Luang Prabang: la joya desconocida de Laos

Antigua capital del reino de Lang Xang, la belleza de sus templos y grutas a los pies del Mekong rivaliza con los atardeceres más impactantes del país

No hay viajero que haya visitado Luang Prabang y no lo cuente con pasión, esa que solo aparece cuando regresamos de un lugar que ha superado muchísimo nuestras expectativas y al que querríamos volver pronto. En este rincón del norte de Laos confluyen templos maravillosos, grutas en montañas milenarias, paseos y atardeceres de ensueño a la orilla de un crecido Mekong y la posibilidad de degustar las delicias tradicionales de un país tan mágico como desconocido.

A Luang Prabang también se la conoce como ‘la Ciudad de Oro’, y es que son muchos los templos y palacios que muestran su esplendor con dorados en prácticamente todas sus caras. Destaca entre ellos el Palacio Real, la antigua residencia de los monarcas laosianos de principios del siglo XX, y que hoy acoge un museo con antiguos objetos de la familia real, regalos hechos a Laos por otros países, objetos religiosos…

A Luang Prabang también se la conoce como ‘la Ciudad de Oro’, y es que son muchos los templos y palacios que muestran su esplendor con dorados en prácticamente todas sus caras

En el mismo complejo del palacio se encuentra el templo Wat Mai, que es el más grande de la ciudad y que se levantó en 1796. Hoy sigue operativo y, como ocurre con otros templos del centro de Luang Prabang, en él conviven monjes de diferentes edades, que tiñen de azafrán el paisaje con sus togas y que no dudan en tocar instrumentos durante todo el día.

Palacio real de Luang Prabang, Laos. Foto Sergio Cabrera.
Palacio real de Luang Prabang. Foto Sergio Cabrera.

Estos monjes protagonizan el ritual diario de la entrega de limosnas, al amanecer, en las puertas de todos los templos, recibiendo comida y ofrendas de los fieles.

Sisavangvong

Prácticamente todo lo que interesa en la ciudad se encuentra a lo largo de Sisavangvong, la calle principal. Frente al palacio real comienzan unas escaleras que ascienden hasta el monte Phousi, con unas increíbles vistas de la localidad, los valles que crea el Mekong y las montañas. En el ascenso hay que parar a admirar el coqueto templo de Pa Huak, de un verde esmeralda intenso.

Al caer el sol, la arteria principal de Luang Prabang se convierte en un gran mercado nocturno donde los tenderetes forman un hermoso juego cromático de rojos y azules

Todo ello durante el día porque, al empezar a caer el sol, la arteria principal de Luang Prabang se convierte en un gran mercado nocturno donde los tenderetes forman un hermoso juego cromático de rojos y azules. Bajo esos toldos, baratijas, regalos, telas y todo tipo de objetos están al alcance de los viajeros por unos cuantos kip, la moneda de Laos, regateo mediante.

Mercado nocturno. Foto Flickr Cohn.
Mercado nocturno. Foto Flickr Cohn.

Los más interesados en la sostenibilidad de los artesanos locales pueden comprar objetos auténticamente laosianos, y no ‘made in China’, si buscan las etiquetas y sellos que garantizan que lo que nos llevamos a casa fue hecho por empresas locales.

El mercado se divide en dos áreas: la de compras, bajo los toldos, y la de restauración, en las calles perpendiculares a Sisavangvong, entre esta y el río. En sus puestos de comida, alineados uno tras otro, dejando uno de los márgenes a mesas comunales, se puede comer casi de todo, pero es imprescindible decantarse al menos una noche por los pescados a la brasa. Sencillamente, deliciosos.

Una visita imprescindible es la que nos lleva a las cuevas de Pak Ou, unas grutas en montañas kársticas donde se guardan más de 4.000 estatuas de Buda

Atardecer sobre el Mekong. Foto Sergio Cabrera.
Atardecer sobre el Mekong. Foto Sergio Cabrera.

Espectáculo en el Mekong

Un plan perfecto es acercarse a la orilla del río poco antes del atardecer y disfrutar de una cerveza laosiana antes de cenar mientras el sol se pone por detrás de las montañas.

