Paradores culpa a la falta de gobierno del naufragio de sus franquicias

La hotelera pública sólo ha abierto un alojamiento bajo este régimen pero esperar cerrar cuatro nuevos proyectos en los próximos seis meses

Un hotel en franquicia tras tres años de reuniones, ferias, negociaciones y congresos para promocionar el modelo. Es el bagaje del que presume Paradores Nacionales de Turismo con su programa para crecer sin depender de los Presupuestos Generales del Estado. Ahora la presidenta de la compañía, Ángeles Alarcó, despeja la causa por la que el proyecto no ha avanzado al ritmo esperado: la falta de gobierno.

En una entrevista concedida a Expansión, la ex mujer de Rodrigo Rato sostiene que el plan «se ha parado un poco en la etapa de gobierno en funciones». «Los socios quieren seguridad y saber con quién se están casando», añade. Sin embargo, con la investidura de Mariano Rajoy la cadena aspira a volver a crecer con cuatro nuevos alojamientos en los próximos seis meses.

La totalidad de los proyectos se encuentra en Europa, aunque hay algún interesado exclusivamente en España. «Se trataría de zonas donde no exista un parador, con un edificio emblemático que aporte valor y necesite de nuestro conocimiento en la parte operativa», ilustra. Además, también se encuentra en negociaciones con algunos países de Latinoamérica para extender la iniciativa.

Paradores espera cerrar el 2016 con unos beneficios de 20 millones de euros

En paralelo, voces de la empresa alertaban hace un mes a Cerodosbé de que las franquicias «no han tenido el éxito esperado» por las estrictas condiciones impuestas a los asociados. Un portavoz de Paradores admite que los requisitos son exigentes y que no cualquiera puede entrar en el programa. Los propietarios deben sufragar los costes para adaptarse a los estándares de la cadena, además de un pago inicial y una cuota anual por el uso de la marca.

Además de económicas, las barreras son arquitectónicas. No todos los inmuebles pueden estar bajo el paraguas de la hotelera pública. Se requiere que el alojamiento ya esté en marcha, que posea un mínimo de cuatro estrellas y que esté ubicado en un lugar monumental o costero.

Pese a la mancha negra, el cuadro de Paradores pinta bien para este 2016. Tras llegar a tener una deuda de 86 millones de euros y unas pérdidas acumuladas de 77 millones, la hotelera pública prevé unos beneficios de 20 millones de euros para este ejercicio; una cifra que multiplica por cinco los cuatro millones que ganó en 2015.

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