Llegar al Parque Olímpico de Río, prueba de obstáculos para los turistas

Alcanzar al corazón de los Juegos Olímpicos un desafío para los visitantes al no estar claro si se completara la estación de metro

Llegar al corazón de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro será un desafío para los turistas y aficionados cariocas aunque se complete una ampliación del metro. Las cosas podrían ser incluso peores, pero, si las autoridades deben recurrir a un plan B para aumentar el número de autobuses con destino a las competiciones deportivas.

Además, el coste del viaje en los vehículos destinados a las competiciones es tan caro en relación con los billetes comunes que los expertos sostienen que el público podría volcarse a utilizar coches particulares, lo que convertiría al tránsito en un infierno.

La conclusión de la Línea 4 del metro, que lleva al área donde se concentra la mayor parte de las instalaciones deportivas, estaba prevista para el 1 de julio, pero problemas técnicos en la obra y falta de recursos retrasaron su apertura al 1 de agosto, apenas cuatro días antes de la inauguración de los Juegos.

A menos de un mes del inicio de los Juegos, no es posible saber si el metro estará o no listo

Si se inaugura, el metro olímpico igualmente funcionará de forma limitada, tanto en capacidad como horarios, lo que podría dejar al público varado por largos períodos. Además, el subterráneo sólo llegará a la entrada de Barra da Tijuca, a unos 15 kilómetros del Parque Olímpico y dejará a los usuarios un trecho de casi 30 minutos que deberá completarse mediante un corredor de autobuses.

A menos de un mes del inicio de los Juegos, no es posible saber con certeza cuál será el tiempo real del trayecto completo, con o sin metro. La operación del metro podría no ser totalmente segura, pese a la confianza expresada por las autoridades, ya que se debió reducir el período de pruebas por los atrasos en las obras. Inicialmente, la fase de pruebas era cerca de un año, pero el tiempo fue recortado a apenas dos meses.

Las obras del metro comenzaron en 2010 y tienen un coste estimado de 2.700 millones de euros. En caso de que no se completen, el plan B es sumar líneas de autobuses para hacer la conexión entre la turística zona sur y Barra utilizando tramos selectivos. Eso sumaría minutos al viaje y podría afectar al tránsito de la ciudad.

El precio de la tarjeta olímpica será de 7 euros mientras que un billete de transporte público corriente cuesta sólo 1,10 euros

El Gobierno del estado de Río de Janeiro expresó confianza la semana pasada de que entregará la obra a tiempo, tras la liberación de un crédito por 800 millones de euros después de un decreto estadual de catástrofe pública por una crisis financiera. Si bien persisten las dudas sobre la conclusión a tiempo, unos 6.000 trabajadores se dividen hasta en tres turnos para terminar la ampliación del metro, que alcanzó un 97 por ciento de avance de obra en el llamado trecho olímpico.

Otro problema para llegar al Parque Olímpico sería el coste de 7 euros de la tarjeta olímpica, la única forma de pago para el metro o los autobuses con un uso ilimitado pero solo durante 24 horas. Un pasaje común en el país ronda el 1,10 euros por trayecto.

«Las personas de la zona sur, la parte turística, (…) van a tener que tomar el metro, descender, entrar en un autobús e ir al lugar de competencias. Es un viaje lento. No va a resolver nada, toda esa gente acabará yendo en taxi, autobús de turismo o camionetas especializadas», lamenta el ingeniero en transporte Marcus Quintella, profesor de la Fundación Getúlio Vargas

 

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