El rincón de Montenegro que quiere ser la nueva Costa Azul

El puerto de Montenegro, de ser una antigua base naval, se transformó en un elegante imán de grandes fortunas que huyen de los focos de Mónaco

Las grandes fortunas y celebridades prefieren la discreción, pero si es posible, sin sacrificar la belleza del paisaje. Si hay demasiados focos y paparazis en Marbella, Ibiza, Mykonos o la Costa Azul, en el Adriático surge el puerto de Montenegro como la nueva opción del ultra lujo.

Hasta hace un par de décadas atrás este era un embarcadero gris, de los años en que el pequeño país balcánico formaba parte de Yugoslavia. La leyenda urbana relata que el millonario canadiense Peter Munk estaba cansado de que el puerto de Mónaco no le de un amarradero, cuando reparó en la belleza de este rincón del Adriático.

Uno de los puertos más exclusivos

En la bahía de Kotor, al sur de Dubrovnik, este se considera como el último fiordo del Mediterráneo, en un lugar donde el turismo no iba más allá de aquella famosa ciudad medieval croata.

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Cinco años más tarde se inauguró este puerto deportivo que presume de elegancia y de instalaciones para acoger a grandes yates, con un servicio de cinco anclas (el equivalente a las cinco estrellas de los hoteles), otorgado por la Yacht Harbour Association.

El Puerto de Montenegro se transformó en uno de los embarcaderos más exclusivos del Mediterráneo

Junto con el puerto, el pequeño pueblo de Tivat vio como florecían los hoteles de alta gama, los restaurantes sofisticados y las villas de espacios generosos y ventanales con vistas al Adriático.

piscina porto montenegro

La piscina del yacht club era un antiguo astillero. Foto: Porto Montenegro.

Cada tanto allí atraca el Golden Odyssey, un yate de 123 metros de largo propiedad de la familia real saudí, una de las 12 mega embarcaciones de hasta 250 metros que pueden permanecer en el puerto, que cuenta con 450 amarres.

Ayer un astillero, hoy una piscina infinita

Aunque estos meses no sea época de darse un chapuzón, vale la pena pasar a conocer la gigantesca piscina de Pure Beach​, del Yatch Club del Puerto de Montenegro.

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Con 64 metros de largo, formaba parte de los antiguos astilleros industriales; que fue reconvertida con elegancia en un espacio sofisticado, con palmeras, tumbonas, bares, spa, y que cada tarde, cuando cae el sol, hay un DJ poniendo un poco de ritmo al atardecer.

Hoteles y restaurante de alta gama

Uno de los hoteles que brillan en este complejo es el Regent, un cinco estrellas con una arquitectura inspirada en los palazzos italianos.

Con 149 habitaciones y suites, sus tonos azules y beiges recuerdan al mundo de la náutica.

Su piscina es ideal para tomar un aperitivo y almorzar, incluso en invierno, donde las temperaturas son más suaves que del otro lado de las montañas.

Entre las especialidades están los cócteles de autor, los huevos revueltos con trufas y una precisa selección de pescados a las brasas.

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El hotel Regent es uno de los más exclusivos de la bahía. Foto: Hotel Regent

Vinos junto al mar

Para estar más refugiado pero sin sacrificar las vistas de la bahía se puede conocer Crush Wine Station, un bar de vinos con una larga carta de bebidas, que van desde champañas hasta productos de Saint-Emilion, la Toscana o Cataluña; así como locales comolos de la bodega Mola, con viñedos en la región de Podgorica.

Entre merlots y cabernets sauvignon, se puede degustar jamones italianos, quesos con trufas o lonchas de pata negra.

Resorts de lujo

El complejo Lazure Marina & Hotel, en Herceg Novi, se encuentra del otro lado de la bahía, en un antiguo hospital del siglo XVIII. Allí hay un hotel de lujo, un puerto deportivo propio, una piscina cubierta y un restaurante donde la chef Ilona Radovic sorprende con sus postres que se pueden considerar obras de arte.

El resort Sveti Stefan se encuentra en una antigua villa de la realeza. Foto: Sveti Stefan

El resort Aman Sveti Stefan se encuentra en una antigua villa de la realeza. Foto: Aman Sveti Stefan

Otro complejo que despliega fastuosidad es el Aman Sveti Stefan, en la Villa Milocer, que fue la residencia de verano de la reina María de Rumania cuando Yugoslavia era una monarquía.

Además de pasar una noche en el hotel de alta categoría, también se puede disfrutar de un paseo por el pequeño pueblo de pescadores cercano.

El fiordo del Mediterráneo

La bahía de Kotor, al estar protegida por los Alpes Dináricos, tiene un clima más suave y le permite tener una vegetación más abundante que el interior del pequeño país.

La bahía de Kotor se considera como el último fiordo del Mediterráneo, y la protección de las montañas le otorga un microclima privilegiado

Sus pueblos tienen huellas de las diferentes culturas que pasaron por este rincón protegido del Adriático, desde templos romanos a fortalezas otomanas, pasando por palacios venecianos y residencias astrohúngaras.

Recorrer su litoral de 100 kilómetros puede ser muy largo para realizarlo en coche por la complicada orografía, por lo que una escapada puede aprovecharse mejor con las barcas que cruzan de pueblo a pueblo.

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