Cómo los drones podrían colapsar un aeropuerto

Los drones más básicos no cuentan con suficientes protocolos de seguridad, y los ciberterroristas podrían hackearlos y sembrar el caos en una terminal aérea

A mediados de mayo un dron que violó el espacio aéreo del aeropuerto internacional de Chongqing afectó a más de 200 vuelos. 40 aviones que iban a aterrizar se vieran obligados a hacerlo en aeropuertos alternativos, mientras que otros 60 vuelos fueron cancelados y 140 sufrieron retrasos, lo que afectó a más de 10.000 pasajeros.

Chongqing no es la única ciudad que ha sufrido problemas con los drones: a finales de abril, cuatro artefactos sobrevolaron ilegalmente el aeropuerto internacional de Chengdu y provocaron el desvío de 58 vuelos, el regreso a origen de cuatro aeronaves y la cancelación de más de 10 operaciones. También en el aeropuerto de Kunming se han denunciado más de siete incidentes con drones desde febrero.

Un solo dron puede sembrar el caos en un aeropuerto. ¿Pero qué pasaría si un grupo de ciberterroristas dirigen cuatro, diez o veinte drones hacia una terminal aérea? Las consecuencias sería mayúsculas.

Un equipo de investigadores de la universidad estadounidense Johns Hopkins ha descubierto recientemente hasta tres formas distintas de hackear un dron desde un ordenador portátil. En concreto, un grupo de estudiantes y su profesor conseguían hacerlo aterrizar donde ellos quisieran o estrellarlo contra el suelo al dejarlo caer en picado. La clave era sencilla: encontraron varios errores de ciberseguridad en su configuración que dejaban puertas abiertas para poder manipularlos a su antojo a la distancia.

Los drones pueden ser vulnerables

En el mercado de los drones no se ha dado especial importancia a la ciberseguridad hasta hace poco tiempo. De hecho, los drones para uso de entretenimiento carecen de medidas básicas de seguridad ya que, cuantos menos elementos físicos tengan, menos pesarán. A su vez, las medidas de seguridad suelen suponer un sobrecoste económico que los fabricantes prefieren evitar para hacer sus productos más competitivos, indican en la empresa de seguridad informática Panda Security.

“Los ciberdelincuentes, siempre al acecho de hackear tecnologías que se convierten en tendencia, saben que las bajas medidas de seguridad en estos dispositivos los convierten en una oportunidad de extorsionar a un gran número de personas”, advierte Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security. “Por ello -añade- es de crucial importancia que se logre un acuerdo entre todos los actores que forman parte de este mercado para, de este modo, se establezcan unas medidas mínimas de ciberseguridad para todo el sector”.

Otro frente de preocupación para los fabricantes de drones es que los cibercriminales puedan acceder al motor que genera la inteligencia artificial de estos dispositivos. En concreto, estos algoritmos hacen que cuando un dron se acerca demasiado a un objeto o al suelo, cambie automáticamente su trayectoria para no colisionar. Si pudieran engañar esta inteligencia artificial para que, en lugar de sortear los obstáculos, los drones persigan objetos en movimiento, se podría desatar el caos en cualquier terminal aérea si se los dirige contra los aviones.

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