Lisboa, la gran desconocida, enseña sus encantos literarios

Lisboa tiene un encanto especial y una historia muy marcada que define su personalidad. Fue la capital de un gran imperio y uno de los principales centros comerciales del mundo. Culta y cosmopolita, reivindica ahora el legado de sus escritores más universales.

Lisboa, tan cercana como desconocida, mezcla tradición y modernidad. La capital de Portugal, culta y acogedora, tiene una gran solera literaria, con Fernando Pessoa y José Saramago como grandes reclamos. Como Dublín, Lisboa rinde culto a sus escritores más universales.

Lisboa fue fundada por Ulises y debe su nombre a «Olissipo», palabra que tiene su origen en las palabras fenicias «Allis Ubbo», que significan «puerto encantador».

La capital de Portugal vivió su primera época de esplendor en 1498, cuando Vasco de Gama descubrió el Camino Marítimo hacia la India. Otra fecha clave fue 1755, cuando la ciudad fue destruida por un terremoto. El Marqués de Pombal se encargó de su reconstrucción.

Los barrios

Lisboa, con una población de 600.000 habitantes, tiene siete colinas, como Roma, y sus barrios tienen una personalidad muy definida. Destacan el Barrio Alto, con librerías intimistas, casas de té y tiendas de ropa de diseñadores portugueses; el Chiado, con el emblemático café «A Brasileira», sus escuelas de artes y teatros; la Baixa, el barrio más céntrico y comercial; y Belem, sede del impresionante Monasterio de los Jerónimos.

El Arco de Rua Augusta, considerado como el Arco del Triunfo de Portugal, ofrece una panorámica vista de la ciudad. Es uno de los monumentos imprescindibles para los visitantes desde lo alto del Terreiro do Paço. Muy cerca está el Lisboa Story Center, el mejor museo para conocer la historia de la capital portuguesa.

La librería más antigua del mundo

Mucho más íntima es la librería Bertrand, la más antigua del mundo. Fue fundada en 1732 por el francés Pedro Faure en la rua Direita de Loredo y, tras el terremoto de 1755, se trasladó a la rua Garret, su actual ubicación.

La librería Bertrand está situada enfrente del café «A Brasileira», inaugurado en 1905. En su terraza hay una de las esculturas que Lisboa dedica a Pessoa, que nació en el cuarto piso del número cuatro del Largo de Sao Carlos, frente a la Ópera de Lisboa.

Pessoa, el escritor más universal de Portugal

Pessoa (1988-1935), una persona muy enigmática, tímida y reservada, alternó su pasión por la literatura con el periodismo, la publicidad y el comercio. Su infancia estuvo marcada por la temprana muerte de su padre por una tuberculosis (el escritor solo tenía cinco años) y el traslado de la familia a Suráfrica cuando la madre se casa con el comandante Joao Miguel Rosa, cónsul de Portugal en Durban.

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De regreso a Lisboa, Pessoa se instaló en el barrio del Campo de Ourique, en una casa convertida en museo que hoy es visitado por miles de ciudadanos y turistas.

Este centro cultural con vocación multidisciplinar reivindica a Pessoa como el escritor más universal de Portugal. Sus obras han sido traducidas a 40 lenguas y el estudio del autor es obligatorio para los estudiantes, un año antes de acceder a la universidad. Portugueses, brasileños, italianos, franceses y alemanes, por este orden, son quienes más visitan la casa de Pessoa y quedan seducidos por los pasajes de su obra más popular: el «Libro del desasosiego», escrito bajo el heterónimo de Bernardo Soares.

Seguidor de Freud

Los otros tres pseudónimos más utilizados fueron: Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis. Bajo la denominación de Álvaro de Campos publicó un duro manifiesto contra la Primera Guerra Mundial en la revista Portugal Futurista y escribió: «Que ningún hijo de puta se interponga en mi camino». Años más tarde combatió la dictadura de Salazar, el denominado ‘Estado Novo’.

Pessoa, influido por los autores británicos por los 10 años que vivió en Suráfrica, fue una de las primeras personas que estudió a Sigmund Freud, neurólogo austríaco conocido como el padre del psicoanálisis.

Persona bipolar, Pessoa se interesó por el psicoanálisis y los estudios de genética, obsesionado como estaba con los problemas psiquiátricos que sufrió su abuelo paterno. El escritor portugués hacía ejercicios de autoanálisis desde que tenía 17 años y constantemente preguntaba a otras personas por su comportamiento.

Bebedor y fumador

Una pancreatitis acabó con Pessoa cuando solo tenía 47 años. «No sé qué traerá el mañana», fue lo último que escribió antes de morir. Lo hizo en inglés, con unas palabras abiertas a varias interpretaciones y una actitud distante.

Pessoa bebió y fumó en grandes cantidades, para desesperación de Ofelia, la persona con la que mantuvo una relación sentimental más estable aunque nunca se casó con ella. El escritor, además, consumía bebidas de alta graduación, destacando su devoción por la absenta. En su memoria, una taza de café y una copita vacías adornan la mesa que siempre ocupaba Pessoa en el restaurante Martino de Arcada, fundado en 1782, situado en pleno Terreiro do Paço y célebre por bacalao a bras.

Saramago, Premio Nobel de Literatura

José Saramago, el otro gran escritor portugués, también era asiduo al Martino de Arcada. Su Fundación, abierta al público desde 2012, está a unos cinco minutos y es uno de los espacios más visitados de Lisboa.

Saramago (Azinhaga, Portugal, 1922 Lanzarote, 2010), Premio Nobel de Literatura en 1998, tuvo una formación literaria caótica. Hijo de campesinos y abuelos analfabetos, nunca estudió en la universidad, pero aprendió el francés desde pequeño y entró en el mundo literario como traductor de este idioma.

José Saramago

Saramago, que trabajó como jefe de redacción en el Diário de Lisboa aunque nunca hizo periodismo de calle, fue aceptado como escritor a partir de 1980, fecha en la que publica su primera gran obra: «Levantado do Chao».

Ordenado y polémico

Persona muy ordenada y pulcra, Saramago publicó en 1982 el «Memorial do Convento», su libro más traducido y cuya lectura es obligatoria en la enseñanza secundaria portuguesa.

Mucho más polémica fue la novela «El Evangelio según Jesucristo», un libro que según el gobierno «ofendía a los católicos». Su presentación al Premio Literario Europeo fue vetado y Saramago, harto de una campaña feroz contra su persona, decidió abandonar Portugal y se trasladó a Lanzarote con Pilar, su mujer.

Saramago falleció en 2010. Cada 16 de noviembre, fecha de su nacimiento, Lisboa recuerda al único Premio Nobel de Literatura en lengua portuguesa y fomenta la lectura de libros en las calles de una ciudad culta y orgullosa de su historia.

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