El parque de Oslo que recuerda la importancia de abrazarnos

El Parque de Vingeland, en la capital noruega, cuenta con más de 200 esculturas de hombres y mujeres de diferentes edades, reflejos de las conductas humanas

Al oeste de Oslo, en el bonito barrio residencial de Frogner, se encuentra un pulmón verde de 32 hectáreas que tiene la mayor colección mundial de estatuas realizada por un solo artista. Es el Parque de Vingeland, que presenta más de 200 esculturas humanas creadas por Gustav Vigeland.

En estos tiempos en que abrazarse o saludarse con la mano se mira con cierto recelo, este despliegue de cuerpos desnudos de bronce y granito es una buena manera de recordar la importancia de las relaciones humanas.

La obsesión por el arte

Vigeland estuvo 36 años trabajando febrilmente para dotar de arte a este parque, a los que hay que sumar otros años en el diseño de los jardines y senderos, donde también participó el artista.

Puente Foto JP Chuet MisseÌ

El puente cuenta con más de 50 esculturas humanas. Foto JP Chuet-MisseÌ

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Lamentablemente el escultor no llegó a ver su sueño concretado: murió en 1943, seis años antes de que el parque abriera sus puertas.

La vida reflejada en las esculturas

Las esculturas muestran a hombres y mujeres en todas las instancias de la vida: desde el nacimiento a la niñez, el paso por la adolescencia a la adultez y de ahí a la madurez, la vejez y claro, también la muerte.

Hay estatuas que transmiten bondad, ternura y paz; pero otras con actitudes violentas que pueden incomodar al espectador

Tras la elegante puerta de hierro del parque se llega a un puente con 57 figuras, en la que algunas esculturas pueden dar una imagen de ternura como la de un anciano sosteniendo a un niño o la de una pareja de jóvenes que se funden en un abrazo.

Puente2 Foto JP Chuet MisseÌ

Muchas estatuas logran una maestría técnica en el equilibrio. Foto: JP Chuet-MisseÌ

Pero también hay estampas inquietantes como en la que un hombre lucha con puños y patadas contra cuatro bebés que lo atacan como si fueran espíritus malignos; o la de un hombre castigando con saña a otro más joven.

En este sentido Vigeland intentó resumir en el bronce y la piedra la variedad de sentimientos y conductas humanas, desde las más nobles hasta las más deplorables.

El artista no buscaba hacer juicios de valor, sino solo radiografiar las actitudes de hombres y mujeres en sus relaciones sociales.

Fuente Foto JP Chuet MisseÌ

La fuente muestra diferentes instancias de la vida. Foto: JP Chuet-MisseÌ

La postal inesperada de Oslo

Al cruzar el puente hay un niño pequeño de pie en medio de una pataleta, con su rostro hecho un manojo de rabia y gritos. Sin buscarlo esta estatua se convirtió en uno de los iconos turísticos de Oslo.

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Una de las esculturas más logradas es La rueda de la vida, donde cuatro adultos y tres niños se entrelazan en un círculo. En varios puntos del puente también se ven otras personas que giran como en una fuerza centrífuga dentro de un anillo de bronce.

El 'Sinnataggen', la estatua más famosa del parque de Vigeland. Foto Janko Ferlic - Unsplash

El ‘Sinnataggen’, la estatua más famosa del parque de Vigeland. Foto Janko Ferlic – Unsplash

La fuente es otro de los puntos fuertes, donde 20 figuras retratan el paso de la vida, desde la niñez hasta la muerte.

El inquietante monolito

El paseo de las esculturas termina con el imponente monolito. Se trata de una estructura de 17 metros revestida por 121 figuras, que se unen, ayudan, repelen y aplastan como si fueran esas obras renacentistas que reflejan a las almas torturadas del infierno.

El bloque de granito está rodeado de una escalinata con pedestales donde una veintena de hombres y mujeres exhiben sonrisas, tristeza, angustia, aburrimiento, enojo y un abanico de sentimientos y actitudes.

Monolito Foto JP Chuet MisseÌ

El monolito recuerda a los cuadros renacentistas. Foto JP Chuet-MisseÌ

Un espacio para el relax

Las estatuas son el mayor atractivo pero la belleza natural de parque ya justifica la visita. Un millón de personas al año recorren sus caminos y senderos, y descubren que allí se encuentra la mayor colección de rosas de Noruega, así como 14.000 ejemplares de 150 especies de árboles y arbustos.

A un lado de la entrada hay una cafetería con una serie de paneles que explican como una zona sin atractivos hace cerca de un siglo comenzó a cambiar hasta convertirse en uno de los parques más atractivos y populares de Noruega.

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