Hangar 7: la apuesta de Red Bull por el arte y la aviación

Aviones de época, helicópteros y coches de carrera confluyen en este singular espacio con restaurantes y exposiciones de arte contemporáneo

Situado en el aeropuerto de Salzburgo, Hangar 7 entraña un espacio multifuncional donde una singular flota de aviones de época, helicópteros y coches de carreras convive con restaurantes y exposiciones de arte contemporáneo. Detrás del cómo y el porqué de Hangar 7 está un hombre, Dietrich Mateschitz, del que dicen es la persona más rica de Austria.

Hijo de maestros acomodados de origen croata, fue en Viena donde se licenció en marketing. La formula de su aprendizaje sumada a su inteligencia natural para los negocios dio como resultado éste rey Midas contemporáneo que convierte en oro todo lo que toca.  

Su trayectoria de ejecutivo en la fábrica de cosméticos Blendax a multimillonario coleccionista de aviones se debe a un viaje de trabajo a Tailandia y a la bebida Krating Daeng, Toro Rojo en español, Red Bull en inglés.

Dietrich Mateschitz ‘dio alas’ a Krating Daeng, el refresco energético de Chaleo Yoovidhya. Tras algunos ‘arreglos’, la bebida salió al mercado como Red Bull convirtiendo a los socios en multimillonarios

El refresco energético más famoso del mundo

El refresco energético comercializado por el tailandés Chaleo Yoovidhya ya gozaba de fama en el sudeste asiático por sus beneficios contra, por ejemplo, el jet lag cuando Mateschitz al probarlo ratificó sus poderes hasta tal punto que en 1984 se unió comercialmente a Chaleo Yoovidhya.

Interior de Hangar7, Salzsburgo. Foto Red Bull.
Interior de Hangar7, Salzsburgo. Foto Red Bull.

Con una inversión de un millón de dólares crearon la compañía Red Bull GMBH, 49% Dietrich Mateschitz, 49% Chaleo Yoovidhya, 2% Chalerm, hijo de Chaleo.

Red Bull y el deporte: una sola ecuación

Durante los primeros años tras la fusión, Dietrich Mateschitz perfeccionó la fórmula de cafeína, taurina, vitaminas del grupo B, azúcares y agua alpina.

Mateschitz perfeccionó la fórmula de la bebida, cambió el embalaje y, basándose en su rompedor lema ‘Red Bull te da alas’ como símbolo de libertad y deseo de triunfar, se enfocó hacia el deporte y la juventud. Y triunfó

Cambió el embalaje y, basándose en su rompedor lema ‘Red Bull te da ala’s como símbolo de libertad y deseo de triunfar, enfocó su campaña comercial hacia el deporte y la juventud. Y triunfó.

Colección de Hangar 7. Red Bull.
Colección de Hangar 7. Red Bull.

Gerhard Berger fue el primer atleta de Motorsports en ser patrocinado por Red Bull -1989-, y el paracaidista austriaco Felix Baumgartner rompió la barrera del sonido con su salto estratosférico -2012- de más de 39.000 metros por encima de la superficie, dentro de la misión Red Bull Stratos.

En 1998 creó The Red Bull Music Academy, compró la escudería Jaguar en 2004, cuatro equipos de fútbol en 2005 y, en 2006 el actual Red Bull de Nueva York.

Su agresiva estrategia que equipara la bebida con retos extremos fue un éxito fulminante. Tanto que el 2017 finalizó con una venta de más de 6.300 millones de latas en 171 países

Fliying Bulls

El visionario Dietrich Mateschitz tuvo otro encuentro tan acertado como el de Chaleo Yoovidhya. Esta vez el enlace no fue un refresco energético sino el mundo de la aeronáutica que siempre le fascinó.

Flota Flying Bulls
A medida que crecía la flota de Flying Bulls, se hacía necesario un espacio para alojarla. Foto Red Bull.

Cuando conoció al piloto de Tyrolean Airways Siegfried (Sigi) Angerer, éste, en su afición por los aviones de guerra, acababa de localizar un North American T-28B Trojan que llevó a Innsbruck para restaurar.  

Poco mas tarde, añadió a su colección el legendario Chance Vought F4U Corsair, lazo de unión entre piloto y empresario, que lo utilizaron para publicitar el lema ‘Red Bull te da alas’. Acababa de gestarse la idea para los Flying Bulls, cuya compañía se creo en 1999.

Al tiempo que la bebida conquistaba el mundo, lo mismo hacía la bella flota de los Flying Bulls a la que había que buscarle un alojamiento de su categoría

Hangar 7

Hangar 7 se planificó en octubre de 1999 para guardar los Flying Bulls que no cabían ya en el aeropuerto de Innsbruck. Diseñado por el arquitecto austriaco Volkmar Burgstaller, comenzando su construcción en Salzburgo a principios de 2001, fue inaugurado oficialmente el 22 de agosto de 2003.

Su vanguardista estructura emula un ala de avión. Las 1.200 toneladas de acero y 380 de vidrio empleadas en su construcción se extienden 100 m de longitud, 15 m de altura y 67 m de ancho.

Aviones, helicópteros y coches de carreras conviven en Hangar 7
Aviones, helicópteros y coches de carreras conviven en Hangar 7. Foto Red Bull.

Si los indiscutibles protagonistas del Hangar 7 son los aviones, de época, los helicópteros y los coches de carreras, sus cristalinas paredes también acogen exposiciones, dos bares y un restaurante.

Es el caso de Ikarus, galardonado con una estrella Michelín y que tiene la particularidad de traer cada mes un chef de reconocimiento internacional que cambia la carta y el estilo del restaurante.

El bar Tres-sesenta y Mayday colgado de la cúpula del techo es receptáculo de exposiciones de arte contemporáneo y abarca los 360 o que permiten observar al detalle la fascinante maquinaria del hangar.

Restaurante Ikarus. Hangar 7.
Restaurante Ikarus. Hangar 7. Foto Red Bull.

Por último, Carpe Diem, en la planta baja ofrece exquisitos cócteles, postres y cafés, pero también otro punto de vista del local multifuncional que recibe 200.000 visitantes al año.

Hangar 7 exteriores. Red Bull.
Hangar 7 exteriores. Foto Red Bull.

a.
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