La escena es sublime, con un Mekong que se vuelve dorado, rojo, naranja… en tonos que se van tornando magenta y morado hasta ahogarse en la oscuridad de la noche. Irse a cenar o a pasear por el mercado tras esa escena ya nos asegura que la jornada ha merecido la pena.

Sin embargo, algunos de los planes más atractivos en Luang Prabang no se disfrutan en su centro histórico, sino a algunos kilómetros al norte y al sur, respectivamente. El primero de ellos es la visita a las cuevas de Pak Ou, unas grutas en montañas kársticas donde se guardan más de 4.000 estatuas de Buda. Es impresionante la vista al acercarse a ellas, con paredes verticales de más de 300 metros, y en sus huecos, las estatuas.

4.000 estatuas de Buda

Para llegar, la mejor opción es remontando el Mekong en dirección norte. Es un paseo tranquilo y bonito por uno de los ríos más emblemáticos de Asia, con postales diferentes en ambas orillas a lo largo de la travesía. Eso sí, tendremos que estar en la zona del puerto fluvial de la ciudad a las 8 de la mañana, pues es la hora en la que zarpan la gran mayoría.

Cuevas de Pak Ou, en Laos. Foto Sergio Cabrera.
Cuevas de Pak Ou, en Laos. Foto Sergio Cabrera.

A partir de las 9.30 horas, solo los grupos de más de cinco personas tendrán un precio parecido al de los más madrugadores, pues los barcos se alquilan completos y es difícil encontrar turistas que viajen solos y quieran agruparse justo en ese momento.

Las cuevas se dividen en dos partes. La primera es fácilmente asequible y es la gruta más amplia y luminosa. La segunda, más arriba en la montaña, tiene algo de dificultad, en tanto que hay que subir bastantes escalones y, al llegar, no hay iluminación, por lo que hay que darse luz con las linternas de los móviles si queremos ver algo. El precio de la excursión, como casi siempre en Laos, habrá que negociarse ‘in situ’ o pagar lo que nos pidan en la agencia de viajes local.

Chapuzón en las cataratas Kuang Si

El segundo de los planes, al sur, es el chapuzón en las cataratas Kuang Si. Algunas tienen hasta más de 60 metros de altura y van formando pequeñas lagunas de aguas de intenso color verde y turquesa a sus pies, donde podemos bañarnos tranquilamente.

Cataratas Kuang Si. Foto Sergio Cabrera.
Cataratas Kuang Si. Foto Sergio Cabrera.

Además de las lagunas, senderos para hacer trekking, pequeños puentes en los que hacer mil fotos, una pequeña reserva de osos… sorprenden al viajero. Es posible pasar aquí el día entero, y puede que aun nos sepa a poco. La entrada a Kuang Si cuesta unos 20.000 kip (2,25 euros), a lo que hay que añadir el tuk tuk o el taxi para llegar y volver de allí (unos 25 km desde Luang Prabang).

Además de las lagunas, senderos para hacer trekking, pequeños puentes en los que hacer mil fotos, una pequeña reserva de osos… sorprenden al viajero en Kuang Si

El mejor modo de llegar a Luang Prabang es en avión. Los vuelos son relativamente baratos desde Bangkok con Air Asia (alrededor de 100 euros ida y vuelta) o desde Vientián, la capital de Laos, con alguna de las aerolíneas locales, bien Lao Airlines o Lao Skyway (a las que no hay que tener miedo, pues son bastante seguras y con un servicio de calidad, así como mucho más puntuales que otras aerolíneas del Sudeste Asiático).

En el caso de vuelos nacionales, el precio de un día para otro sigue siendo bajo, por lo que podemos ahorrarnos las 14 horas de autobús desde Vientián por apenas 30 euros el trayecto (o menos incluso en caso de cogerlo con mucha antelación). También hay vuelos directos con Hanoi, Chiang Mai y Siem Riep, por si queremos hacer ruta por la región.

Monjes budistas en Luang Prabang. Foto Sergio Cabrera.
Monjes en Luang Prabang. Foto Sergio Cabrera.

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