La forma más lenta (y encantadora) de descubrir la India profunda

El tren Kalka-Shimla necesita más de cinco horas para recorrer 100 km en los valles del Himalaya, en un convoy que apenas ha cambiado en un siglo

Es tan pequeño que parece un tren de juguete. Con casi 120 años subiendo por las montañas de los valles del Himalaya, el ferrocarril Kalka-Shimla es una tentación para los amantes de los trayectos relajados, sin prisas, donde lo importante no es llegar sino viajar.

Este tren parte recorre parte del norte de la India. El punto de partida es el pueblo de Kalka, en el estado de Haryana, a 658 metros sobre el nivel del mar, y desde allí emprende un lento ascenso de 5,25 horas hasta Shimla, la antigua capital de verano del gobierno colonial británico, en los 2.075 metros.

Un viaje a ritmo de caracol

Son casi 100 kilómetros, pero el convoy necesita 5,25 horas para trepar por los cerros, en un trayecto de trocha angosta impulsado por una locomotora de vapor, aunque cada tanto también se usa una diésel.

El trayecto Kalka-Shimla es una obra maestra de la ingeniería ferrovaria, con un trazado de más de 100 túneles

El encanto del viaje lo llevó a ser catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. A lo largo del trayecto, el tren pone todos sus esfuerzos para pasar por 103 túneles y 988 puentes, entre ellos el Número 541, cerca de la estación de Kanoh, que con sus 34 arcos a 23 metros de altura es el más alto de la India.

 Las estaciones del trazado están congeladas en el tiemo. Foto: Tlspamg - Pixabay

 Las estaciones del trazado están congeladas en el tiempo. Foto: Tlspamg – Pixabay

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Las estaciones no tienen nada que ver con los centros ferroviarios de las ciudades indias, donde las multitudes se cruzan en una caótica coreografía entre andenes, vagones, comercios, entradas y salidas.

Aquí las 20 paradas parecen de un parque temático, con pocas personas esperando al convoy, y que mantienen intacta la arquitectura de los ferrocarriles británicos de principios del siglo XX.

 

Por los valles del Himalaya

A lo largo del viaje el tren atraviesa los bosques de los estados de Haryana e Himachal Pradesh, donde los valles se intercambian con los desfiladeros, y siempre con el macizo del Himalaya que se levanta como un vigilante silencioso y omnipresente.

Shimla fue la ciudad elegida por los gobernantes británicos para instalar su capital de verano, gracias a las temperaturas más frescas que las del resto del país

El punto de llegada es la ciudad de Shimla. Antes de la llegada de los británicos era un pueblo con algunos templos y poco más, pero los gobernantes la eligieron por su clima inglés’, que les permitían huir del tórrido verano de Calcuta.

Kalka tren foto Christopher Porte   Flickr

En el tren a Shimla hay que tener cuidad con los monos ladrones. Foto Christopher Porte-Flickr

Influencia británica

El ferrocarril conectó a este pueblo aislado por las montañas, a donde solo se podía llegar en carruajes o a lomos de caballo. Con la llegada de este medio de transporte aterrizaron la burocracia virreinal, los diplomáticos y los escritores como Rudyard Kipling, que dotaron a Shimla de edificios y templos de estética neo gótica.

La presencia británica dejó edificios de estética neo gótica en Shimla. Foto: Steven Zewerink

La presencia británica dejó edificios de estética neo gótica en Shimla. Foto: Steven Zewerink

Este tren no tiene el lujo del Expreso del Maharajá y de otros ferrocarriles de glamour de la India. Pero su primera clase es bastante cómoda, con coches para ocho a 22 pasajeros, con aire acondicionado, y a un precio de solo ocho euros.

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Como novedad, la compañía presentó el servicio Him Darshan Express, donde los coches cuentan con claraboyas en el techo que permiten obtener hermosas panorámicas de los valles y de las montañas nevadas del Himalaya.

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