Personas, planeta y productividad: Mo de Movimiento reformula el ocio

Sobre los vestigios del Teatro Espronceda de Madrid emerge un titánico proyecto de restauración que pone el foco en las personas y la sostenibilidad

El nuevo refugio de los vecinos enterados del madrileño barrio de Chamberí invita a soñar. En la entrada reciben dos hornos de leña que doran, cada día, decenas de pizzas caseras y, en el otro extremo, un escaparate de grandes panes ecológicos elaborados en su propio obrador. Naranjos de Valencia en la terraza, tinajas, madera y uniformes reciclados. Es Mo de Movimiento y no es un restaurante más.

O, al menos, no solo. Mo de Movimiento (Espronceda, 34;) es la primera incursión empresarial de Proyectos Conscientes. Sus artífices, Felipe Turell y Javier Antequera, sientan las bases de este excepcional modelo de negocio sobre tres pilares tan robustos como su diseño arquitectónico: personas, planeta y productividad. “Nuestro propósito es dar una alternativa a la sociedad de consumo urbano responsable. No se trata de dar de comer, sino de que el ciudadano sea consciente de que su gasto tiene un impacto positivo en su entorno social, medioambiental y económico”.

Del antiguo teatro Espronceda solo queda el esqueleto. Sin embargo, gran parte del material original ha sido transformado en bancos, barras o mesas

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Felipe Turell (Madrid, 1981) nos recibe en la antigua sede de la agencia EFE (Espronceda, 34), en el extremo noreste del barrio de Chamberí. La situación de crisis que ha condicionado la apertura no ha empañado el entusiasmo, ni tampoco la energía, que desprende el equipo de este proyecto de titánicas y sostenibles dimensiones: “Hasta el más mínimo detalle condensa nuestra filosofía. Por ejemplo, la comunidad de naranjos recuperados de Valencia que custodia la terraza es una profunda reflexión sobre el consumo local y es un guiño a nuestro Mediterráneo”, declara este madrileño criado en Barcelona.

Capitalismo consciente

“Del antiguo Teatro Espronceda tan sólo queda el esqueleto original. Hemos reutilizado todo el material original para construir bancos, barras, mesas y resto de mobiliario. Javier y yo hemos apostado por una reforma sostenible e integral de un espacio concebido para el ocio urbano y responsable”, matiza mientras activa un sofisticado sistema de poleas que eleva las puertas de cristal, a tres metros de altura y en paralelo al suelo, que separan la soleada terraza del comedor. Una puesta en escena que sigue sorprendiendo, semanas después de su inauguración, a todo el equipo de sala.

Medidas novedosas que instauraron desde sus inicios, como la eliminación del dinero en metálico o las cartas en papel, han resultado la tónica ahora de la ‘nueva normalidad’

Mo de Movimiento se ha instalado las antípodas de la lógica del discurso capitalista tradicional. Para empezar, sus socios dejaron en manos de una galería de arte la proyección arquitectónica y el diseño del espacio. Nada menos.

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Foto: Mo de Movimiento.

La Galería Machado Muñoz, fundada por Gonzalo Machado y Mafalda Muñoz, concibió el encargo como si se tratara de un comisariado artístico. Y, contra todo pronóstico empresarial, expandieron el movimiento. “Nos entregaron una hoja en blanco con cuatro ideas aparentemente elementales, pero bien planteadas y, sobre todo, pensadas. Después, el diseñador Lucas Muñoz se encargó de delinear el 95% de la estética del espacio. Ha hecho un trabajo artesanal impecable”.

Mo de Movimiento es la primera aventura de Proyectos Conscientes, una empresa que apuesta por modelos de negocio que generen valor social, medioambiental y fusión de talentos. Para ello han recurrido a varios expertos de una heterogénea diversidad de sectores: la constructora de obras singulares Zimenta, al estudio de diseño gráfico Relaja el Coco, al experto en diseño Joan Vellvé, la diseñadora textil Inés Sistiaga, la firma de ingeniería Zetus Soluciones Energéticas, especialistas en sostenibilidad como Cristina Freire y Marcel Gómez y hasta el famoso paisajista Fernando Martos.

Felipe modula emocionado el tono de voz para confiarnos algunas de las claves de Mo: “Muchos dicen que podría ser Nueva York. Pero aquí se respira Mediterráneo. Los naranjos de Valencia no son el único guiño a nuestro mar: las tinajas que cuelgan del techo, los materiales reciclados como el terrazo de la barra y de los bancos, la madera de los asientos o las mesas de la terraza iluminadas por ese sol cenital del mediodía”.

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Foto: Mo de Movimiento.

Espacio para el diálogo

“Abrimos dos semanas antes de la pandemia. Volvimos a cerrar y reabrimos ya en la fase 1, casi tres meses después. Con todo, estamos dando un servicio diario de 400 cubiertos, y sin estar al cien por cien del aforo”. Y eso no es todo. Mo de Movimiento va más allá de la mera experiencia culinaria. “Estamos poniendo en marcha una amplia programación de encuentros, conferencias y desayunos de expertos que están ligados a nuestra línea de pensamiento sostenible. Queremos que sea un lugar para la reflexión”.

