Construir Europa desde el Turismo: España ante una gran oportunidad

El año 2012 debería marcar el principio de una auténtica Política Común Europea específica en materia turística

A nadie se le escapa que en los años 50 los padres fundadores de la Unión Europea no pensaban en el turismo cuando diseñaron los primeros Tratados constitutivos de las Comunidades Europeas. Tanto Jean Monnet como Robert Schuman tenían muy recientes los terribles recuerdos de la Segunda Guerra Mundial y sus prioridades no eran otras que garantizar la paz y la prosperidad económica en Europa, y para ello apostaron por los dos sectores productivos por excelencia de las economías alemana y francesa, principales generadores de riqueza y empleo de la época, el carbón y el acero, y sobre ellos asentaron los pilares de la construcción europea.

Han pasado más de 50 años desde entonces y sumidos como estamos posiblemente en la mayor crisis económica y financiera que hayamos conocido desde entonces, Europa se encuentra ante la encrucijada de reinventarse, de avanzar de manera inexorable en su proceso de integración y de encontrar nuevos motores sobre el que asentar el crecimiento de sus economías y la generación de prosperidad y empleo.

El propio Jean Monnet en sus memorias, recordando la Gran Depresión, señalaba: “los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad y sólo ven la necesidad durante las crisis». Y es precisamente ante este nuevo escenario en el que turismo emerge como una gran oportunidad para tomar el relevo de aquellos sectores industriales que han ido perdiendo peso específico en Europa, y en los que la competencia exterior de las economías emergentes ha ido mermando su capacidad competitiva en los mercados internacionales.

El año 2012 debería marcar el principio de lo que, por primera vez a nivel europeo, podría constituir las bases de una auténtica Política Común Europea específica en materia turística, como lo son la política agrícola, la energética, la de transportes, la cultural, la de la sociedad de la información y telecomunicaciones, etc. Una política propia para una industria que como reconoce la propia Comisión Europea supone la tercera actividad socioeconómica más importante de la UE, después de los sectores del comercio y la distribución, y la construcción, con los que además se encuentra estrechamente vinculada la actividad turística, y que genera de forma directa el 5% del PIB de la UE, con cerca de 1,8 millones de empresas que dan empleo a más de 9,7 millones de puestos de trabajos en toda Europa.

El gran paso del Tratado de Lisboa

Aunque es cierto que desde los años 80 han sido varias las iniciativas que se han puesto en marcha para tratar de sacar adelante una política turística “común” a nivel europeo, no ha sido hasta la entrada en vigor del nuevo marco jurídico que supone el Tratado de Lisboa que se han reconocido por primera vez las competencias europeas en materia turística, concretamente con la finalidad de apoyar, coordinar y completar la acción de los Estados miembros.

Desde entonces la Comisión Europea primero, en junio de 2010, y el Parlamento Europeo después, en septiembre de 2011, a través de la comunicación “Europa, primer destino turístico del mundo: un nuevo marco político para el turismo europeo”, se han manifestado abiertamente y como no lo habían hecho con anterioridad, a favor de impulsar un nuevo marco político para el turismo europeo, y en 2012 el Consejo de Ministros de la Unión Europea se deberá manifestar al respecto.

El documento final que será sometido para su discusión y aprobación por parte del Consejo de Ministros de la UE este año nos brinda en el caso de España, en el nuevo ciclo político que comienza, una inmejorable oportunidad de hacernos escuchar en Europa en cuestiones de tanta relevancia para el principal motor de nuestra economía como son: las políticas de apoyo a la competitividad de la Pyme y micro-pyme turística; la incorporación del turismo entre las prioridades del próximo Programa Marco Europeo de Investigación y Desarrollo Tecnológico; las políticas de apoyo y promoción de la calidad turística; la lucha contra la estacionalidad; la reconversión de zonas turísticas en proceso de degradación con cargo a Fondos Estructurales; el desarrollo del turismo rural y el agroturismo como políticas sostenibles al servicio de la diversificación productiva; y como no, condicionando todo lo anterior, la cuestión de la financiación.

Un aspecto el del presupuesto, que sobre la base del proyecto de nuevo marco financiero plurianual para el período 2014-2020 que se encuentra actualmente sobre la mesa, será sin duda una de las cuestiones más candentes en las negociaciones que tendrán lugar a lo largo del presente año. La oportunidad está servida, no la dejemos pasar.

* Carlos Romero Dexeus es director de Investigación, Desarrollo e Innovación Turística en Segittur

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