Cachitos Diagonal: cocina local, espíritu internacional

Cachitos Diagonal renueva su carta con productos de temporada y una propuesta de cócteles para disfrutar a todas horas

El logotipo de Cachitos Diagonal es un Cupido con los ojos vendados. Pero en vez de una flecha tiene un tenedor, una metáfora de que la comida puede gustar por los ojos pero enamora en el paladar.

El restaurante perteneciente al Grupo Costa Este apunta al público barcelonés que trabaja las oficinas del centro de la ciudad, así como a los residentes de la zona alta; mientras que su local hermano de Rambla Catalunya tiene más llegada entre los turistas de alto poder adquisitivo.

La idea de Cachitos es que no hay un horario para disfrutar de la gastronomía, ya sea los platos de una cena o una copa en su bien nutridas barras.

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La decoración es elegante, pero no solemne.

Renovación en el otoño

Como sucede periódicamente en sus tres años de vida, el chef José Vega y la directora Idoia Llombart cambian la carta para adaptarla a los gustos del otoño y el invierno.

Las proporciones en Cachitos pueden parecer justas, pero se trata de degustar sabores, no de agobiar al estómago como una taberna de barrio

Se trata de apostar por los productos de temporada, preparados con mimo y con presentaciones que quizás a alguno le pueda resultar un poco justa en proporciones.

Pero la idea no es agobiarse como si fuera un guiso de taberna, se trata de una experiencia de degustación donde se sugiere pedir varios platillos para descubrir un abanico de sabores más completo.

Restaurante Cachitos Diagonal 7
La barra posterior permite tomar un cóctel antes de pasar a la comida o la cena.

La huella del mar

En esta renovación se pueden conocer la paella de langosta o de chipirones, o el arroz caldoso con bogavante. Ese crustáceo también se combina con huevos rotos, y la impronta marina de la carta se revela con las gambas de Palamós, los pescados de lonja o el atún bluefin en tartar o tataky.

Los carnívoros tienen su oportunidad con el chuletón de ternera de D.O. Galicia o el solomillo de ternera con foie. Pero hablando de ese producto, una verdadera maravilla es el canelón de foie con trufas. Para aplaudir.

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Crema de calabaza y huevo poche.

La síntesis de la gastronomía de Cachitos

En la presentación que ofreció Cachitos se pudo tener una agradecida síntesis de su propuesta gastronómica. Los entrantes iniciaron la ronda con la crema de calabaza y bacalao, seguida por un delicado canelón de aguacate y atún rojo, y un puerro con romesco y ventresca de toro.

Los platos principales fueron llegando como olas suaves, con un guiso de setas y papada, alcachofas con sepia, el celebrado canelón de foie, y un abundante arroz con setas y butifarra.

A modo de postre, desfilaron la tarta de queso al horno con sirope y buñuelos de otoño con romero, fresas y anís. Quien diga que no le recuerda a su niñez al probarlo, es que no tuvo infancia.

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El chef José Vega y el director Valentín Aragón.

Sí, las sangrías valen la pena

La carta de cócteles es abundante, pero donde hay una nota distintiva es en las sangrías. La bebida, muchas veces, es injustamente denostada como una opción de poca calidad. Pues Cachitos Diagonal destierra ese mito con 55 combinaciones que harán cambiar de opinión.

La sala, abundante en madera, espejos y cómodos sillones, aporta una cálida cuota de elegancia para tomar una copa en la parte anterior, o tener una larga comida o cena en la posterior.

Al salir, en una pared lateral, hay que girar la cabeza y en una pared buscar la frase impresa que alguna vez dijo Josep Pla: “La cocina, cuanto más local, más internacional”. Y esa es la idea.

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