El avión más grande del mundo se queda solo

El Antonov An225 es único: hay una sola unidad en el planeta. Y su propietario asegura que no hay ninguna posibilidad de construir una segunda aeronave

El gigantesco Antonov An-225, el avión más grande del mundo, continuará sus días como un dinosaurio único de su especie, ya que no ninguna aeronave le hará compañía mientras siga volando. Hay una segunda unidad a medio hacer, pero el consejero delegado de Antonov Company aseguró que no hay ninguna opción para que se termine de construir.

El primer Antonov, llamado Myria (sueño) comenzó a ser diseñado en 1980 y emprendió su primer vuelo en 1988. Su propósito original era transportar las fases del cohete soviético Buran tras los lanzamientos.

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Antes de que la perestroika llevase al colapso de la URSS y sus países satélites, los gobernantes del país creían que iban a necesitar una segunda aeronave y ordenaron la construcción de un avión gemelo.

La paralización del segundo avión

Pero tras el tsunami causado por la caída del Muro del Berlín el proyecto siguió como una alianza entre Rusia y Ucrania, cuando ambos países gozaban de buenas relaciones.

El segundo An-225 está construido en un 70%, pero el CEO de su compañía aseguró que debería ser rediseñado

antonov carga

El Antonov tiene una capacidad de carga de 1.300 metros cúbicos.

En 1994 los dos gobiernos tiraron la toalla por razones financieras y falta de interés, con el segundo An-225 paralizado al 70% de su finalización. Hubo un intento de retomar los trabajos en 2009, e incluso se informó en 2016 que la Corporación de Industria Aeroespacial de China estaba interesada en la resurrección del segundo avión, pero al final todos los intentos quedaron en la nada.

Algunas de sus partes se encuentran en el exterior de la fábrica de Antonov en Kiev, con más de 25 años arruinándose por las inclemencias del tiempo.

El An225 está desactualizado

Hace pocas semanas el CEO de la compañía fabricante, Oleskandr Donets, indicó a medios ucranianos que el segundo An-225 no se terminará nunca porque “tendría que ser rediseñado completamente”.

Este avión es tan grande con sus 88,4 metros de envergadura y su largo de 84 metros que un 35% de los aeropuertos no pueden recibirlo. Y es que su despegue y aterrizaje solo es posible en pistas que tengan más de 3.500 metros de extensión. Para tomar impulso o tocar tierra despliega sus trenes de aterrizaje con 32 ruedas.

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Su historial es una colección de récords: el libro Guinness le otorgó nada menos que 240 marcas. Gracias a sus 1.300 metros cúbicos, su capacidad de carga máxima es de 250 toneladas. De hecho, contando su inmensa estructura, el peso máximo en el despegue puede llegar a las 640 toneladas.

Antonov An 225 front view

Por su tamaño no puede operar en el 35% de los aeropuertos.

Costes astronómicos

El ejecutivo indicó que los costes de seguir adelante con el proyecto son inviables: terminarlo implicaba una inversión de 410 millones de euros. Ese cálculo es de 2012, aclaró, por lo que la cifra tendría que actualizarse a un monto varias veces superior, informa Kyiv Post.

En 2012 se necesitaban 410 millones de euros para terminar el An-225, pero el avión solo es contratado para unos 20 vuelos al año

El otro punto es que se trata de una inversión imposible de recuperar. El CEO detalló que el servicio del An-225 cuesta un millón de dólares por viaje (890.000 euros), pero sus dimensiones son tan colosales que solo es contratado para unos 20 vuelos por año.

AntonovAn225Bangor

El Antonov An-225 solo vuela 20 veces al año.

El regreso del único gigante

Es cierto que estos meses por la expansión del coronavirus se lo vio con más frecuencia. Tras dos años de estar aparcado para revisiones técnicas y de mantenimiento, volvió a volar con el transporte de equipos médicos entre China y Polonia, Alemania y Ucrania.

Sin embargo, este es un mercado limitado. “(El An-225) es muy grande y muy caro para ser usado para el transporte de mercancías”, dijo Donets en el aeropuerto ucraniano de Hostomel, quien recordó que el avión fue concebido para llevar fases de cohetes, no mascarillas y respiradores.

No se sabe cuántos años más seguirá volando el An-225. Pero hasta la fecha de su retiro, seguirá como el único testigo de una época en que la URSS soñó a lo grande.

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