El museo que te entrena para ser el futuro James Bond

Spyscape, en Nueva York, es una mezcla de museo y plataforma interactiva donde cada visitante conoce en profundidad cómo es el mundo del espionaje

Los espías no son tan elegantes como James Bond. Seguramente están más cerca del prototipo de oficinista delineado por John Le Carré en sus novelas. Pero los misterios de este oficio, su intromisión en la vida cotidiana por las redes sociales y la historia del mundo del espionaje se pueden descubrir en el museo Spyscape, que abrió en Nueva York.

En el barrio de Hell’s Kitchen, en Manhattan, un edificio de cristal es lo único transparente que el visitante se va a encontrar. Porque entrar en el mundo de los espías es mirar por un vidrio opaco, plagado de códigos secretos, identidades falsas, mentiras, perfiles psicológicos y, con suerte, algo de acción.

Entrega tus datos personales

Si alguien tiene paranoia sobre el alcance de las redes sociales y la recolección de información, aquí verá confirmados varios de sus temores.

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En la entrada a los visitantes se les entrega una pulsera que permitirá participar de los juegos interactivos, y que al final de la visita determinará –según los puntos acumulados- cuál es el perfil de espía ideal. Por las dudas, la organización aclara que la información de este dispositivo no se vende a ninguna empresa. Habrá que creerles.

Seis salas para entrar en el mundo secreto

La instalación se divide en seis salas: encriptación, decepción, vigilancia, hackeo, operaciones especiales e inteligencia, que despliegan los principales campos de trabajo del fisgoneo político, militar y empresarial.

En el área de encriptación se conoce ver la máquina Enigma que usaba la Alemania nazi

También se pueden ver algunas de las pocas conocidas caras populares de este mundo, como Alan Turing (impulsor de la inteligencia artificial), Virginia Hall (famosa espía inglesa) y Edward Snowden (analista de la CIA que destapó miles de documentos confidenciales).

En el área de encriptación se puede ver la máquina Enigma que usaba la Alemania nazi y diversos paneles detallas las claves del armado y quiebre de los mensajes secretos.

En decepción se ahonda en las claves psicológicas de la mentira, como detectarlo en el lenguaje corporal y las campañas de desinformación más importantes de la historia.

Quien pretenda tener un poco de acción como 007 y compañía puede jugar con pistolas láser en el cuarto de entrenamiento de ‘operaciones especiales’ y aprender, en un cuarto circular y lleno de pantallas interactivas, a detectar a esa señora con una bolsa de compras que es una terrorista en potencia.

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Pero también hay otras operaciones más allá de estar disparando armas de fuego, como pasar información a un aliado en la vía pública sin ser detectado o seguir a un objetivo bajo el manto de la discreción.

Para los amantes de la acción hay un juego con pistolas láser donde hay que descubrir al terrorista en potencia

En Spyscape se aprende a crear un alias que no deje trazos con la verdadera personalidad, a conocer los interrogatorios y sus métodos psicológicos usados por las principales agencias de inteligencia del mundo, y también se profundiza en cómo la cesión de datos personales en las redes sociales es un campo fértil para toda clase de operaciones, desde campañas de marketing hasta la manipulación de elecciones o el robo de información personal.

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Al final de la visita, gracias a los datos recolectados en los juegos, Spyscape establece cuál es el perfil adecuado para el visitante: agente de inteligencia, funcionario dedicado a la vigilancia, analista de datos, hacker o maestro de espías. Por supuesto, el resultado tiene que ser confidencial.

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