El hotel de Faus en Barcelona abrirá las puertas en 2018

Meridia lamenta un retraso de un año por la moratoria mientras deshoja la margarita en busca de un gestor para el alojamiento de cuatro estrellas en la vieja sede de Henkel

En apenas tres años, los botes de detergente, pasta de dientes y productos cosméticos dejarán lugar a camas de diseño y una amplia recepción. Los oficinistas a turistas. La vieja sede de Henkel en Barcelona a un hotel de cuatro estrellas. Un alojamiento que en principio pareció afectado por la moratoria pero que consiguió sortearla al contar con el certificado urbanístico y que. finalmente, verá la luz a mediados del 2018.

Según explican fuentes del sector a Cerodosbé, la inauguración del establecimiento impulsado por el antiguo vicepresidente del FC Barcelona, Javier Faus, estaba prevista para el año que viene. Sin embargo, las trabas administrativas han retrasado un año la llegada de los primeros huéspedes. La demora ha comportado también la caducidad de un precontrato con una gestora estadounidense. «Lo lógico sería que la explotadora se decidiera en el plazo de un año, y puede ser tanto por una cadena nacional como una internacional», abundan las mismas.

El complejo va más allá de un simple hotel. Los 21.000 metros cuadrados conformarán, además, 33 pisos de lujo y cinco viviendas unifamiliares. Pese a lo ambicioso de la obra, los promotores han tenido que pasar por el ‘tijeretazo’ de los vecinos, algo poco habitual hasta el momento y que se ha puesto de ejemplo en el consistorio.

«Hay que dejar claro que no entregamos un cheque en blanco al hotel», avisa Juan Itxaso, portavoz de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia

Mientras todavía decide la constructora que trasladará las habitaciones del papel a la realidad, las visitas al Ayuntamiento han sido constantes. «La comunicación ha sido muy fluida», explican fuentes de la institución. La puerta del gerente, Jordi Martí, «siempre ha estado abierta». Acostumbrado a lidiar con futbolistas y patrocinadores, Faus y vecinos han transformado la hostilidad inicial en un clima de colaboración alabado por Barcelona en Comú.

«Hay que dejar claro que no entregamos un cheque en blanco al hotel», avisa Juan Itxaso, portavoz de la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia. Llegaron a realizar manifestaciones frente a la entrada y presentaron un recurso en el consistorio para impedir la puesta a punto del alojamiento. «Vimos que tenía poco futuro, por lo que creímos conveniente iniciar la vía del diálogo», recuerda.

Ahora, un arquitecto de confianza de los vecinos supervisa las obras para asegurarse que se cumplan los compromisos adquiridos por la promotora del nuevo hotel ubicado en el 480 de la calle Còrsega.

Un local de 200 metros cuadrados en la calle Sicilia se convertirá en un nuevo equipamiento municipal

Entre las promesas, los ciudadanos se han centrado en asuntos de «seguridad y convivencia», en un barrio afectado por la llegada masiva de turismo. «Para empezar se pondrá un horario para las piscinas que se construirán y se insonorizará la maquinaria existente en las terrazas», enumera Itxaso. Hay más: Se ha conseguido reducir el número de plazas de aparcamiento, que ha comportado tener que eliminar una de las casas unifamiliares

Además, el derribo de la estructura anticuada se realizará de manera muy selectiva debido a la existencia de aluminosis en algún edificio colindante. También habrá un retorno social. Un local de 200 metros cuadrados en la calle Sicilia se convertirá en un nuevo equipamiento municipal. «La propuesta que hemos realizado al Ayuntamiento es la de construir un espacio para gente mayor», señala Itxaso. 

 

 

 

 

a.
Ahora en portada