Ryanair toma el pelo en tierra, televisión y aire

Miércoles santo, miércoles de sarao aeronáutico. Ryanair tocó el silbato para anticipar los planes de la compañía irlandesa respecto a Barcelona. Alguna novedad hay, poco llamativa. El espectáculo siempre está en el topping. Y así fue. Hubo amenazas y se atropelló discretamente a los competidores. Toda una evolución… no se insultó a nadie.

Pero aunque Ryanair se vista de easyJet, en Ryanair se queda. A pesar de ello, debemos agradecer la sinceridad de los colegas de Michael O’Leary. Oculta tras una seria advertencia dada a la Generalitat, la low cost desveló que la administración catalana miente bellacamente. No está mal.

Los aeropuertos de Girona y Reus distan de generar demanda constante, como han defendido históricamente las autoridades para engrosar, según el último convenio, con hasta 7,5 millones la cuenta de resultados de una firma con 2.000 millones en caja, a tenor de la última actualización (en 2012, era de 3.500). Sí, más que Iberia.
 

 
Desde octubre, cuando cambió la filosofía de atención al cliente, los precios han subido

 
El comportamiento de ambas instalaciones no sorprende. Está bien que algún involucrado lo reconozca, ni que sea veladamente. Sabemos ahora que en Barcelona el negocio de O’Leary va justo: Ryanair entrará en pérdidas si abona a la Generalitat medio millón al año en concepto de tasa ecológica, según se interpreta de escuchar a sus directivos.

Para compensar el futuro desfase en El Prat –aeropuerto en el que cree–, retirará aviones de los aeródromos secundarios, donde la oferta sigue inflamada por el divino dedo de la subvención. Y que la Generalitat reclame, si quiere.

En el nuevo envite, Ryanair cargó contra Aena, a la que acusó de prácticas transilvanas. Olvidaron explicar que otras aerolíneas crecen espectacularmente bajo la misma presión fiscal. Es más, mejora El Prat en su conjunto. Ejemplo concreto: Vueling, la innombrable.

En la comparativa que difundieron, la firma que preside Alex Cruz sale agrupada bajo las iniciales de IAG. Es comprensivo. Esto de la v con la u para un irlandés es harto complicado y, de paso, se consigue salir mejor en la foto fija de los precios. La media de la catalana sube al aplicar las tablas de sus socias madrileña y londinense. Las mentiras en tierra de Ryanair no son las únicas.
 

 
El segundo bulto suele acabar en la bodega y el trato al cliente sigue desterrado de los mostradores

 
Desde octubre, cuando cambió la filosofía de atención al cliente, los precios han subido. En vuelo sigue fiel a sus principios, aunque los anuncios digan justo lo contrario. Así que también roza la falsedad en televisión. Ponemos la lupa a uno de sus principales corredores en España: Madrid-Palma de Mallorca.

El precio medio ha evolucionado durante la temporada baja pasada de 21 euros en septiembre a poco más de 40 euros en marzo para los residentes; el segundo bulto suele acabar en la bodega y el trato al cliente sigue desterrado de los mostradores. «Sin complicaciones», cierto, pero con la misma precariedad de siempre.

a.
Ahora en portada