Referéndum olímpico

En Baviera se acaba de votar contra la presentación de su candidatura a los JJOO de invierno del 2022. Los comentarios alrededor del tema han sido de lo más jugosos. Desde el pelotilla director de diario que ha alabado la visión del alcalde Trias al acertar en no convocar un referéndum similar en Barcelona, hasta el bofetón al COI por ser tan opacos. El referéndum convocado en Baviera no era sólo en la ciudad de Múnich como abanderada del proyecto, sino en el conjunto del territorio en el que debían celebrarse los JJOO y por lo tanto invertir en infraestructuras que adaptasen el paisaje a los requerimientos del COI. Y la alternativa no era dar un bofetón a las Olimpiadas sino defender la belleza y sostenibilidad de su territorio.
     

 
El resultado de la retirada de la candidatura de Barcelona a los JJOO de invierno puede ponerse como un ejemplo de sagacidad política

 
No recuerdo que, para presentar la candidatura de Barcelona en 1986 a los JJOO del 92, se plantease tan siquiera realizar un referéndum. Diría más bien que fue un fuerte liderazgo político el que entusiasmó a la ciudad y a los habitantes de allende las murallas de Barcelona para hacer de un proyecto de la ciudad un proyecto de toda España.

Las decisiones políticas se toman liderando los proyectos y convenciendo, no preguntando a cada paso que deben hacer quienes tienen democráticamente la responsabilidad política de gobernar. Decía el President Tarradellas que: “Para gobernar era necesario saber decir que no, porque para decir que sí todo el mundo vale”. Y el cura de mi pueblo afirmaba que, para equivocarse es necesario hacer algo, porque si no haces nada seguro que no te equivocas. No creo que el resultado de la retirada de la candidatura de Barcelona a los JJOO de invierno puede ponerse como un ejemplo de sagacidad política, ni creo que el alcalde Trias así lo interprete.

Lo importante de la noticia de Baviera ha sido la expresión popular que ha expresado su deseo de que no se desarrollen en su territorio macro proyectos que tienen más de humo que de inversiones de futuro. Pero sería un acierto por parte de Barcelona y las comarcas que participaban en el proyecto de candidatura que invirtiesen algunos de los dineros previstos, y por lo tanto presupuestados, para su realización en promover algo de lo que estamos tan necesitados como la promoción turística de esos territorios.

La diferencia fundamental entre Baviera y otras muchas zonas de Europa con recursos para los deportes de invierno es que, mientras aquí invertimos todos los esfuerzos en promocionar los deportes invernales –que con suerte pueden ser disfrutados durante un máximo de 90 o 120 días–, lo esencial de su desarrollo turístico se centra justamente en la promoción de esos destinos en primavera, verano y otoño. Así, el invierno resulta un porcentaje relativamente pequeño de los beneficios tanto económicos como sociales que produce la utilización de sus recursos naturales como destino turístico.
     

 
Regiones europeas como el Tirol obtiene mucho más turismo en las tres estaciones no invernales que en las de la práctica del esquí

 
Hace unos años, Suiza celebró en Barcelona una semana de promoción turística en pleno invierno. La característica de aquella promoción fue justamente ofertar el destino turístico durante la primavera, verano y otoño. Regiones europeas como el Tirol obtiene mucho más turismo y con mayores ingresos en las tres estaciones no invernales que en las de la práctica del esquí.

Pero aquí continuamos haciendo unas mastodónticas campañas de promoción del turismo de nieve, que lo único que consiguen es agravar el déficit de los organismos locales, autonómicos y nacionales que las financian. ¿Por qué no aprendemos a imitar a los que lo hacen bien?

a.
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