Arte y literatura laten en los cafés más míticos de El Cairo

Entre los 5.000 cafés de El Cairo hay varios establecimientos famosos por su rica historia, su decoración o por ser un imán para escritores y pensadores

La vida cultural, social y política de El Cairo transcurre por sus cafés, una forma de vida que se repite en Madrid, París o Estambul. Varios de los 5.000 locales censados cuentan con una rica historia a sus espaldas, sitios donde un Nobel se sentaba en el mismo lugar o que vieron nacer revoluciones en sus mesas.

A todas horas se verá gente en los cafés de la capital egipcia, aunque a partir del atardecer es cuando conseguir un sitio es un desafío a la paciencia. El tabaco, las pipas de agua, los juegos de mesa y las discusiones (con los televisores que trinan como las bocinas del tránsito infernal) son parte del paisaje de cada local.

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Café Riche.

La cuna del panarabismo

Uno de los cafés históricos más recomendados es el Riche, que sigue conservando su estilo francés de principios del siglo XX. Decorado con fotografías de blanco y negro, algunas de ellas señalan que en sus mesas un tal Gamal Abdel Nasser emprendería las arengas que años más tarde desembocarían en la revolución que dio nacimiento al Egipto moderno.

En las mesas del Riche el oficial Gamal Nasser gestó la revolución que le llevaría a promover el panarabismo en la región

Detalle para los occidentales: en un país de fuerte tradiciones árabes, este es uno de los pocos cafés que venden cerveza.

El favorito de Napoleón

El café El-Fishawy, dice la tradición, fue el favorito de Napoleón cuando el joven militar corso estaba a punto de saltar al poder en Francia. Este es uno de los puntos clave de la vida cultural de la ciudad.

Decorado con un estilo retro cuenta con espejos con elaborados marcos de madera, lámparas que apenas emiten luz entre los vidrios de colores y pesadas columnas.

En el Fishway las mujeres egipcias pueden ir a tomar un café sin sentir miradas desaprobatorias de los hombres

Este era el café favorito del escritor Naguib Mahfouz, premio Nobel de Literatura 1998, que con su pluma reflejó la vida cotidiana de la ciudad. Siempre se sentaba en el mismo sitio, apuntan los clientes habituales.

Este es uno de esos cafés del centro de la ciudad donde las mujeres egipcias pueden ir a tomar algo sin sentir la desaprobación de los hombres. Al figurar en todas las guías es territorio turístico, por lo que hay que armarse de paciencia para conseguir lugar por la noche.

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Café Fishawy.

Más cafés literarios

La veta de meca literaria es compartida por otros cafés de El Cairo, como el Ali Baba, donde también solía sentarse Mahfouz, a la vuelta de la plaza Tahrir.

El Ritz, el Souk al-Hamidiya, el Orabi y el Al Bosta también cuentan con intelectuales con ganas de polemizar, vecinos que pasan las horas leyendo el periódico y parroquianos que hablan sobre todo y nada mientras fuman pipas de agua.

Aire a taberna de pueblo

En el Felfela el murmullo de los clientes se mezclan con los cantos de los pájaros encerrados en jaulas que cuelgan del techo, mientras los primeros se distraen con el típico hosnia, el desayuno egipcio de huevos, judías y crema.

La revuelta de militares egipcios contra el poder anglo-francés en 1879 nació en las mesas del café Horreya

Su recargada decoración rústica recuerda a una taberna de pueblo, con techos de madera, luces que se filtran de lámparas de colores y una recomendada atmósfera relajante.

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Café El-Horreya.

Otra revolución en el café

ElHorreya parece detenido en 1930. Era el lugar favorito de los oficiales ingleses cuando gobernaban al país de las pirámides, y su historia se puede percibir en sus paredes y mesas de mármol. Fue en este lugar donde el oficial egipcio Ahmed Ourabi encabezó una rebelión en 1879 contra el poder anglo-francés imperante.

Como aquí no sirven comida, los camareros no miran mal si uno se acerca con un par de shauramas, unas tortas de carne y vegetales que se pueden comprar en los comercios cercanos.

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