Un tabaco para descubrir historias de espías

Habanos presenta el nuevo H. Upmann Magnum 54, un puro que proviene de una legendaria marca que carga con una azarosa vida de espionaje y embargos

El nuevo H. Upmann Magnum 54 es una vitola totalmente nueva en la marca Habanos, que se incorpora al portafolio regular de la firma y se une a la tendencia entre los aficionados de saborear puros con cepos cada vez más gruesos que facilitan la fumada.

El nuevo Magnum 54 mantiene la fortaleza suave a media que caracteriza la marca, presenta el doble anillado de su línea y se vende en cajas de 10 y 25 cigarros presentados en los tradicionales mazos.

La ligada de la marca se elabora con hojas de tripa y capote procedentes de Vuelta Abajo (Cuba), con un vitolario que se caracteriza por su sabor de suave a medio. A los muy conocidos H. Upmann de la línea Magnum, que comparten calibres importantes, viene a sumarse esta tercera vitola, totalmente inédita en el portafolio de Habanos: H. Upmann Magnum 54, que acompañará a los tradicionales Magnum 46 y Magnum 50, este último lanzado en el 2008.

Hay que mencionar otra gran producción Magnum de la marca, pero como edición limitada del 2015, el Magnum 56, cuyas dimensiones han sido las mayores de la casa hasta el momento.    

El alemán amante de los habanos

La curiosa y agitada historia de H. Upmann, hasta la revolución cubana, se inicia con Herman (de aquí viene la h) Dietrich Upmann, un banquero alemán cuya afición por los habanos lo llevó a establecerse en La Habana en 1840. Upmann viajaba para gestionar los asuntos comerciales de la empresa importadora-exportadora Gravenhorst & Co., ubicada en Bremen, pero le gustaba fumar bien y hacer negocios por lo que fusionó ambas actividades: fundó un banco y una fábrica de habanos, que en 1844 comenzó a producir cigarros bajo la marca H. Upmann.

El banco cerraría años más tarde, pero la leyenda de sus puros creció con diversos reconocimientos internacionales en varias exposiciones y siete medallas de oro que adornan el arte litografiado en las actuales cajas, que acompañan a la firma original de Hermann Upmann.

H Upmann 54

La convulsa historia de espionaje tras los habanos

A Upmann se le atribuye la invención del embalaje de los cigarros en cajas de cedro, etiquetadas originalmente con el nombre de H. Upmann pero que contenían cigarros de otros fabricantes.

Hermann Upmann se retiró en 1890, y fue sucedido por su sobrino, Heinrich Upmann, que continuó el negocio hasta su muerte en 1914. El negocio pasó a Hermann y Albert Upmann, sobrinos de Heinrich que utilizaron sus intereses comerciales en Cuba y los EEUU para ocultar una red de inteligencia alemana durante la Primera Guerra Mundial.

Los Upmann y sus agentes fueron sospechosos de fomentar revueltas en Haití y en la República Dominicana en 1916 y de proporcionar armas y asistencia al general cubano José Miguel Gómez en un intento de golpe contra el presidente Mario García Menocal. El edificio del banco de H. Upmann en la calle Mercaderes fue utilizado regularmente como punto de reunión de agentes alemanes que viajaban entre México y Europa. 

Caída y resurrección de la legendaria marca

Cuando el gobierno cubano declaró la guerra a Alemania en 1917 el banco de H. Upmann fue cerrado. Fueron cinco años convulsos entre detenciones domiciliarias, confiscación de bienes en Cuba y en los EEUU, pleitos e intentos de recuperación de propiedades. En 1922 la historia cambió: la firma británica J. Frankau & Co. salvó la marca y dirigió la fábrica de cigarros hasta 1935. Luego fue vendida a la recién fundada Compañía Menéndez y García, y tras la revolución la leyenda renacería con más fuerza que nunca, al conseguir un lugar privilegiado entre los grandes habanos, con una personalidad que logra que sus tabacos sean reconocidos por sus cualidades, refinamiento y una tradicional fortaleza de suave a media en su sabor.

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