Invierno y turismo

Estamos en pleno invierno y es cuando parece que el turismo está tomando su máxima fuerza para convertirse en un parámetro más de nuestra economía. No es así, pero así parece. Por otra parte, estos finales de año sirven para hacer resúmenes que de tan generales se convierten en generalistas, o sea, que acaban por no explicar nada de lo que ha sucedido y si ese algo ha aportado algo bueno o nos ha empeorado las cosas.

En noviembre superamos el nivel de toda España en cuanto el número de turistas del año 2013, por lo que el récord del 2014 estaba súper confirmado antes de conocer los resultados de diciembre del 2014. Y, en cuanto a los ingresos, solo unos ocho millones de euros de los 61.000 nos separaban de superar los ingresos del año 2013 ese mismo mes.

La consecuencia, por tanto, es buenos resultados en cuanto a número de turistas ( 7,6%) como a nivel de ingresos (0,4%).

Pero no es verdad. Contra casi un 8% de crecimiento del número de turistas, tenemos solamente un escaso y mísero 0,4% de aumento de ingresos. Dicho en pocas palabras: más turistas, menos ingresos, menos gasto de los turistas.

Y esto es grave porque rompe una tendencia de más de diez años en que los ingresos siempre subían incluso en tiempos de crisis. ¿Qué ha fallado?

Hemos fallado nosotros. Han fallado nuestros empresarios que han decidido, salvo honrosas y exitosas excepciones, bajar los precios para garantizarse ocupaciones importantes. Y ese ha sido el fracaso. Hubiésemos obtenido el mismo número de turistas si hubiésemos mantenido un aumento controlado de precios, entre el 2 y 4%. Pero hemos preferido llenar, llenar y llenar. La avaricia ha roto el saco y en Fitur empezarán los lloros sobre la poca rentabilidad del sector.

Espero que la autoridades a todo los niveles no le hagan el más mínimo caso a los llorones de turno. Quien bajó los márgenes sin que nadie se lo pidiese ha sido el empresario, no tiene porque ahora el responsable público ir a salvarle su cuenta de resultados.

2015 será un año similar y espero que entonces nuestros empresarios se acuerden de subir los precios. Los hoteles los llenarán igual y los márgenes crecerán permitiendo renovar planta y contratar más mano de obra para dar servicio de mayor calidad.

En nuestra industria turística, la excelencia en el servicio no la pone internet, la pone el personal.

a.
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