¿Comemos distinto? La gastronomía y restauración desde una perspectiva de género

Se habla mucho del Revenue Management en los restaurantes como una técnica para comerciar eficaz y eficientemente con lo que yo llamo –y, es propia invención personal- la fórmula de las “4 C’s” , es decir optimizar teniendo en cuenta variables como las siguientes: vender el asiento correcto, al cliente correcto, al precio correcto y con una temporalidad correcta…

Empero esta definición sencilla pero del todo adecuada, a mi juicio nuestra demanda requiere de tal esfuerzo, rigurosidad y creatividad que estas variables se quedan escasas. Así es como a las cientos de opciones con que completar la fórmula y simplemente, en mi caso, por ser especialista en género y marketing turístico, yo le añadiría la de:” asiento, precio, duración correcta pero también…!cliente o clienta correcto/a!

Si hablamos de comidas desde una perspectiva psicofísica, las mujeres son lo que denominaríamos más “súper catadoras” debido entre otras razones, a sus papilas gustativas y a temas hormonales (de hecho, gracias a las hormonas las féminas tienden a detectar los aromas más fácilmente). Está claro, por ejemplo, que sin ni tan siquiera ser científicos conocemos perfectamente que existe una sensibilidad en los aumentos de los sabores amargos durante el primer trimestre del embarazo y una variación gustativa que también se da durante el ciclo menstrual.

Si estudiamos desde la antigüedad el comportamiento humano relacionado con la alimentación o la denominada paleo-dieta, nos percatamos ya de como los hombres y las mujeres tenían y tienen diferentes estrategias alimenticias en consonancia con el beneficio que pueden aportar a la familia. Si nos remontamos a la infancia, las niñas tienden a preferir los alimentos dulces, las frutas y las verduras, mientras que los chicos tienden a seleccionar la carne, el pescado y las aves. Así advertimos cómo es de importante el distinguir en el mercado los alimentos que tenderán a ser más consumidos por hombres o por mujeres.

Otro dato curioso, ahora que están tan de moda las dietas ¿Han observado el “efecto de la resistencia” del comer? Los hombres tienen más facilidad para controlar el “devorar” sus alimentos favoritos, en cambio las mujeres tienen más difícil poder inhibir sus respuestas relacionadas con la alimentación. Por tanto, en general podríamos decir que a ¡los hombres les es más fácil perder peso y tienen mayor voluntad, si se lo proponen!

Diferenciar menús como oportunidad de negocio

¿No sería una buena estrategia teniendo ésta información crear varios tipos de menús dietéticos a diferentes horas o días, en algunos restaurantes o áreas facilitando el menor “sufrimiento” a las mujeres que necesitan más voluntad para controlar aspectos de la comida? Recuerda: ¡Toda necesidad y mejoramiento de la calidad de vida de las personas puede convertirse en una oportunidad de negocio!

En la difusión relacionada con la alimentación se distinguen claramente los estereotipos de género. En las revistas de hombres los anuncios de alimentación brillan por su ausencia mientras que en las revistas típicamente de mujeres aparecen anunciados una amplia gama de estos productos. No es de extrañar, si son las mujeres las que todavía siguen estando más involucradas en el proceso de compra y en la preparación de los alimentos.

Hoy por hoy, todavía en los mensajes publicitarios se suele sugerir de forma indirecta que las mujeres están más dispuestas a preparar la comida y que los hombres dependen de las mujeres para realizar cualquier manjar con la excepción de las comidas rápidas cuya preparación consiste en abrir una lata. Otro caso de estereotipo de género se refiere a las dietas, con un avasallamiento informativo para conseguir una figura delgada e integrando mensajes del porqué hacerlo: el de conseguir la atracción de los hombres.

No más estereotipos hombre-mujer a la hora de ofrecer algo

Como hemos visto en los casos de noticiar las bebidas y la comida (y en otros muchos relacionados con productos y servicios que no hemos incluido aquí: los cigarrillos, los viajes, la estética…), los estereotipos de género se conjeturan basados en creencias y comportamientos culturales acerca de lo que debería ser más “conveniente” para hombres o para mujeres, pero la verdad es que no necesariamente aciertan.

En la actualidad, el consumidor postmoderno es más sofisticado y complejo que nunca, así que una de mis recomendaciones a la hora de especializarnos en servicios distintos para hombres o para mujeres se basaría en dejar de ofrecer “algo” basado en los estereotipos de género y sí, en las distinciones simplemente biológicas; con ello, no solo se logrará disminuir discriminaciones sociales injustas, sino también conseguir ¡una satisfacción completa a través de necesidades innegables!

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