Belat, un vino oculto que se asoma en el Penedès

En esta comarca catalana, la bodega Albet i Noya ha recuperado una antigua variedad de vid para producir un vino de edición limitada

La bodega Albet i Noya cuenta con más de un siglo de historia, desde que en 1903 la familia Albet se asentó en la finca Can Vendrell –donde se cultivaban vides desde la Edad Media-. Allí llegó Joan Albet i Rovirosa para replantar la viña en la finca, luego de la destrucción de la filoxera.

Josep Maria Albet i Noya, cuarta generación de productores vitivinícolas, impulsa el cultivo ecológico en sus más de 80 hectáreas. Allí se agrupan quince variedades, desde chardonnay a macabeu o xarelo entre las blancas, a cabernet sauvignon, tempranillo o ull de llebre, merlot, syrah, garnatxa negra o pinot noir entre las negras. Y también algunas variedades experimentales.

Una de ellas es la belat, que permite producir una edición limitada a sólo 500 botellas al año. Esta uva, desconocida para casi todo el mundo, recuerda a los sumolls y los pinot noir de la Borgoña francesa. Su nombre no es en vano: significa ‘velado’, y es lo que ha pasado con esta variedad: ha permanecido oculta bajo un velo durante generaciones, hasta que ahora sale a la luz.

Este vino tiene una crianza de 16 meses en barricas de roble francés de 225 litros, lo que le permite jugar en la liga de los grandes vinos. No tiene una gran capa de color pero sí presenta aromas muy finos de tabaco de pipa y mentolados, con una estructura tánica aterciopelada que le otorga un sabor fresco, con carácter propio y elegante.

La añada 2011, que hemos conocido, se presenta suave en el paladar, con exuberancia y un punto de entrada muy frutal. Hay quienes perciben notas sutiles de caja de puros, pero al final, este vino llega a ser ligero, suave, y de una variedad encantadora y recomendable.

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