La renovada oferta turística de Colombia gracias al proceso de paz

El país promociona nuevas rutas y destinos hasta ahora inaccesibles debido a la presencia de la guerrilla

Cartagena de Indias, el Caribe colombiano y poco más. Ésta era hasta hace poco la oferta turística que podía mostrar Colombia al mundo. El país cafetero sobrevivía lastrado por la guerra entre el Gobierno y las FARC, que imposibilitaba la promoción de los destinos más salvajes del territorio. Con el alto el fuego, “es el momento de enseñar al planeta los encantos hasta ahora desconocidos de nuestro territorio”, celebra Julián Orozco, viceministro de Turismo.

De la mano del fin de las hostilidades, Colombia ha iniciado la construcción de autopistas y la mejora de infraestructuras para que las maravillas selváticas que posee, hasta ahora inaccesibles,se conviertan en un producto apto para todo tipo de viajeros. “El departamento de Guainía y el de Putumayo van a concentrar nuestros esfuerzos”, añade.

El objetivo: convertirse en “el país de las aves”. Con más de 1.889 especies, se trata del Estado con mayor variedad del planeta. No sólo de pájaros quiere vivir Orozco. Al tradicional sol y playa y el atractivo de Bogotá y Medellín se les une una apuesta por el turismo deportivo y de aventura.

El país presidido por Juan Manuel Santos también exprimirá el conflicto con la guerrilla. De este modo, ya prepara varias rutas sobre el enfrentamiento armado. Bajo la campaña Seguro te va a encantar, los viajeros recorrerán las regiones de Boyacá, Santander, Cauca y los Llanos Orientales.

A la iniciativa gubernamental se le unen un sinfín de propuestas privadas como la del Marco Polo, un ferry que navega por el río Orteguaza, uno de los feudos de las FARC. Según explica el capitán de la embarcación, Rubén Darío Polo, el crucero recibe unos 300 visitantes al mes. El dato no oculta el lado oscuro del camino: «en mis cuentas tengo que saqué del arroyo unos 16 cadáveres». La paz es un sorbo de optimismo para este marinero.

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Las buenas vibraciones son compartidas por Andrés Silva, corresponsal en Europa de Colmundo Radio. “Es el momento de potenciar el turismo amazónico que sí ha podido explotar Brasil”, señala. Regiones como Vaupés y Orinoquia completan el mapa de destinos emergentes del país.

El otro fenómeno que ha situado a Colombia en el punto de mira del consumidor occidental es la popular serie televisiva Narcos, sobre la vida del narcotraficante Pablo Escobar. Si ficciones como Juego de Tronos han situado en primera línea turística a ciudades como Dubrovnik (Croacia), el efecto de la producción estadounidense todavía es incierto.

“No esperamos que nos lluevan visitantes ni que tenga una afectación negativa”, señala Orozco. El diagnóstico de Silva es diferente: “puede tener un impacto negativo a la hora de redundar en el estigma que ya tenemos los colombianos con la cocaína y atraer turistas que quieran consumir esta droga”.

A expensas de obtener los primeros datos, compañías como Air Panamá ya han aprovechado el filón y promocionan sus vuelos a Medellín con visitas a la Hacienda Nápoles, la lujosa residencia de Escobar construida en 1978. Además, los narco tours, que siguen los pasos de los principales capos del país, viven un momento de gran popularidad.

Mientras la promoción del destino se centra en dar a conocer nuevas zonas, Colombia también pugna por atraer capital hotelero al país. Por ello, todos los alojamientos que se empiecen a construir antes del 2018 estarán eximidos de tributar el impuesto de sociedades durante 30 años.

Un beneficio que es doble en el caso de las compañías españolas. Gracias al tratado de doble imposición entre ambos territorios, las inversiones sólo se grabarán en un 15%. Mientras, las de otras empresas internacionales sin el acuerdo alcanzan el 43%.

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