Burdeos apuesta por la arquitectura espectáculo

No extrañaría a nadie que un personaje como Richard Rogers, cuyo palacio de Justicia está inspirado en el mundo del vino, se saque de la chistera una nueva bodega para el siglo XXI

Después de insistir durante años en sus valores tradicionales, en un márqueting apoyado en un producto líder indiscutible, cultivado en un paisaje de hermosos ‘chateaux’ bodegueros, el vino de Burdeos comienza a buscar otras vías de promoción, extendiendo la visita de sus instalaciones, invitando a artistas como Tapies a exponer en sus bodegas, como Chateau Lynch Bages esta temporada y sobre todo, como gran novedad, que ha encargado ambiciosas obras arquitectónicas a figuras de renombre internacional. Y como consecuencia, ya se está creando una ruta turística de bodegas ‘con firma’.

Aunque ya en 1987, de forma casi anecdótica, Chateau Lafite Rothschild contrató a Ricardo Bofill para construir sus nuevas bodegas subterráneas, sólo ha sido en los últimos tres o cuatro años cuando, -siguiendo los pasos de los vinos de Rioja y del Duero-, Burdeos se ha lanzado a la caza y captura de los ‘mejores’ arquitectos de nuestra época para dar un nuevo aire de modernidad a sus instalaciones.

El primero en desarrollar la idea ha sido Cos d’Estournel, uno de los pesos pesados del Médoc. Con la ayuda del arquitecto decorador Michel Wilmotte se ha revolucionado la presentación de sus bodegas a través de una inmensa pecera de cristal y de cuatro espectaculares cubas ascensores destinadas a ocuparse del remonte de los vinos.

Casi de forma simultánea, el suizo Mario Botta ha creado para Chateau Faugères en Saint Emilion una gran torre con su particular sello de marca que anuncia toda una serie de innovaciones high tech en su interior.

Por su parte Chaval Blanc, otro de los grandes de Saint Emilion, ha pedido ayuda a Christian de Portzamparc, Premio Pritzker de 1994 para impresionar a sus vecinos con una insólita nave espacial que a su vez cuenta en sus cubiertas con un jardín de más de seis mil metros cuadrados, diseñados por un conocido paisajista francés.

Sin duda esto sólo es el comienzo ya que teniendo en la zona a una figura tan mediática como Philippe Starck que vive gran parte del año en la bahía de Arcachon donde ya ha dejado su firma en el restaurante-hotel La Co(o)rniche, es una cuestión de tiempo. No extrañaría a nadie que un personaje como Richard Rogers, cuyo Palacio de Justicia de Burdeos está precisamente inspirado en el mundo del vino, se saque de la chistera una nueva bodega para el siglo XXI.

Por otra parte Caudalie, en el. entorno del Chateau Smith Haut Lafitte sigue siendo la capital mundial indiscutible de la vinoterapia.

Se puede disfrutar de sus tratamientos en otros lugares como en Marqués de Riscal, en la Rioja Alavesa, dentro de ese otro hotel bodega espectáculo creado por Frank Gehry pero quien quiera saborear los tratamientos originales en el entorno donde fueron inventados tiene que venir a este rincón de Francia.

De una u otra forma, nuevas disculpas para irse de fin de semana a Burdeos, una ciudad que se ha reinventado por completo en estos últimos años, limpiando sus preciosos edificios de piedra construidos por armadores y comerciantes durante siglos, volviendo a recuperar su carismático Port de la Lune (Puerto de la luna) y donde desde hace unos meses compañías como Easyjet (desde Madrid) o Vueling (desde Barcelona) ofrecen la posibilidad de volar hasta allí a precios muy asequibles.

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