Los secretos de Le Bouchon en el corazón de Barcelona

En el barrio Gótico, el joven chef Harry Wieding despliega fabulosos platos y tapas en el distinguido restaurante del hotel Mercer

Las paredes del barrio Gótico, de Barcelona, guarda secretos en cada rincón. Las paredes de sus edificios más antiguos han sido testigos de amistades y peleas, de amores y odios, de lealtades y conspiraciones.

En una de estas calles medievales, más exactamente en el Carrer dels Lledó 7, se encuentra el Mercer Hotel Barcelona. Ocupa un edificio que –por suerte- ha tenido una excelente rehabilitación, con paredes que datan de la época romana y muros levantados en la Edad Media. Es una verdadera joya de la arquitectura, que en su interior presenta fascinantes toques contemporáneos.

Este hotel 5 estrellas GL Monumento tiene dos restaurante dirigidos por el chef Harry Wieding y el sous chef Marc Ramos. Por un lado tenemos al Mercer Restaurant, de presencia más elaborada y situado en el interior del hotel, que cuenta con un menú degustación por 65 euros.

El otro es Le Bouchon, que a base de tapas y raciones, responde al concepto de gastro bar. El local recupera todo el espíritu popular de las antiguas bodegas de barrio pero con un aire bohemio-chic muy actual, que le da un carácter propio. Allí se pueden contemplar la colección de sifones que convida a hacer el vermut, o las ristras de ajos y tomates de colgar para untar generosamente en las tostadas de pan.

También se pueden ver coloridas cabezas de toro confeccionadas en tela, colgadas en la pared, como si se tratase de trofeos, de un tiempo en el cual la tauromaquia era tema de animadas -y a veces apasionadas- conversaciones entre los parroquianos del barrio. En las paredes, también se despliegan espejos con el elenco de platos escritos a mano y con frases populares, que dibujan sonrisas con su mensaje implícito “con vergüenza ni se come ni se almuerza”.

Un magnífico despliegue gastronómico

El currículum del chef Harry Wieding está cargado de menciones y de un pasado por grandes fogones como Sant Pere del Bosc en Lloret de Mar (Girona) o el barcelonés Estrella de Plata, donde trabajó codo con codo con Dídac Fernández, sitios en los que ha forjado su saber y también su técnica. No en vano fue condecorado en el 2013 por la Academia Catalana de Gastronomía como “Joven chef del año”.

En Le Bouchon he podido disfrutar de varias maravillas, como la ensaladilla rusa que mereció una ovación, las croquetas de queso y patata, para que disfruten los amantes del queso, unas bravas muy bien elaboradas, unos mejillones con un sabor ahumado muy peculiar que los convierten en adictivos, un magnífico recuit de drap (requesón) con anchoas, unos callos de película y un granizado de cereza con jengibre e impregnado en anís, así como unas fresas con nata, como postre.

 

a.
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