Qué es lo que más fastidia al servicio de habitaciones

Una trabajadora de un hotel cinco estrellas revela qué es lo que más molesta de los huéspedes en su trabajo

Trabajar en el servicio de habitaciones es un oficio duro. Además del esfuerzo físico y de los bajos salarios, hay que soportar diversos caprichos y manías de los huéspedes.

Una trabajadora de un hotel de cinco estrellas de Estados Unidos describe, a Business Insider, que conductas son las que más fastidian de las personas que se alojan en el establecimiento. Son pequeños detalles a tener en cuenta, y que si se resuelven servirán para mejorar las condiciones de estas trabajadoras.

Ordenar el servicio de habitaciones a medio vestir

Si se quiere desayunar o pedir alguna almohada adicional, aunque sea por educación es recomendado estar presentable. No es nada elegante deambular con una bata abierta o en ropa interior cuando la trabajadora del hotel llegue con el encargo solicitado. Cuando abra la puerta, no es mala idea tener una conversación ligera, ya sea sobre el clima o algún detalle del desayuno para romper el hielo.

Realizar pedidos extravagantes

Muchos huéspedes creen que ser millonarios les da carta blanca para los pedidos más extravagantes. Es cierto que en un front desk se trata de solucionar cualquier inquietud, e incluso hay un departamento especial para organizar bodas, banquetes o fiestas sorpresas. Pero de ahí a conseguir una peluquería para perros a medianoche, o reservar un vuelo charter urgente hacia Guam, no es posible.

minibar

Saquear el mini bar

Es cierto que el gerente del hotel estará encantado con que el huésped haga uso del mini bar las veces que quiera, y que pague ocho euros por una tónica que en bar de la esquina cuesta 1,50. Pero para una trabajadora, hay una gran pérdida de tiempo en verificar la lista del minibar, apuntar qué es lo que falta, y buscar los snacks o bebidas necesarias para reponerlas. A 20 artículos por cada pequeño refrigerador, con los más de 100 habitaciones que tiene un gran hotel, es difícil no se escape algún artículo.

Enojarse por limpiar la habitación

Se supone que el servicio de habitaciones pasará durante o después del desayuno para limpiar, verificar el frigobar y comprobar que todo esté en orden para cuando regrese el huésped. Si uno no quiere que su sueño sea interrumpido o necesita una soledad absoluta para terminar un informe de empresa, basta con colgar el pequeño cartel de “no molestar” y el servicio pasará de largo. Si se lo utiliza, el personal ni siquiera golpeará la puerta. De lo contrario, no hay motivo para el enfado.

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Pedir grandes desayunos cinco minutos antes del cierre de la cocina

Todo tiene su tiempo de preparación. Los grandes hoteles comienzan a las cinco o seis de la mañana a preparar los platos y bebidas de los desayunos, y el horario se extiende hasta las 10 o 12. Por ello, es un problema pedir el desayuno más abundante del hotel cinco minutos antes de las 12.00, cuando el chef ya ha marchado. Para ello, es suficiente con que la noche anterior se pida al front desk un desayuno de lo más completo y el hotel lo preparará con anticipación.

Preguntar por algún famoso

Los actores, músicos, representantes del jet set o millonarios buscan, en gran medida, discreción. Suelen estar encerrados en sus habitaciones, y a lo sumo se asoman por la piscina o la terraza para tomar algo de aire. Las miradas dan cuenta de su presencia, pero no se puede poner al servicio de habitaciones en el compromiso de informar en qué habitación se aloja el famoso de turno, cuáles son sus gustos, o a qué hora suele bajar a cenar. La discreción es un valor muy importante, y el huésped paga por ello.

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