Uruguay: el destino inesperado para el enoturismo de lujo

Bodegas Garzón, en Uruguay, presenta un programa de enoturismo de alta gama que iguala a las propuestas más exclusivas del continente

En Sudamérica el enoturismo no es un diálogo cerrado entre Argentina y Chile. Entre estas dos potencias vitivinícolas del continente se abre paso Uruguay, donde unas 40 bodegas producen vinos de excelente calidad y se promocionan como una variante turística en el pequeño país austral.

Se suele decir que Uruguay es un país modesto en sus costumbres, pero también cuenta con opciones de lujo en hoteles, restaurantes y comercios que se concentran en Montevideo y Punta del Este, uno de los balnearios más sofisticados de Latinoamérica.

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A 45 minutos de esta meca turística se encuentra Bodegas Garzón, que eleva la categoría del lujo en el enoturismo del país.

Recomendado por The New York Times como uno de los 52 lugares a visitar en 2016, esta bodega de 240 hectáreas produce 2,2 millones de litros de 12 variedades, como tanta, cabernet frank, pinot noir, petit verdot, albariño (el blanco más importante en el terruño) y sauvignon blanc, entre otras.
Colinas

Bodegas Garzón pertenece a un grupo que cuenta con una docena de viñedos en diferentes países del mundo

Enoturismo de lujo

Esta bodega cuenta con un programa de visitas a las bodegas que se extienden a una experiencia gastronómica, de spa, de turismo aventura por la región y de deportes como el golf o la equitación.

 

El chef argentino Francis Mallman, una de las figuras gastronómicas más importantes del país vecino, diseña los platos del restaurante que tiene impactantes vistas sobre las ‘cuchillas’, como se conoce en Uruguay a las ondulaciones del terreno donde se cultivan las vides y que descienden suavemente hacia el Atlántico, ubicado a 20 minutos de la bodega.

Vinos y relax

El complejo también produce un exclusivo aceite de oliva, y en las instalaciones con paredes de piedra basáltica de la zona hay un spa con varios programas de bienestar y relax para desconectar.

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“Aquí lo único que corre es el viento”, suele decir su propietario Alejandro Bulgheroni para hablar de la calma en la zona de las Bodegas Garzón.

Este empresario es el presidente del grupo ABFV (Alejandro Bulgheroni Family Vineyards), que cuenta con una docena de bodegas por todo el mundo, repartidas entre Mendoza, Chubut (Argentina), Napa Valley (EEUU), Burdeos (Francia), Toscana (Italia) y Barossa Valley (Australia).

Un club para amantes del vino

“Queríamos las mejores instalaciones para elaborar vino, pero hemos pensado que necesitábamos hacer algo más y crear una auténtica experiencia”, dijo Bulgheroni a Forbes.

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Para vincular esta experiencia a la viticultura la bodega lanzó The Garzón Club, donde los socios pueden disfrutar de diversos programas de enoturismo de alto nivel.

Los socios del programa The Garzón Club pueden elaborar su vino desde la cosecha hasta el diseño de la etiqueta

Uno de los más exitosos es la elaboración del vino propio. Cada persona puede participar de los diferentes procesos de producción, desde la siempra y la cosecha hasta el diseño de la etiqueta.

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Lo llamativo es que los participantes también pueden crear vinos con las cepas que el grupo Bulgheroni tiene en el mundo. “Se puede elaborar un vino del hemisferio sur en marzo y otro del norte en el verano”, precisa el empresario.

Golf y equitación

Los miembros del club pueden disfrutar de las instalaciones del cercano club de golf Los Tajamares, un campo de 18 hoyos de 4.000 hectáreas diseñados por el campeón del Open de EEUU Ángel Cabrera.

También pueden jugar al polo o realizar equitación en el vecino Club Ecuestre, o aprovechar la variedad de deportes que organiza el Club Náutico.

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Los asociados también pueden organizar encuentros y reuniones sociales, familiares o corporativas en el edificio de piedra, ya sea en el comedor iluminado por velas en modernos candelabros o entre las barricas de roble.

Atrás quedaron esos años en que Uruguay lamentaba no tener una industria vitivinícola de calidad, que llevaba a que algunos turistas argentinos crucen el Río de la Plata con vinos de su país para consumir en las vacaciones.

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