El carterista más famoso del mundo señala a Barcelona como la meca del saqueo

Bob Arno, el carterista más mediático, analiza el fenómeno criminal ligado al turismo en la Ciudad Condal. Según él, de mil pasajeros que pueden viajar a bordo de un crucero, cinco perderán sus pertenencias en la capital catalana

Pocos carteristas han salido en la revista Time. Bob Arno es uno de ellos. Lo describen como “el carterista más famoso del mundo” y loan sus «habilidades sobrenaturales» para hacerse con collares, carteras y móviles. Ha salido en el Wall Street Journal, CNN y New York Times. Rodó su propio documental para National Geographic. Alejado de su profesión, ahora es consultor para varias policías. Da 25 conferencias al año sobre seguridad en industria turística. También maneja un exitoso blog en el que estudia la escena criminal en varias ciudades del globo.

02B- ¿Cuándo fue la última vez que estuvo en Barcelona?

Bob Arno- Visitamos la ciudad cada verano. Trabajo para varias navieras en la industria del crucero, que me llevan a la ciudad frecuentemente. También voy a visitar amigos.

P- ¿Cómo describiría el fenómeno carterista en la capital catalana?

R-Único en el mundo por méritos propios. Los robos per cápita superan los de capitales turísticas similares como Roma, París o Praga. En Barcelona se roba a los turistas con descaro y de las formas más variopintas.

De 1.000 pasajeros que pueden desembarcar en la ciudad a bordo de un crucero, cinco de ellos sufrirán un robo. De los mismos mil, la proporción de hurtos que sufren en Atenas o Niza es mucho menor.

Con todo, los números son inciertos porque sólo un tercio de las víctimas denuncia, o porque muchos cruceristas no tienen tiempo de hacerlo. Pero en verano, de 50 a 100 robos al día sí que están confirmados.

P- ¿Pero, quién roba en Barcelona?

R-Familias procedente de Kosovo y otros países de la Europa del Este eran casi la mitad de los carteristas hace unos años. Ahora, su proporción se ha reducido. Hay un grupo ingente de magrebíes que viven en París y hace escapadas a Barcelona. También están los latinos, especialistas en la técnica del mojón de paloma.

En lo que respecta a algunos grupos de Rumanía, se concentran en el “Apple-picking”, es decir iPhone y similares. Están tan entrenados que algunos sólo se dedican a los smartphones. Son auténticos profesionales. Han crecido mucho en los últimos años.

Hay una pequeña comunidad polaca, que también muestra una técnica muy depurada. En resumen, el 90% de los autores, a diferencia de lo que ocurre en ciudades como Nápoles, no son residentes en la ciudad. Vienen de otras partes del globo.

P- ¿Cómo juzga la respuesta de las autoridades?

R-Siempre me ha sorprendido la inacción de la industria turística local, policía y políticos. Nunca se han puesto de acuerdo y han dejado que la reputación de la ciudad se degrade como una manzana podrida.

P- ¿En este caso, qué les recomendaría?

R-Trabajar en la moral. Incentivar los agentes que trabajan con turistas, aumentar exponencialmente los traductores. Evaluar sus resultados mediante una comisión independiente que haga informes anuales y señale áreas en las que trabajar.

Sus problemas no son diferentes de los de otras ciudades: los policías tienen la moral minada porque los detenidos son rutinariamente puestos en libertad. En París, por ejemplo, un carterista puede ser encerrado sólo monitorizándole por las cámaras del Metro, si su comportamiento es extraño.

P- ¿Cuáles son las técnicas que más usan?

R-Hay varias y dependen de la nacionalidad. El “descuido” en restaurantes es la más frecuente. También hay el toreador, en el que se usa una chaqueta o pañuelo. El sandwich a la entrada o salida de los vagones de metro, en el que se simula empujar para entrar al convoy.

Están las técnicas en los grandes eventos, los que piden limosna con una carpeta y la usan para hacerse con los móviles en las mesas de las terrazas. O el mojón de paloma, que se podria decir que es la técnica propia de Barcelona. Lleva la firma de la ciudad.

Además, hay los que van en scooter y roban las maletas de los turistas ante los hoteles, cuando descargan el taxi. Están los falsos policías y los cajeros automáticos manipulados. O el shoulder surfing, en el que un observador anota el número que se teclea en el cajero automático para después seguir al turista con sigilo y robarle la cartera.

En los restaurantes, ojo con las chaquetas colgadas del respaldo. El carterista puede acceder a sus bolsillos si se sienta en la mesa de atrás con su propia chaqueta en el respaldo como pantalla.

P- ¿Hay diferencias con el resto del mundo?

R-En Barcelona, las técnicas son menos perfeccionadas que en el resto del mundo. Y se roban cosas de menos valor. La ciudad es conocida por lo blando de sus leyes y lo chapuceros que son muchos de sus carteristas. Algunos carteristas quemados vienen de París para refugiarse un tiempo en la ciudad.

P- ¿Cómo ha afectado la crisis a la escena carterista?

R-Creo que no ha tenido demasiado impacto. Los factores primordiales son el verano y las concentraciones humanas en la ciudad. Además, una población turista joven y poco viajada, característica en Barcelona, es presa fácil si se tienen las habilidades necesarias. El atractivo de Barcelona entre la población de 18 a 30 años es, a la vez, su peor debilidad.

P- ¿En el plano personal, que tiene entre manos?

R-Desde la serie Pickpocket King en el National Geographic, los carteristas de todo el mundo no confían tanto en mí. No me puedo infiltrar tanto entre ellos. Por el contrario, ahora me llaman más de policías y agencias de seguridad de todo el globo. Les ayudo a educar a la ciudadanía. Con técnicas de auto-protección básicas, el riesgo de robo se reduce a la mitad.

Más en Bobarno.com.

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