Cómo exprimir una visita a San Francisco (y sin agotarse)

Los vuelos sin escalas de Iberia permiten descubrir a la ciudad más alternativa de la costa oeste de EEUU

Si hay una ciudad que se puede jactar de tener la etiqueta de ‘alternativa’, es San Francisco. Esta urbe de la costa oeste de EEUU es una de las mecas de la contra cultura, la creatividad y las tendencias en el país; sin dejar de lado su tradicional tolerancia, su rebeldía política y su pasado construido sobre los pilares de la integración.

Los vuelos directos de Iberia, inaugurados esta semana, permite llegar hasta San Francisco en poco más de doce horas. Y una vez que se traspasan las puertas de su aeropuerto, se trata de preparar el coche (sí, aquí se puede recorrer y aparcar sin grandes dificultades) pero también de estar listo para ‘fatigar’ las piernas en sus célebres cuestas.

Subir y bajar

Es que San Francisco creció a los pies de una bahía, y se expandió como una piedra en un lago, conquistando las colinas que la rodean.

Con mucha pericia y algo de ingenio sus habitantes pudieron sortear la caprichosa orografía, y así se ve en la célebre Painted Ladies, en Alamo Park, las casas de estilo victoriano emplazadas en una cuesta, y que es la postal más popular de San Francisco en redes sociales.

Este estilo arquitectónico, que parece extraído de Inglaterra, también se encuentra en el barrio residencial de High Ashbury y en Pacific Heights, entre otros distritos de la ciudad.


Sugerencias de Expedia para descubrir San Francisco

La cuesta del diablo

Hablando de fotos para Instagram, otra postal imperdible es la endiablada cuesta de Lombard Street, escenario de persecuciones cinematográficas por su trazado en zigzag para aligerar la fuerte pendiente.

Si se cansa de estar subiendo y bajando cuestas, y aunque sea un tópico, pues al menos en una oportunidad hay que subir al tradicional tranvía de Nob Hill, que se tiene un siglo de vida (aunque sus coches fueron ‘tuneados’ al estilo clásico).

Alamo Square, San Francisco
Casas victorianas en Alamo Square.

Huellas de inmigraciones

Los descendientes de las islas británicas fue uno más de los colectivos que hicieron crecer a esta metrópolis. Españoles, chinos, italianos y mexicanos se cuentan entre los inmigrantes que fueron levantando sus calles y casas. De cada uno de ellos hay huellas.

Las casas victorianas más famosas se encuentran en Alamo Park

La comunidad china de San Francisco es la más grande fuera de Asia y la más antigua de EEUU. No sólo hay restaurantes para probar platos exóticos de los que hay muchos interrogantes y pocas explicaciones, sino también cientos de tiendas del estilo “Todo por dos euros” y mercadillos con un ritmo calcado a los de Hong Kong o Shanghái.

Si hay un Chinatown, no podía faltar un Little Italy, en el barrio de North Beach, donde quizás queden pocas huellas auténticas de la inmigración italiana, pero que se tiene pizzas, pastas y carpaccios que no tienen nada que envidiar a los de su tierra madre. ¿Sugerencias? Pues Seven Hills, Albona y La Ciccia.

El símbolo de San Francisco

Volvemos a las cuestas, y el esfuerzo físico se compensa con las espectaculares vistas que regala esta ciudad. Desde Twin Peaks se puede tener hermosas panorámicas de la metrópolis y su skyline, con la puntiaguda Pirámide Trasamérica superando a cualquier rival.

san francisco
Vistas panorámicas de San Francisco.

Pero su ícono más famoso, el Golden Gate (bautizado como “el puente que no se podía construir”) se puede fotografiar mejor desde la orilla norte. Pero para llegar, hay que cruzar sus 2,7 kilómetros. Y por lo menos para este paseo, hay que dejar el coche de lado y andar sin prisas (o en bicicleta) por el carril que se eleva sobre las aguas de la bahía.

El Golden Gate no es el puente más largo, pero sí el más célebre, y se recomienda atravesarlo a pie o en bicicleta

No es el puente más largo –el Bay Bridge tiene más extensión-, pero la armonía de sus formas y cómo su silueta se perfila sobre la ciudad le otorgan un estatus único.

Marche preso

Otro ícono, al que hay que dedicarle un par de horas, es la prisión de Alcatraz, la cárcel más célebre de EEUU edificada en un peñón frente a la ciudad.

Las excursiones salen cada media hora desde el puerto, y permiten conocer la sordidez del sitio donde Al Capone y otros presos célebres vieron pasar sus días. Si hay una dosis de coraje extra, se recomienda visitarla de noche.

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Prisión de Alcatraz.

Para desconectar

Tras el trajín de paseos, cuestas y sitios históricos, la desconexión puede llegar con la oferta de ocio y restaurantes en Fisherman Wharf, o en la variedad latina y bohemia de The Mission.

Los visitantes de espíritu más alternativo pueden poner rumbo a Hayes Valley o Rincon Hill, mientras que los amantes de las tendencias y con un toque canalla deberían conocer el pulso nocturno de South of Market. Y luego desayunar con pizza italiana, como corresponde en San Francisco.

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