La ciudad del Amazonas creada a imagen y semejanza de París

La fiebre del caucho transformó a Manaos en un reflejo de París, con teatros, edificios públicos y mansiones que no tenían nada que envidiar a las de Europa

En el corazón del Amazonas, donde los ríos Negro y Solimões se unen sin mezclarse, se levanta una ciudad de dos millones de habitantes que, hace un siglo y medio, se convirtió en una de las más poderosas del mundo. Es Manaos, la metrópoli brasileña que durante medio lustro fue considerada como la París del trópico.

La razón por la que una villa en medio de la jungla se haya convertido en un faro de ostentación se debe al caucho.

La fiebre del caucho

El látex que se obtiene de la savia del árbol seringueira era conocido desde el siglo XV, pero recién a fines del siglo XIX, y sobre todo con la expansión de la industria del automóvil, generó una fiebre productiva que convirtió a Manaos en una potencia económica.

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O mejor dicho: la alta burguesía de Manaos, que rápidamente creció con la llegada de inversores y buscadores de fortuna de Brasil y Europa, se enriqueció; mientras que gran parte de la población siguió viviendo en las mismas condiciones de pobreza. Es más, esta industria generaría condiciones de trabajo para indios y negros propias de la esclavitud.

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El Teatro Amazonas se construyó con materiales importados de Europa. Foto: Wikipedia

Reflejo de París

Pero eso poco le importaba a los capitanes del caucho. Para demostrar su poder e influencia comenzaron a construir residencias que miraban a la ciudad que se consideraba como modelo de elegancia, cultura y modernidad: París.

Manaos tuvo alumbrado eléctrico y tranvía antes de São Paulo y Río de Janeiro, y su teatro lírico fue uno de los más imponentes del mundo

La ciudad tuvo alumbrado eléctrico y tranvía antes de São Paulo y Río de Janeiro, sus calles más importantes fueron revestidas de adoquines, y el centro fue el campo de pruebas del gobernador Eduardo Ribeiro para sus reformas urbanísticas, con avenidas con boulevares, elegantes plazas y fuentes.

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La cúpula es un homenaje a la bandera de Brasil.

El teatro más espectacular

La joya de la corona fue la construcción del Teatro Amazonas. Demoró 20 años, pero cuando Enrico Caruso cantó en la función inaugural en 1897 Manaos sintió que tocaba el cielo con las manos.

El centro lírico fue diseñado en un estilo belle-époque, con gran parte de sus materiales importados de Europa: candelabros de cristal de Murano, escaleras y estatuas con mármol de Carrara, paredes de acero fabricadas en Gales e Inglaterra, lámparas de Sèvres, azulejo de Limoges y una cúpula de 36.000 tejas de colores provenientes de Alsacia que representan a la bandera de Brasil.

Sí, también se usaron elementos autóctonos, como las maderas de la Amazonia; pero antes fueron despachadas a los talleres británicos para que las corten y den forma.

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El Mercado Adolpho Lisboa se construyó imitando a Les Halles. Foto Wikipedia

Mercados y residencias

Otros edificios siguieron sus huellas. El Mercado Adolpho Lisboa fue construido por el estudio de Gustav Eiffel inspirado en Les Halles de París.

El Teatro Amazonas se construyó con materiales importados de Europa. Incluso las maderas extraídas del Amazonas fueron trabajadas en talleres británicos

Su interior es un vergel de sonidos, aromas y colores, donde se reúnen los residentes para comprar y hacer negocios, y en donde se venden pescados y frutas de variedades nunca vistas en Europa.

También es para destacar el Palacio Rio Negro, la fastuosa residencia de uno de los barones del caucho, Waldemar Scholz, fue luego fue sede del gobierno de Amazonas, y que ahora es un centro cultural.

La mansión, construida con mármoles europeos y árboles brasileños y con un hermoso jardín de árboles y flores, refleja el poder que tenían los industriales locales.

En la visita a la ciudad también se puede ver el exterior de la Aduana y su famoso faro, un edificio prefabricado en Inglaterra y montado sobre el margen del Río Negro en 1902, en una estructura pensada para no ser engullida por las crecidas fluviales, que pueden elevar el nivel de las aguas en 10 metros.

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El Palacio Rio Negro, residencia de uno de los barones del caucho. Foto Wikipedia

La decadencia

Pero la riqueza nunca es eterna. En 1876 un comerciante inglés se llevó de contrabando semillas del árbol seringueira y las plantó en la selva de Malasia. Al cabo de pocas décadas se comprobó que el caucho malayo era de mejor calidad y más barato de producir.

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Hacia 1920 la fiebre del caucho había desaparecido. Las grandes fortunas volaron a otros destinos, las residencias quedaron abandonadas y el Teatro Amazonas cerró sus puertas cuatro años más tarde.

Tras la Segunda Guerra hubo un breve resurgimiento de esa industria, pero no fue igual. De todas maneras Manaos siguió creciendo, y actualmente es la séptima ciudad más importante de Brasil, con dos millones de habitantes.

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Vista de la aduana de Manaos.

La reapertura del teatro

Sin embargo gran parte de sus edificios construidos en los años dorados siguen en pie. Incluso algunos han reabierto sus puertas, como el Teatro Amazonas, que desde 1997 funciona de manera regular, en parte gracias a la creación de una orquesta filarmónica.

Para este año, programaron una serie de conciertos especiales en honor al 250 aniversario de Beethoven.

Hotel boutique Juma Opera

Residencia centenaria convertida en el hotel boutique Juma Opera.

Varias residencias se reconvirtieron en elegantes hoteles boutique, y desde su puerto hacen escala cruceros de lujo que transitan por el río más largo del mundo. Algunos llegan hasta su desembocadura en el Atlántico, a 1.450 kilómetros de distancia, en un curso lleno de color y exotismo como pocos cursos fluviales del mundo pueden ofrecer.

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