Parece que la coherencia es el motor de este nuevo movimiento: tras su paso por la prestigiosa THNK School of Creative Leadership de Ámsterdam, Felipe afirma que “aprendemos día tras día. Para abordar cada asunto, organizamos un equipo experto que dé respuestas concisas. Por ejemplo, gracias a nuestros asesores en sostenibilidad, hemos decidido ser un espacio libre de BPA (uno de los compuestos químicos desaconsejado por la Unión Europea)”. Y sentencia: “Anteponemos siempre la sostenibilidad a la funcionalidad y la estética. Lo más importante de este proyecto es que sabemos cuál es nuestra jerarquía de prioridades”.

Molinos, queserías, granjas… En la medida de lo posible, el producto que emplean se recolecta por la mañana y, horas después, ya está con su cocina

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De estos dos hornos salen cada día decenas de deliciosas pizzas caseras. Foto: Mo de Movimiento.

Personas, planeta, productividad

Desde el principio, se planteó como un proyecto cuya huella ecológica fuera inapreciable. “Es un proyecto de triple P: people, planet and profit” Con estas premisas definidas, Mo de Movimiento “puede convertirse, más adelante, en hotel, marca de ropa o incluso una urbanización. Este es un movimiento sin fronteras empresariales ni geográficas. Nuestro objetivo es la transformación social reformulando la relación del hombre con su entorno urbano y con el objetivo de generar un impacto positivo”.  

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Sostenibilidad integral

Uno de los aciertos de Mo de Movimiento fue adoptar, desde el principio, ciertas medidas que son, precisamente, las que rigen hoy la realidad excepcional que nos asiste. Así, eliminaron el dinero físico –todas las transacciones se hacen con tarjeta de crédito– o las cartas en papel y sus diáfanos baños parecen pensados desde el Ministerio de Sanidad –son amplios, cuentan con la última generación de secadores por sensor y los grifos se activan por pedal–. En la mesa, el agua, filtrada y gratuita, se sirve en jarras de peltre blanco y rojo.

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Foto: Mo de Movimiento.

En el capítulo, ahora sí, gastronómico, los preceptos no pueden ser más concisos. Sus creadores han dedicado un año y medio a recorrer buena parte de la geografía española en busca de calidad y honradez en el producto. “Nuestra idea de proximidad apuesta por pequeños productores nacionales (molinos, queserías, huertas, granjas ecológicas…) sin intermediarios. En la medida de lo posible, el producto se recolecta por la mañana y, horas después, ya está con nosotros. Una vez aquí, lo transformamos. Tratamos de que todas las recetas se elaboren, de principio a fin, en nuestra cocina”.

Su carta viene a ser una oda a ese compromiso medioambiental donde sobresalen, entre otros, el aceite de oliva virgen ECO de campos recuperados de Cuenca, las harinas ecológicas de Sigüenza y Zamora, la burrata de vaca de la quesería vallisoletana Cultivo, de Rubén Valbuena (estrecho colaborador del proyecto), el jamón de cerdos ibéricos salvajes de Extremadura, el pollo ecológico de La Vera y sus verduras procedentes de Motril, Zaragoza o Toledo.

Su oferta de bebidas tampoco se queda atrás: Green Cola, una fórmula griega embotellada en España sin azúcar, vermú ecológico Zarro, kombucha extremeña, un esplendoroso arsenal de destilados ecológicos y nacionales (ginebra gallega, ron navarro, destilados de Huelva, vodka de Formentera…) y el café, el único producto importado, ecológico y de comercio justo, se elabora en colaboración con Supracafé, en un proyecto que además apoya el trabajo de las mujeres caficultoras del departamento colombiano del Cauca.

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Foto: Mo de Movimiento.

Con todo, el precio medio por persona (25€/30€) termina por confirmar que Mo de Movimiento es, sobre todo, coherencia canónica: “Hemos encontrado un productor de parmesano de Galicia. La historia es fascinante: cuando el precio del queso se disparó en Italia, algunas queserías buscaron mano de obra barata en España y les enseñaron a elaborar auténtico parmesano. Y ahora nosotros podemos disfrutar de la maravilla que elabora la quesería Galmesano”, se emociona Felipe.  

Inclusión social: el futuro es de todos

“Si hay una manera de incidir positivamente en la sociedad, es precisamente la de cuidar y fomentar el valor humano”. La tercera dimensión de Mo es la de una ecuánime inclusión laboral. El 50% de nuestra plantilla se nutre de personas en riesgo de exclusión social que hemos ido incorporando gracias a la ayuda de tres entidades colaboradoras: Fundación Tomillo, Asociación Norte Joven y la Fundación Raíces”.

En el segundo piso, de camino a los baños, una puerta pasa desapercibida. Nos invitan a empujarla. Al otro lado, las oficinas de Mo parecen seguir esos mismos preceptos funcionales y sostenibles. Nada de lujos ni de doble moral: materiales reciclados en mesas, estanterías y resto de mobiliario de oficina, las sillas giratorias son de segunda mano y han sido retapizadas con telas antiguas, no hay una igual a otra; y los uniformes son un compendio de ropa rescatada de Cáritas y Humana, que tapan con zurcido japonés marcas, roturas o manchas imborrables.

Alguien ha dicho tarta de queso. Foto Mo de Movimiento.

Alguien ha dicho tarta de queso. Foto: Mo de Movimiento.

Al fondo, un descomunal y viejo tablero de ping-pong hace las veces de mesa de formación para la plantilla: “Me encanta este deporte, lo practico desde hace años. Aunque no lo veas, esta mesa tiene un significado esencial. Siempre he creído que el deporte nos sitúa a todos al mismo nivel. En Mo de Movimiento, tampoco existen los niveles. Todos somos iguales y todos sumamos”.

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