Descubrimientos.

En las terrazas que hay sobre el barrio de Belém, que miran al Tejo, se puede pasar horas viendo el lento devenir del río

Para desconectar, lo mejor es sentarse en algunas de la terrazas con vistas al río y probar los pasteles de Belém. Y se comprobará la razón de su fama.

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Monasterio de los Jerónimos, en Belém. Foto: Turismo de Lisboa

Parque de las Naciones

Este barrio se aleja de la imagen melancólica e histórica de los otros barrios. Creado para la Expo Lisboa 98, el lugar es una concentración de rascacielos y edificios de cristal y acero, hogar de oficinas y viviendas de alta categoría.

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Modernidad en el Parque de las Naciones. Foto: Turismo de Lisboa

Muchos de los pabellones de aquel evento fueron reutilizados para espectáculos (como el Atlántico), centros comerciales (como el Vasco da Gama) o espacio para convenciones y congresos (como el del Conocimiento).

Su acuario es uno de los más importantes de Europa, y solo por ver la reproducción interior del Nautilus de Julio Verne vale la pena conocerlo.

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