Un pueblecito gallego amasa turistas tras descubrir el mejor banco del mundo

Ortigueira, de 6.000 habitantes, desarrolla un plan para sacar rédito al privilegiado asiento. Las redes sociales lo encumbraron y ahora desde el consistorio quieren potenciar los espectaculares acantilados que lo acompañan.

El asiento lleva ahí por lo menos un lustro. Un lugar de peregrinación para los vecinos y poco más. Sin embargo, un grupo de turistas irlandeses, una foto y las redes sociales le han dado la fama. El pequeño pueblo gallego de Ortigueira disfruta del considerado ‘mejor banco del mundo’, y viajeros de toda España hacen colas para poder acomodarse en él. Una oleada de visitantes llena las calles y el consistorio quiere aprovecharlo para potenciar el paraje natural que lo envuelve.

«Uno chicos irlandeses grabaron ‘the best bank of the world’ en la madera y luego vino la foto de Dani Caxete para el concurso Earth and Sky Photo Contest on Dark Skies Importance«, explica a 02B la concejala de Turismo de Ortigueira, Ana María Fojón. «Las redes sociales hicieron el resto», remata. «Fue un verano de locos, todas las televisiones vinieron a hacer reportajes y salimos en muchos medios», recuerda.

El reconocimiento no es en vano. Desde el banco, situado sobre los acantilados de Loiba, se ve un horizonte que abarca desde el cabo de Estaca de Bares a cabo Ortegal. El asiento, instalado a petición de un particular, se ha convertido en el motor turístico de la población.

Banco
Autobuses y caravanas

«Es muy difícil de cuantificar el impacto concreto, pero en un fin de semana pueden llegar a pasar entre 400 y 500 personas», analiza Fojón. «Los visitantes se meten en las casas de los propios o te paran en la calle para preguntarte sólo por el banco», sonríe. «Antes éramos un pocos, los vecinos que lo conocíamos, ahora llegan viajeros de todas partes de Galicia y Castilla y León«, compara.

Todavía mantiene el encanto, pero ya se ha convertido en un lugar muy concurrido. «La gente tiene que hacer colas porque todos quieren repetir la premiada foto», cuenta. Y claro, eso conlleva una serie de molestias colaterales. «Hemos tenido que ordenar el acceso, porque cuando se meten autobuses o caravanas por allí luego es muy complicado que salgan», lamenta. También el incivismo: «A veces no somos conscientes de lo que es la naturaleza y lanzamos los plásticos o bolsas por allí», denuncia.

Potenciar el sector

Para agarrarse al ‘boom’, la población promociona las rutas por todo el norte de la Comunidad. Montes escarpados que se abrazan con la costa, miradores en los pronunciados acantilados y playas prácticamente vírgenes completan la oferta turística del pueblo.

«Somos una población dedicada al mar, también tenemos una fábrica de pizarra aquí al lado», explica Fojón. «Ahora nos centramos en el turismo, que sea la actividad que dé más empleo al pueblo», receta. 

a.
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