Tras los pasos del río Garona

Los esfuerzos en la Vall d'Aran se centran en recuperar las conexiones y en evaluar los daños con la temporada de verano a la vuelta de la esquina

Aguaceros y un deshielo generoso ha sido una combinación devastadora para la Vall d’Aran, el pequeño territorio catalán que hace frontera con Aragón y Francia de 10.000 habitantes.

La crecida del Garona y sus afluentes, el río que cruza el valle y es responsable de su peculiar paisaje (nacido de un clima atlántico), se ha llevado por delante casas, infraestructuras y comunicaciones.

La prioridad en estos momentos es realojar a las más de 300 personas que han pasado la noche fuera de sus casas y están pendientes de la evolución del temporal.

Afectados

También se trabaja para restablecer los servicios básicos de unos 4.000 afectados sin agua potable y de otros 1.400 abonados que se han quedado sin luz y, en muchos casos, sin gas. El agua se ha llevado por delante repetidores y centenares de metros de líneas, informa Europa Press. Una tarea para la que la dirección de Endesa de Catalunya ha pedido la colaboración de la Unidad Militar de Emergencias.

La gente del valle también está pendiente de que baje el caudal del río para hacer otra evaluación de daños importante, la que afecta a los negocios turísticos. El verdadero motor económico de la zona, muy por delante del sector primario.

Turismo

El punto álgido del turismo en la Vall d’Aran se da en invierno. El territorio apareció en los mapas del turismo español pronto, en los años 60. Las autoridades de la época decidieron aprovechar la abundante nieve que había en Baqueira para desarrollar una de las primeras estaciones de esquí alpino del país. Posteriormente, se le unieron las pistas de Beret y Bonaigua para crear uno de los enclaves más solicitados para practicar este deporte. Este invierno ha atraído a 784.339 esquiadores.

La industria turística que se desarrolló en el entorno de las pistas también tiene propuestas para el verano. Desde los paseos por los parques nacionales, a las rutas de trekking o las ofertas gastronómicas. La restauración es tan importante en la Vall d’Aran que incluso algunos establecimientos están situados en medio de los parajes naturales a los que sólo se puede acceder a través de pistas de tierra, en coche o a pie.

Además, es una de las pocas comarcas en las que hay dos hoteles de la red de Paradores Nacionales. Uno en Vielha (la capital, que concentra 5.500 habitantes) y otro en la localidad vecina de Arties, separados por 6,5 kilómetros.


Carreteras y caminos

Los aguaceros se han llevado por delante carreteras enteras, como algunos trozos de calzada en la localidad de Salardú (donde también ha cedido un puente) o la vía que conecta con el municipio de Bossòst, en el otro extremo del valle. Además de los cortes que ha habido en su puerta de entrada, el túnel de Vielha.

Por lo que todos estos caminos de tierra, que también transcurren cerca del agua, casi se dan por perdidos. Por el momento, no se ha podido acceder a ellos.

Decreto de medidas urgentes

El Gobierno tiene sobre la mesa peticiones para elaborar un real decreto de medidas urgentes para ejecutar en el menor tiempo posible un plan de ayuda en la zona. Esta inyección económica del Estado servirá para recuperar las infraestructuras y la comunicación. De esta forma, se podría salvar la temporada de verano.

El plan que se reclama al Ejecutivo de Mariano Rajoy (PP) también incluye otras cinco comarcas del Pirineo de Lleida que están en el entorno. La tormenta llegó allí en forma de pedrisco y los cultivos, especialmente el de la fruta, se han dañado. También se exige que el real decreto contemple rebajas en los módulos de IRPF para los agricultores afectados.

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