La playa de Di Caprio se queda sin agua

Las islas de Phi Phi, donde se filmó La Playa, apenas cuenta con reservas de agua potable por la alta presión del turismo

El cierre de la playa de Maya Bay, en las islas tailandesas de Phi Phi, permitió evaluar el impacto ecológico que tuvo el turismo en este archipiélago. Y es peor de lo esperado: según expertos de la universidad de Kasetsart, el exceso de visitas agotó las reservas de agua potable.

Estas islas saltaron a la fama cuando Danny Boyle filmó La Playa en el 2000, con Leonardo Di Caprio. Desde ese entonces cientos de miles de turistas cada año desembarcaban en botes sobre las arenas blancas y las aguas turquesas, y con ellos llegaban vendedores ambulantes, chiringuitos de comida y todo el movimiento comercial que acompaña a la marea de visitantes.

Ante las denuncias por el impacto ecológico el gobierno tailandés decretó la prohibición de las visitas. Se suponía que la medida iba a durar cuatro meses a partir de junio, pero el veto sigue imperando de manera indefinida.

El turismo agotó el agua potable

La semana pasada el video de unos tiburones nadando en los arrecifes de Phi Phi fue celebrado por organizaciones ambientalistas como un síntoma de la recuperación del ecosistema.

Pero la alegría duró poco: las autoridades de las islas solicitaron la ayuda del gobierno tailandés para afrontar una crisis por la falta de agua potable.

Los acuíferos de agua potable de Phi Phi están contaminados por agentes patógenos, plásticos, metales pesados y restos de protector solar

Las investigaciones de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Kasetsart revelaron que la presión turística redujo drásticamente las reservas de agua.

Además descubrieron que la red potable está contaminada con aguas residuales, porque se perforaron pozos en los acuíferos que están infectados con agentes patógenos dañinos y metales pesados, además de plásticos y restos de protectores solares, en vez de instalar cañerías para acarrear agua desde fuentes más limpias.

Qué hacer ante la crisis

El exceso de consumo llevó a que los acuíferos subterráneos sean invadidos por el agua salada del mar, lo que complica la provisión del líquido para la comunidad local, que solo cuenta con dos fuentes de agua potable.

Una de las soluciones que se barajan para recuperar la normalidad es que los visitantes de Phi Phi se limiten a 27.000 personas al día, y que los comercios instalen sistemas para atesorar agua de lluvia y montar sistemas para regenerar y reutilizar las aguas residuales.

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