Túnez, tierra de contrastes

El exotismo de la cultura árabe y la cercanía de un destino mediterráneo se combinan en posibilidades infinitas

Túnez, la rosa del desierto, combina en la justa medida pequeñas dosis de la calma que ofrecen las tierras áridas y el bullicio de las zonas de playa, sin olvidar un turismo poco conocido, pero cada vez más solicitado, como es el de salud y estética.

Los europeos, en general, y los españoles, en particular, han escogido Túnez como destino vacacional desde hace años. Varias son las exquisiteces y maravillas del lugar comenzando por la gastronomía, el clima y la cordialidad de sus ciudadanos. El turismo, que corresponde al 7% del PIB, contribuye en gran medida a su crecimiento y emplea a 400.000 tunecinos cada año. Es uno de los motores económicos junto a la producción de azufre y la venta de plata y oro.

Arena y Mar

La cultura árabe y el desierto como telón de fondo se mezclan con zonas más pobladas en las que sus puertas azules, y sobre todo las fachadas blancas, recuerdan a ciudades europeas como Santorini o Ibiza. La luz, el sol y el agua son los tres elementos que convergen y hacen de Túnez un destino especial, sin olvidar el agradable olor a azahar que inunda los distintos espacios.

Recorrer sus estrechas calles, adentrarse en los zocos o mercadillos del centro de la ciudad ayuda a entender mejor las riquezas del país. Sandalias y bolsos de piel de una amplia paleta de colores, shishas o cachimbas de todos los tamaños, aceites corporales y escaparates adornados con joyas y piedras turquesas son algunos de los secretos que esconden las medinas tunecinas.

Riquezas escondidas

Con vuelos directos desde varias ciudades españolas es posible disfrutar de la exquisitez de la cocina tunecina en apenas una hora y media de trayecto. Los platos se engalanan con verduras de todo tipo, sin olvidar la carne, de oveja o buey, y los buenos pescados. Las pastas y el cuscús, en especial, no faltan en la gastronomía de Túnez, de la que disfrutan los paladares más exquisitos.

El picante se ofrece en su justa medida sin que impida disfrutar de los intensos sabores y las grandes fuentes de fruta se sirven como postre por la extrema dulzura que dejan en la boca. El té es el sustitutivo del café y el digestivo por excelencia, siendo el verde más amargo y el de piñones más dulce. El alcohol está poco presente en las mesas de los tunecinos y sólo algunos bares ofrecen cervezas o licores.

Espíritu libre

A pesar de varias décadas de dictadura, Túnez es un país muy avanzado socialmente en comparación con sus gobiernos vecinos. La ley del aborto, vigente desde hace más de 40 años, la emancipación de la mujer y la abolición de la poligamia son derechos muy apreciados por los tunecinos. “Unos logros que la gente de Túnez no quiere perder”, confiesa Chihèbe Bel Khechine, un guía tunecino que lleva más de una década enseñando los placeres de su país.

Sin embargo, las revueltas de la primavera árabe y la consecuente caída de Ben Ali han frenado desde hace un año la llegada de turistas extranjeros. Pero “Túnez es ahora más libre que nunca y lucha por recuperar su status turístico”, insiste Kechine. 

Hammamet, del bisturí al biquini

De los más de cuatro millones de turistas que aterrizaron en Túnez el año pasado, 400.000 no sólo disfrutaron del sol y la playa, sino que aprovecharon su escapada para realizarse alguna intervención quirúrgica y recuperarse en los espectaculares resorts cinco estrellas de la ciudad de Hamamet.

El turismo médico es el menos conocido del país pero quizás el que más ha crecido en los cuatro últimos años. Si en 2006 apenas había dos operadores turísticos especializados en vacaciones de bisturí y biquini, ahora ya existen más de 10. Los franceses a la cabeza, seguidos de los ingleses, italianos y cada vez más los españoles son los turistas que demandan este tipo de productos.

La principal razón es sin duda el precio. Un lifting facial cuesta cerca de 6.400 dinares, lo que traducido en euros es poco más de 3.000 respecto a los 5.000 que piden en Francia. Los elementos que contribuyen a este ahorro son básicamente tres: el nivel de vida de Túnez es inferior, el cambio de moneda es ventajoso — un euro son dos dinares– y el gobierno tunecino apoya el turismo estético concediendo ventajas fiscales.

Demasiados elementos a favor que hacen irresistibles estos packs turísticos para algunos europeos y que se complementan con hoteles de máximo lujo que ofrecen servicios especializados de post-operatorio y talasoterapia, que combina diferentes usos del agua del mar como agente terapéutico.

Datos básicos para viajar:

Compañía aérea: Tunisair
Duración del vuelo: 2:00 horas desde Madrid
Hotel: Hasdrubal Thalassa & Spa
Contacto: Oficina Nacional de Turismo de Túnez en Madrid (T. 91 548 14 35)
Restaurante recomendado: Dar Bel Hadj (Túnez capital)
Organización: Los touroperadores Quelónea y Jolidey del Grupo Barceló

a.
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