Furvus 2010, un vino que nunca se olvida

Este vino, de Vinyes Domènech, proviene de unas de las bodegas más prestigiosas del Montsant

La familia Domènech, originaria de Falset, es propietaria desde el 2002 de una de las viñas más antiguas de Capçanes, al sur del Priorat (al sureste de Cataluña), amparada bajo la denominación de origen Montsant. La bodega de Vinyes Domènech se presenta en un edificio bioclimático y de arquitectura funcional, integrado en el entorno, que genera electricidad con energías renovables al 90%, donde se aprovecha el agua de lluvia y se recuperan fuentes naturales.

En estas tierras se presentan unas uvas que provienen de unas cepas de unos 40 a 45 años, donde la esencia de su terruño, la armonía de su paisaje, la tipicidad de sus suelos y el frescos de sus bosques hacen que este vino que sea tan especial y único.

No se dejen engañar por su tenue color, ese rojo rubí de intensidad media del Furvus 2010 es donde Vinyes Domènech encuentra la dulzura y la fruta de la garnacha y produce un vino soberbio, elegante y de delicada potencia.

Este vino se produce en un 80% con la variedad garnacha y un 20% de merlot, y ha pasado por un proceso de envejecimiento de 14 meses en barricas nuevas de roble francés y americano. En nariz destaca por los aromas balsámicos como el hinojo y de sotobosque, como el romero y el tomillo, con aromas persistentes de frutas maduras (arándanos y grosellas). Cremoso en boca, el vino presenta taninos suaves y profundos, con un final largo y persistente, donde destacan las sensaciones de mineralidad y afrutados. 

Al Furvus 2010 se sugiere servirlo entre 16 y 18 grados, con una decantación previa de 30 minutos. Y me atrevo a decir que estamos ante un vino femenino, porque como las mujeres de las mitologías antiguas, tiene una presencia que fascina y que nunca se olvida.

 

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