Cómo las patatas fritas se convirtieron en emblema gastro de un país

Guía de uso y disfrute de las patatas fritas belgas: cómo prepararlas y disfrutarlas en cuatro platos esenciales

Se encuentran en las casas y en la calle, se sirven en cucuruchos o en bandejas y se consumen de la mañana a la noche. Parece un plato humilde pero las patatas fritas tienen su arte y en Bélgica son casi una religión, además de formar parte intrínseca de la cultura gastronómica del país.

Según una leyenda que circula desde 1781, en los inviernos más gélidos, cuando el río Mosa a su paso por la región belga de Valonia se congelaba y no se podían pescar los pescaditos que normalmente se freían para comer, los habitantes cortaban patatas emulando su forma y las cocinaban de la misma manera.

Un siglo y medio más tarde los soldados norteamericanos descubrieron las patatas fritas en su ofensiva en Europa durante la Primera Guerra Mundial. A su paso por la actual Valonia y puesto que la zona es francófona, las bautizaron erróneamente como french fries (patatas fritas francesas), nombre por el que aún hoy son conocidas.

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Cómo se prepara la patata frita perfecta

Sea como fuere, lo cierto es que las patatas fritas son belgas y de origen valón. Aunque su receta es sencilla, las auténticas patatas fritas belgas tienen su misterio.

Por ejemplo, la medida, que es de 1 cm por lado. Tampoco vale cualquier variedad: la etiqueta Terra Nostra garantiza la calidad de las patatas producidas en Valonia, entre ellas las variedades clásicas como las charlotte y las nicola, pero también otras como la come de gatte, la ratte y la plate de Florenville.

La receta es sencilla pero tiene sus trucos. Foto Emmanuel Mathez Chez Victor

La receta es sencilla pero tiene sus trucos. Foto: Emmanuel Mathez | Chez Victor.

En cuanto a su preparación, también existen algunos trucos. Así, el tubérculo no se fríe recién cortado, sino que se deja secar para después freir durante 6 minutos a 150º. Tras este primer contacto con el aceite, se dejan secar de nuevo para después volver a freírlas a 175º durante otros tres minutos más. ¿El resultado? Una patata frita dorada, crujiente por fuera y tierna por dentro. Exactamente esa patata de la que no puedes comer solo una.

Cuatro platos de la gastronomía belga con patatas

Aunque se degusten continuamente como snack, las french fries también forman parte de guisos más elaborados en la cocina belga.

Es el caso del mitraillette o routier, sin duda el plato más famoso de la cocina nacional dentro de la comida callejera que en la provincia de Lieja (Valonia) se conoce como routier. Está hecho a base de patatas fritas, carne cocida y salsa al gusto, normalmente de sirope de pera o manzana. Se sirve en una media baguete, dándole un aspecto similar al de un bocadillo.

Otro sencillo pero efectivo plato es que propone un chuletón, normalmente de ternera, acompañado de una generosa ración de patatas fritas. En Valonia, donde también es típico este plato, tienen su propia versión que mezcla la carne y las patatas: las albóndigas a la salsa valona, que normalmente se acompañan con una porción (separada) de french fries. En estes caso las albóndigas se bañan en la típica salsa de la ciudad de Liega elaborada con sirope de pera o manzana.

Patatas fritas con mayonesa. Foto Emmanuel Mathez

Patatas fritas con mayonesa. Foto: Emmanuel Mathez.

No se pueden dejar de mencionar las patatas con mejillones (moules), el plato belga por excelencia, que combina sus dos productos más icónicos: las patatas y los mejillones hervidos. Tradicionalmente, se sirven los dos ingredientes en platos separados, dejando al gusto del comensal el combinar ambos sabores en el paladar.

Por último, los amantes del street food serán felices en toda Bélgica gracias a los puestos callejeros de patatas (o fritkots) una tentación constante con sus conos de patatas condimentantas solo con sal o bien bañadas en mayonesa, la salsa favorita de los belgas.

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