¿Será Al Ula la próxima Petra?

Por primera vez Arabia Saudí abre sus puertas al turismo internacional y escoge una de sus joyas arqueológicas como principal reclamo

En medio del desierto barrido por el viento, al noroeste de Arabia Saudí y hace siglos encrucijada de civilizaciones, se alza la ciudad de Al Ula, que da acceso a un complejo arqueológico con imponentes montañas de piedra arenisca talladas que dan lugar a impresionantes edificaciones, comparadas incluso con Petra, la joya jordana.

Un enorme museo al aire libre, con multitud de secretos que aún esperan a ser descubiertos y que incluye tumbas, inscripciones preislámicas y trazos que representan escenas de caza. Entre todas destaca el lugar arqueológico Madain Saleh, el primer destino reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el país.

La tumba de Qasr al-Farid es uno de los grandes tesoros de esta joya arqueológica que cuenta con 7.000 años de historia

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La tumba de Qasr al-Farid, excavada en este complejo y construido hace más de 2.000 años por los nabateos, es solo uno de los imponentes tesoros que nos aguardan en un lugar que, se estima, fue habitado desde hace 7.000 años y sirvió de estación de paso y abrevadero en la ruta comercial que unía el norte de África y la India a través de la Península Arábiga.

Madain Saleh. Foto: Wikipedia
Sitio arqueológico de Madain Saleh. Foto: Wikimedia.

Al Ula en París

Arabia Saudí abraza el turismo. Por primera vez en su historia, el reino ultraconservador invita a los visitantes internacionales a conocer sus tesoros a través de un nuevo régimen de visados que se podrán solicitar vía online para 49 países -entre ellos España- y que relaja los hasta ahora estrictos códigos sociales, como la necesidad de viajar acompañadas o con abayas para las mujeres.

La medida, impulsada por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, responde a un programa que busca reducir la dependencia económica del petróleo e impulsar el sector turístico con el fin de que aporte hasta un 10% -actualmente el 3%- a la riqueza del país en 2030, aunque eso suponga relajar algunas de sus costumbres.

Arabia Saudí busca reducir su dependencia econónica del petróleo a través del desarrollo de nuevas industrias, entre ellas el turismo

Entre elogios y críticas -la imagen aperturista se ve empañada por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, las denuncias de violaciones de derechos humanos y la ofensiva contra activistas de los derechos de las mujeres- la apertura al turismo sigue dando pasos a través de iniciativas como la exposición en el Instituto Árabe de París que muestra los secretos de Al Ula e invita a los viajeros a conocerla.

Madain Saleh. Foto: Wikimedia.
La tumba de Qasr al-Farid en Madain Saleh. Foto: Wikimedia.

Destino en proceso

Al Ula y el sitio arqueológico de Madain Saleh son las principales atracciones de esta exposición, que incluye esculturas, vasijas o inscripciones que permiten recordar la presencia de numerosas civilizaciones desde la Prehistoria hasta nuestros días, atraídas por unas especiales características hidrológicas que permitieron practicar la agricultura en mitad del desierto.

Lugar de paso de rutas comerciales y también religiosas, tanto el arte como las lenguas de la región recibieron influencias de culturas dispares, de griegos a egipcios o sirios.

Las enormes formaciones rocosas, directamente excavadas en la roca, fueron obra de los nabateos, la misma civilización tras la construcción de Petra, y que habitaron ambas zonas.

En otros lugares, las dramáticas rocas y corredores recuerdan a las del Gran Cañón del Colorado, aunque adornadas por toques de exuberante -e inesperada- vegetación. De hecho, según relató a Efe la arqueóloga y comisaria de la exposición, Laïla Nehmé, “se pasa del verde de las palmeras al amarillo del desierto rápidamente”.

ExposicioÌn Al Ula en PariÌs. Foto: EFE.
ExposicioÌn Al Ula en PariÌs. Foto: EFE.

La mayor parte de las piezas expuestas son inéditas: imponentes esculturas que datan del periodo de los reyes Dadán y Lihyan, (entre los siglos VIII y V a.C), objetos de la civilización romana, o inscripciones milenarias en diferentes lenguas.

Piezas que lograron resistir el paso de la historia gracias a sus habitantes, según explicó el arqueólogo saudí y comisario de la muestra, Abdulrahman Alsuhaibani.

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