La elegante tradición del baile que hizo grande a Viena

El próximo 28 de febrero Viena acoge Baile de la Ópera, el evento cumbre de la tradición del vals que tiene más de 200 años de vida

Quien pasee por Viena se puede sorprender por la cantidad de elegantes personas de frac y vestidos largos que van, apurando el paso ante el frío, hacia un salón de baile. Los valses en la capital de Austria son una tradición de más de 200 años que generan un volumen económico de 145 millones de euros.

Se calcula que más de medio millón de personas participan en los tradicionales bailes de salón en Viena, que se condensan en una apretada agenda de más de 500 eventos a lo largo del año, pero con una mayor presencia durante el invierno.

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De hecho casi no hay gremio profesional austríaco que no tenga su baile propio en esta ciudad, desde los cafeteros hasta los periodistas, pasando por los médicos, juristas, floristas, bomberos e incluso los magos y los deshollinadores.

Casi todos los gremios y círculos profesionales de la ciudad organiza, en algún momento del año, un baile de valses

Asimismo, las más diversas agrupaciones y regiones celebran su día de danza en Viena, en el marco de un denso calendario que desborda los límites de una larga temporada de carnaval con su apogeo en enero y febrero, y su punto culminante: el famoso Baile de la Ópera de Viena, que se celebra este año el 28 de febrero.

El Baile de los bailes

Como todos los años, el llamado Baile de los bailes es inaugurado en medio de una gran expectativa mediática por el presidente federal del país en el célebre teatro lírico ante unos 5.000 asistentes.

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Los valses de Viena son uno de los mayores acontecimientos sociales.

Entre ellos, habrá numerosas estrellas famosas y destacadas personalidades de la alta sociedad, del mundo de la política, la economía y de la cultura. Más de 20.000 euros cuesta aquí una entrada con derecho a un asiento en uno de los codiciados palcos.

La repercusión económica del vals

Los cientos de bailes se han convertido en un importante factor económico para esta ciudad, destaca a Efe Markus Griessler, director del departamento de Turismo y Ocio de la Cámara de Comercio de Viena (WKW, en sus siglas en alemán).

“Los bailes avivan y benefician a una gran variedad de segmentos de la economía en esta época del año”, subraya

Entre entradas, alquiler de trajes, clases de baile y gastronomía en la ciudad se mueven más de 145 millones de euros con los valses

Al coste de las entradas se añaden gastos de gastronomía, peluquería y cosmética, alta costura, alquiler de trajes, transporte en taxi y otros servicios, que en su conjunto sumarían unos 145 millones de euros en facturación, calcula la WKW.

La curiosa fecha de inicio

Si bien los más importantes bailes se celebran en los meses de enero y febrero, la temporada vienesa empieza mucho antes, concretamente a las 11:11 horas del 11 de noviembre de cada año, minuto que da el pistoletazo oficial de salida al “tiempo de los bufones”, con la llamada “Danza en el Carnaval”.

Se trata de una fiesta al aire libre en el corazón de la ciudad, organizada por las 25 escuelas de baile de Viena, a la que puede acudir todo el que desee unirse a la cuadrilla más grande del mundo.

Se calcula que unos 250.000 austríacos visitan al menos una vez por semana una escuela de danza para estar a la altura y no dar pasos en falso con el vals, pero también con las polcas, el tango o la rumba.

Aprender a bailar y comportarse en sociedad

Esas instituciones también ofrecen, cada vez más, cursos instantáneos para los impacientes, una tendencia que se viene imponiendo junto a la expansión de ofertas en internet, así como bolsas de personas que buscan acompañantes de danza.


El vals es una compleja relación de baile y reglas de etiqueta.

Pero solo en las tradicionales escuelas se aprenden las estrictas normas de etiqueta y los modales decimonónicos, como el besamanos o la genuflexión, ineludibles en la mayoría de las galas en los suntuosos y barrocos palacios de la época imperial.

Una tradición bicentenaria

Algunas fuentes aseguran que esta tradición se remonta al Congreso de Viena de 1814/1815, tras el encuentro diplomático internacional que negoció el nuevo orden en Europa tras las guerras napoleónicas.

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De ahí surge la legendaria frase “El Congreso baila”, en alusión a las despilfarradoras veladas a las que se entregaron durante semanas los regentes europeos.

El Baile de la Universidad Técnica se precia de ser el más antiguo de Viena (1815), mientras que el más joven, el Baile Austríaco del Espacio, espera repetir este fin de semana el gran éxito de su primera edición, realizada el año pasado.

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Además del baile hay que seguir unas estrictas reglas de cortesía.

Para la actual temporada, se predice que el número de asistentes a los bailes batirá un nuevo récord histórico, con unas 515.000 personas, un 15 % más que hace solo ocho años.

Bailes para todos

El gremio que según la tradición trae la suerte en Austria, los deshollinadores, tienen el honor de que su baile sea el primero de la temporada, ya en noviembre.

A su vez, el mayor prestigio recae sin duda en el de la afamada Orquesta Filarmónica de Viena que lo celebra en el Musikverein, donde cada primero de enero tiene lugar el conocido Concierto de Año Nuevo.

El ‘baile por la vida’ es el más estrafalario pero el más solidario de los bailes de salón

Aunque la temporada de los bailes vienesa termina oficialmente el Miércoles de Ceniza, hay algunos que se han instalado en las semanas posteriores, ya en plena primavera, como el “Concordia Ball” (de los periodistas) o el Life Ball (Baile por la Vida).

A beneficio

El Ayuntamiento de Viena, con sus grandes arcadas neogóticas, es el escenario de ambos, de los cuales el último, un evento de beneficencia para la lucha contra el SIDA, es sin duda el más estrafalario y el de más “glamour” de todos.

Es así como esta vieja tradición no solo sigue viva hasta el siglo XXI, sino que su popularidad va en aumento, algo que reflejan las cifras de los empresarios vieneses.

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