El alto Pirineo francés se reivindica más allá del turismo religioso

El destino de alta montaña sorprende al sector con su potencial en otros mercados de nicho: naturaleza, ciencia y gastronomía vertebran su oferta turística, accesible desde Madrid a una hora de avión.

Las instituciones del alto Pirineo francés se han desplegado en Madrid para dar a conocer el enclave como destino orientado al turismo de nicho, especialidad que se ha desarrollado en paralelo a los viajes religiosos que atrae Lourdes.

El objetivo del esfuerzo promotor es ofrecer la región más allá de esa oferta espiritual. Naturaleza, ciencia, gastronomía y hasta una de las mejores opciones en el mundo para los amantes del jazz (Marciac) se cuentan entre las opciones vacacionales del alto Pirineo francés.

La oportunidad que los responsables de la región quieren aprovechar para captar más españoles es la conexión directa que Air Nostrum estableció entre Barajas y Lourdes este mayo. Los billetes se comercializan a partir de los 50 euros.

España supone al cuarto país emisor del enclave. Sólo la superan la propia Francia, Reino Unido y Bélgica.
 

 
Una familia de cuatro personas puede pasar en la región un fin de semana largo por 250 euros

 
Dicho de otro modo, cada año 400.000 españoles acuden al perímetro limitado, de un lado, por picos de más de 3.000 metros y, del otro, por las ciudades de Lourdes y Touluse.

“Estos grandes sitios turísticos sustentan la identidad de nuestra región y participan en su proyección”, asegura el ex presidente regional, Martin Malvy.

Los lugares “excepcionales” que se ofrecen incluyen desde el museo construido en Europa a mayor altitud (el pico del Mediodía) hasta el circo de Gavarnie. Se trata de una espectacular muralla natural declarada patrimonio mundial por la Unesco.

Respecto al patrimonio histórico, Malvy resalta el “gótico flamígero o la rudeza de las ciudadelas cátaras”. En todo caso, la oficina de turismo del alto Pirineo francés ofrece la posibilidad de diseñar rutas en función de las inquietudes de cada viajero.

“El plan se repite las veces que haga falta, hasta convencer al cliente”, asegura una portavoz del consorcio.

Turismo personalizado a precios competitivos es la propuesta que la región francesa promueve en Madrid. Una familia de cuatro personas puede pasar un fin de semana largo por 250 euros, aseguran. Casi más económico que ir al parque de atracciones.

a.
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