Nuevos clientes, nuevos desafíos para el turismo de nieve

Más allá de las montañas blancas. Nuevas ofertas y productos para el llamado 'Turismo de nieve'

Cuando escuchamos «turismo de nieve», inmediatamente pensamos en una montaña completamente blanca, con pistas de esquí interminables y estaciones en las que descansar y reponer fuerzas. Sin embargo, la actividad va más allá, ofrece actividades y planes que sorprenden, entretienen y suponen una alternativa más que apetecible al entretenido y clásico esquí. Durante los últimos años, hemos vivido muchos cambios en este sector que han propiciado este aumento de ofertas. El principal y más importante: el del propio cliente.

Recientemente, hemos atestiguado el auge del cliente de perfil familiar, que quiere disfrutar del invierno y de la Navidad con sus hijos en un entorno acorde. Esta clase de huésped ya no busca únicamente salir a esquiar, sino que también se decanta por ofertas basadas en el relax y la gastronomía. La oferta de actividades y planes se multiplica dentro del sector, adaptándose a las nuevas necesidades. Este cliente, normalmente, disfruta de estancias más largas (entre 4 y 5 días), aumentando asimismo el gasto medio que asciende a más de 700€ entre alojamiento y forfait.

Por otro lado, tenemos también el cliente de entre 25 y 45 años que busca un turismo de nieve, sí, pero ligado a la aventura. Se inclina más hacia actividades en las que se libere adrenalina como puede ser el esquí de travesía, los circuitos de conducción sobre nieve o hielo, el parapente con salida esquiando, la construcción de iglú, la orientación y arvas, o las cenas gastronómicas en altura. Son actividades diferentes que permiten disfrutar del ocio en invierno, viviendo experiencias que son importantes para el consumidor y que le aportan un valor añadido. 

Es importante destacar que el cliente se ha vuelto más exigente. El hotel de nieve ha evolucionado a nivel operativo, dimensionando sus servicios para que estén accesibles en cualquier momento del día, incluyendo aquellos de máxima demanda que suelen ser la tarde y la noche.

A raíz de estos cambios en el perfil del consumidor de turismo de nieve, el sector ha tenido que adaptarse y realizar importantes inversiones, sobre todo entre 2000 y 2009, para ser capaz de satisfacer las necesidades del consumidor. Anticiparse a las mismas con nuevos modelos de turismo y de actividades ha sido otro de los retos. Algunas de las partidas en las que se ha invertido especialmente han sido, por ejemplo, las capacidades de transporte en nieve a través de modernos remontes mecánicos o la adquisición de mayores cantidades de nieve producida que permitan alargar la temporada de esquí. Con ella, las actividades de nieve se han ido desarrollando (mushing o trineo con perros, travesía con raquetas, etc.). Hoy en día, aproximadamente el 50% de la nieve disponible en las pistas es nieve producida.

Además, se le está dando mucha importancia a planes familiares, al tiempo que a actividades que mezclen el trabajo con el deporte en lo que se conoce como turismo corporate, que también ha repuntado en los últimos años. Con estas actividades que, además, no tienen por qué ir unidas a la nieve (balneario, termas, deportes indoor, escalada) el sector pretende a su vez luchar contra la estacionalidad que lo caracteriza, ampliando la capacidad de negocio. Precisamente a raíz de esta lucha, nace y se fortalece con el tiempo cada vez más, el binomio hotel-estación, donde la primera parte parece cobrar cada vez más relevancia para el cliente que, según las últimas observaciones, parece dedicar más tiempo a estar en el hotel con respecto a años anteriores.

En definitiva, el turismo de nieve va más allá de la propia nieve, convirtiéndose en un turismo adaptado a cualquier tipo de público que desee vivir experiencias diferentes. El sector continúa evolucionando y adaptándose al cliente, para intentar satisfacer sus necesidades ampliando la oferta de actividades y dando cada vez más posibilidades para lograr que la estancia en un hotel de invierno sea entretenida y de valor para el cliente. Poco a poco, esta adaptación se está viendo reflejada en los números de los hoteles que ven incrementado el número de visitantes. Al apostar por planes menos estacionalizados, aumentan así mismo la cartera de negocio aportando un beneficio win-win que resulta interesante tanto para el cliente (por la variedad de oferta) como para el propio hotel. 

David Rey es el Business Development Manager del Panticosa Resort.

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