Cinco croquetas que debes probar si vas a ver el clásico a Madrid

La ruta de la croqueta imprescindible si vas al Bernabéu para el Real Madrid-Barça pasa por cinco bares emblemáticos de la capital española.

Pongamos que llegas a Madrid de buena mañana. Estás hambriento al salir del AVE y tienes un antojo: croquetas. En la capital española son de categoría. Estás de suerte

El clásico empieza a las 13:00 horas y tienes que llenar el estómago si no quieres morir de inanición en un Real Madrid-Barça que promete emociones fuertes. No lo pienses mucho.

La ruta empieza cerca de Atocha. Es básico saciar esa necesidad que llevas arrastrando desde que tomaste asiento en tu vagón. Sales por calle Estación y te diriges a la calle Argumosa. Tienes tan solo 10 minutos caminando hasta llegar a la primera parada de la ruta.

Nubel – Argumosa, 43

Este sofisticado y moderno restaurante tiene una deliciosa ración de croquetas líquidas de jamón por solo ocho euros –tantos como croquetas te sirven en ese alargado plato verde que emula una hoja–, de esas que se te deshacen en la boca en cuanto las muerdes. Además, está situado junto al Museo Reina Sofía, donde los más inquietos podrán disfrutar distintas exposiciones de arte.

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Una vez devorada tu primera víctima, que puedes acompañar con calamares a la andaluza u otras interesantes sugerencias de la carta, debes redirigir tus pasos hacia el Bernabéu. Por muy buenas que estén las croquetas de Madrid, no te puedes permitir llegar tarde al partido.

Cerca de Nubel, los amantes del arte pueden dar una vuelta por el Museo Reina Sofía

La opción más económica –y, posiblemente rápida– consistirá en tomar el metro desde Atocha –el billete combinado de 10 viajes cuesta 12,20 euros– hasta Alvarado. Ni siquiera tendrás que hacer transbordo. En los aledaños de Chamartín, asegurando la jugada, aprovecha para degustar otros dos locales referentes en la croqueta de jamón casera.

Taberna Leoncio – Comandante Zorita, 42

Este bar de raíces castellanas está especializado en carnes ibéricas y guisos caseros. La propietaria y cocinera también ha perfeccionado el cachopo asturiano y unas croquetas de jamón muy suaves.

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La tapa de dos unidades cuesta tan solo 3,60 euros y viene acompañada de unas patatitas fritas caseras deliciosas. Además, y como es habitual en Madrid, la tabernera te servirá alguna tapa de más para acompañar tu bebida mientras escuchas conversaciones sobre mus y otros juegos de cartas.

Si tu estilo es más fino y no te interesan los bares de batalla, tienes muy cerca una opción mucho más selecta. Tan solo tendrás que caminar dos minutos para alcanzar tu próximo destino.

Viavélez – General Perón, 10

Atención. Esto es importante. Se comenta que en Viavélez pueden degustarse las mejores croquetas de jamón de todo Madrid. Aunque pronto veremos que tienen un rival de altura.

Cada croqueta cuesta dos euros y tienes dos variedades a elegir: las ya citadas de jamón y su croqueta de gambas, también maravillosa. Si pruebas esta última, que no te sorprenda encontrar un pedazo de gamba fresca en su interior. Llama la atención que son bastante blancas cuando, en muchos locales, las croquetas de gamba suelen ser más bien coloradas.

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Pero si lo tuyo es la croqueta de jamón, prepara el paladar y relájate. Olvídate de las sabrosas patatas chip y esas deliciosas olivas que te sirven de acompañamiento con tu vino y céntrate en saborear poco a poco la, probablemente, bechamel más cremosa sobre la faz de la Tierra.

La leyenda dice que Viavélez las mejores croquetas de Madrid

Una vez experimentado el placer a través de tu propio sentido del gusto, ya te puedes dirigir con una sonrisa de oreja a oreja al Bernabéu para apoyar a tu equipo en el clásico. Pasión, desenfreno y jolgorio. Déjate la garganta animando a los tuyos y gasta tus energías. Pronto las repondrás.

Si has tenido la suerte de llevarte el partido, debes aprovechar la tarde. Y si no, también. Hay mucho que hacer por Madrid y la oferta gastronómica es muy suculenta. Dirígete a Malasaña.

Bodega de la Ardosa – Colón, 13

Después de dejarte la piel animando a tu equipo, probablemente tu estómago vuelva a rugir. Si estás hambriento, La Ardosa es tu sitio. Puede que esté frecuentado y tengas que quedarte de pie, pero vale la pena. Su gama de croquetas es interminable.

En la Bodega de la Ardosa no se puede dejar de probar la tortilla de patatas

Las mejores son de cecina, bacalao y, cómo no, de jamón. Aunque su variedad incluye también una croqueta de cabrales y sus croquetitas de rabo de toro o choco. Las raciones son amplias y oscilan entre los 8,75 y los 10,95 euros en función del sabor que prefieras.

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Sin embargo, lo que sería un sacrilegio es acudir a la Bodega de la Ardosa y no pedir, al menos, una ración de su espectacular tortilla de patatas. Su fama es reconocida en todo Madrid por ese estilo poco hecho, con cebolla, que se te deshace en la boca. Ineludible.

Aprovecha la tarde en Malasaña, el barrio de moda en la capital, o pasea por La Latina, Lavapiés –donde encontrarás unas fantásticas croquetas de lacón en Melos junto a sus famosas Zapatillas– y visita El Matadero. Haz lo que te dé la gana pero no te olvides de probar una última croqueta imprescindible antes de regresar a Atocha.

Arzábal – Menéndez Pelayo, 13

Está al lado de El Retiro. Cerca de la puerta de Alcalá. La parada de metro más cercana es Príncipe de Vergara. Toma la calle Menéndez Pelayo y busca esa taberna esquinera que lleva por nombre Arzábal. A primera vista puede dar aspecto de “cerrado”. No te fíes.

Es un restaurante más sofisticado de lo que piensas. La barra no es muy grande y suele estar repleta de gente. Si hace buen tiempo, la terraza es fabulosa y también tiene un buen comedor. Su oferta gastronómica es variada pero en cuanto pruebas las croquetas de ibérico con leche de Oveja Latxa no piensas en otra cosa. Son cremosas y muy sabrosas. Una auténtica maravilla.

Arzabal OK

También tienen croquetas de boletus, cuya ración, como las de jamón, cuesta 13 euros aunque vienen ocho unidades. Puede ser caro a primera vista –la ensaladilla rusa también cuesta 13 euros–, pero esas croquetas lo valen. Al nivel de Vía Vélez. O mejores.

Nada mejor que saborear esa deliciosa tapa mientras se deshace suavemente en tu boca antes de redirigir tus pasos hacia Atocha –puedes cruzar El Retiro a pie en media hora si no tienes prisa– para volver a casa. Te llevarás un magnífico recuerdo.

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