Spanair, que cada palo aguante su vela

Quienes dijimos que Spanair iba a ser un fiasco, cada vez nos cargamos de más razones. Es cierto que una parte importante del nacionalismo adoctrinado insiste en que el proyecto aeronáutico catalán no salió porque resulta que España, ese ente maligno y ladrón, hizo lo imposible para que Bruselas metiera miedo a Qatar y los árabes no compraran.

Podrán decir lo que quieran, pero si la aerolínea catalana de bandera tuvo una crisis de caballo fue porque sus gestores eran perfectibles. Empezando por su presidente, que sabía tanto del sector como un servidor de física cuántica. Es decir, menos que nada.
 

 
Siempre pensé que cada directivo de Spanair trabajó por sus intereses, no por Catalunya

 
Otra cosa es que me digan que el consejo de administración y los accionistas eran bienintencionados, que trabajaban por el país y esas monsergas que habitualmente se escuchan sobre el particular. Fíjense, no sólo no me lo creo, sino que siempre pensé que cada uno de ellos trabajaba por sus intereses particulares con la coartada del interés colectivo. No dudo de que hubiera algún empresario inocente que sucumbiera a los encantos de Ferran Soriano, Joan Gaspart, o el propio consejero Antoni Castells, pero serán los menos.

El problema es que pertenecer a un consejo de administración es una responsabilidad. Y ahora, tal y como ha adelantado este medio, los administradores pueden ser considerados culpables por la justicia. De hecho, el administrador judicial ya lo considera así. Aquí pagarán justos por pecadores, como sucede en casi cualquier otro ámbito de la existencia. Los que sólo tenían un interés vinculado a la erótica del poder político y los que lo tenían para sus negocios respectivos.

En cualquier caso, seguro que si se pregunta a los miles de empleados que se vieron abocados al paro sobre las responsabilidades de accionistas y administradores serán bastante menos benevolentes. Por tanto, que cada palo, aguante su vela.

a.
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