La Generalitat hace un mes que frena el convenio por Boí-Taüll

El administrador concursal tiene atado un acuerdo con las entidades financieras con tres escenarios diferentes

El fin del concurso de acreedores de Boí-Taüll empieza a tomar forma. Tras varias semanas de reuniones, el adminsitrador concursal tiene encima de la mesa una propuesta de convenio que parece convencer a las entidades financieras (Bankia, CatalunyaCaixa, CAM y La Caixa). Sin embargo, aún queda un último fleco: la Generalitat, a través del Institut Català de Finances (ICF).

Pese a que el Govern ha manifestado repetidas veces su interés por salvar la estación –la empresa significa el 66% del PIB de la comarca del Alta Ribagorça (Lleida)–, lo cierto es que el ICF no está dispuesto a renunciar a los créditos hipotecarios. Según fuentes conocedoras de la negociación, hace un mes que no se sientan a negociar con los implicados.

En este sentido, las mismas fuentes indicaron que incluso se ha intentado dar ciertos privilegios a la Generalitat sin éxito alguno. Por eso, en las últimas semanas ha cobrado fuerza la posibilidad entres las diferentes partes del concurso de que el Govern bloquee el acuerdo concursal y fuerce la liquidación de la estación. En este escenario, es cuando Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya presentaría una eventual oferta para gestionar la estación.

Tres escenarios

La propuesta de convenio, que la semana que viene se debería presentar ante el titular del juzgado mercantil número 5 de Barcelona, ofrece tres escenarios posibles. El primero, mantener el montante total del pasivo intacto –unos 40 millones de euros– y alargar el plazo de pago a 15 años. La segunda alternativa es realizar una quita del 40% sobre el pasivo y prolongar el plazo de pago a 10 años con los dos primeros de carencia. La última posibilidad vuelve a dejar intacta el pasivo pero a diez años con la posibilidad de concurrir en préstamo participativo que vencería en el décimo año.

El acuerdo se cierra a contra reloj porque la estación tiene que someterse durante el verano a los habituales trabajos de mantenimiento antes de la temporada de nieve para poder abrir. Sin esta puesta a punto, el futuro de Boí-Taüll está en el alambre.

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