Siete rincones de la India que parecen extraídos de una fantasía
No todo es Taj Mahal: en la India se despliegan ciudades con fastuosos templos, ciudades de colores, desiertos de dunas y valles floridos
Es difícil evitar el tópico de que la India es un subcontinente. Pero no hay muchas formas alternativas de sintetizar la diversidad de etnias, lenguas, culturas, así como de paisajes y experiencias que se pueden tener en este gigantesco país asiático.
Cualquier viaje a la India requiere varias semanas para conocerla un poco más en profundidad. Y sin embargo siempre será insuficiente. Por ello, de su inabarcable mosaico de ciudades, monumentos y sitios naturales elegimos estos siete puntos para tener, al menos, una impresión fugaz de este país. Y no, en esta oportunidad no hace falta incluir al famoso Taj Mahal.
Jaipur
La capital de Rajastán es conocida como la ciudad rosa, por el color que envuelve a sus casas y palacios.
Pero no siempre fue así: el origen cromático se debe a la visita de los príncipes británicos Alberto y Victoria en 1876, ocasión que el marajá Ram Singh aprovechó para pintar la ciudad de este color porque representa la hospitalidad.
El Hawa Mahal es un edificio con casi 1.000 ventanas donde las mujeres del harén real podían ver al exterior sin ser vistas
Con los años los residentes siguieron con la costumbre, para mantener la belleza de esta antigua urbe.
Jaipur por Ibrahim Rifath-Unplash.
En la visita se recomienda conocer el fuerte Amber, del siglo XVI, el Palacio de la Ciudad y el Hawa Mahal, anexo construido en piedra roja y con casi 1.000 ventanas donde las mujeres del harén real podían ver sin ser vistas.
Abhaneri
En las afueras de Jaipur se encuentra esta gema oculta, el hogar del Chand Baori, un aljibe escalonado de 1.200 años que desciende por 13 pisos, como una pirámide invertida de 3.400 escalones.
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Esta antigua creación de la ingeniería civil servía para proveer de agua a la comunidad en época de sequía.
Chand Baori, por Ted Drake.
Los frisos y otros detalles como los capiteles adornados con elefantes son para contemplar con calma.
Jodhpur
Si teníamos a la ciudad rosa, ahora presentamos a la ciudad azul. Es Jodhpur, un sitio que todo fanático de Instagram debería tener en cuenta.
Jodhpur, por Phil Robinson.
Los barrios más antiguos de la ciudad son un laberinto medieval de callejuelas, rebosantes de mercados, bazares y plazas públicas. Y con sus techos y paredes pintados de azul.
Si Jaipur es la ciudad rosa, Jodhpur es la ciudad azul por el color que viste las casas de sus barrios más antiguos
En el lugar se encuentra el interesante fuerte Mehrangarh, cuya construcción iniciada en 1459 demoró cinco siglos y por ello ahora presenta una fascinante amalgama de estilos.
Palacio del Lago
En el lago Pichola, en Udaipur, se encuentra uno de las edificios más bonitos que se puedan conocer en el país. Se trata del Palacio del Lago, construido en una isla por el marajá Jagat Singh II entre 1743 y 1746.
El Palacio del Lago, por Robert Glod.
Antiguo centro de veraneo de la realeza del Rajastán, el mármol blanco revise sus salas, terrazas, columnas y jardines.
La simetría y belleza del lugar está cerca de la perfección, y tras un período de decadencia ahora es un hotel de lujo que, con toda justicia, es señalado como uno de los alojamientos más románticos del mundo.
Valle de Yumthang
Es difícil describir la belleza de estas tierras, y sobre todo entre julio y septiembre, cuando el Valle de las Flores rinde homenaje a su nombre con una explosión de pétalos de colores, entre cientos de especies nativas, orquídeas y azaleas (hay 24 variedades de esta flor).
El valle de Yumthang en primavera, por Aditi.
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El valle es la antesala de los Himalayas, punto de partida para las excursiones hacia la cadena montañosa más alta del planeta.
Valle de Nubra
Este valle en Ladakh, al noroeste de la India, recuerda a un paisaje lunar. Su elevada altura (a partir de los 3.000 msn) y la ausencia de precipitaciones le confieren una estética inusual.
Llegar a este sitio remoto requiere de un pase especial, y en la región se pueden encontrar pequeños pueblos como el de Sumir (famoso por su monasterio budista) o el de Panamik, famoso por sus aguas termales.
El valle de Nubra, por Flip Nomad.
Más accesibles para los extranjeros son las comunidades de Diskit y Hundar. En esta última, entre dunas y picos nevados, viven los robustos camellos bactrianos, habituales medios de transporte por estas comarcas.
Desierto de Thar
Selvas, bosques, sabanas, playas, montañas…y también desiertos de arena. El de Thar, llamado con razón el Gran Desierto Indio, es una impenetrable frontera natural de 200.000 kilómetros cuadrados entre el país y Pakistán.
El gigantesco desierto del Thar guarda un valioso patrimonio cultural del pueblo que vive entre sus dunas
Pero no hace falta cruzarlo, ya se puede obtener una buena impresión si se llega hasta las ciudades de Jodhpur o la exótica Jaisalmer, apodada la ciudad dorada.
La ciudad dorada de Jaisalmer, por Daniel Mennerich.
En el tradicional Festival del Desierto es posible ver las mujeres de la etnia thar con sus vestidos típicos y cargando cuencos con agua, mientras se organizan competiciones como el atado de turbantes a los camellos y coloridos espectáculos de danza.