Pla abre la puerta a las degustaciones más románticas

Casi oculto en una callejuela del Barrio Gótico, en este restaurante se pueden descubrir auténticas maravillas con productos de temporada

El restaurante Pla, en el corazón de la Ciudad Vieja de Barcelona, presenta un ambiente amable y romántico, de luz tenue pero muy bien iluminado, donde los vecinos y turistas comparten la búsqueda de una cocina honesta y auténtica que respeta al producto, y que presenta platos creativos que sorprenden a los comensales con el sabor y la vista. Parece ser el escenario propicio para arrancar más de un ‘sí’ en alguna íntima declaración de matrimonio.

Cada martes se escucha música en directo, como un plus al maridaje de gustos y sensaciones propuesto por esta casa que en el 2018 cumplirá 20 años, fruto del sueño de su propietario Jaume Pla en una calle escondida detrás del ayuntamiento.

El jefe de cocina, el joven chef Andrew Smith, crea cada día exitosas sugerencias en función de la materia prima de temporada. El resto de la carta, que se actualiza dos veces al año, son platos inspirados en el Mediterráneo, la cocina nórdica y la que ha aprendido de sus viajes por el mundo.

Como jefe de sala y sumiller está Damien Aubry, un francés que debe ser escuchado con atención cuando aconseja sobre la armonización entre platos y vinos. Su catálogo está muy bien representado por las bodegas catalanas y del resto de España, así como con una buena presencia de productos franceses, italianos y alemanes. Y además de los vinos tradicionales, también hay que tener en cuenta a los biodinámicos y los naturales.

Un despliegue para los sentidos

En la selección de platos que ha presentado Smith, destacamos los entrantes del jamón ibérico de bellota con pan de coca (un clásico que nunca desentona), las hojas de jardín con tomate, queso fresco y raifort (rábano picante), y los saquitos de pulpo y kimchi (producto coreano) con yogurt y sésamo.

Entre los platos, se desplegaron un risotto de alga y gamba (con mucho sabor a mar), un apasionante magret de pato con ras al hanout (mezcla de hierbas y especias del Magreb), miel y puré de azafrán; y las milhojas crujientes de vainilla, fruta de temporada y tomillo cítrico (¡exquisito!). Y de postre, un cremoso de albahaca, bizcocho de aceite de oliva virgen extra con sorbete de frambuesa y avellanas.

Estos platos se pueden descubrir en su carta, pero también se puede elegir por el menú degustación corto (42 euros, más 16 euros de maridaje) o el largo, integrado por diez platos (60 euros, más 24 con vinos).

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