Diez normas no escritas para ser un buen pasajero de avión

Obvias (o no tanto), existen ciertas reglas para viajar a bordo de un avión

Aunque queda ya lejos la ‘época dorada’ de la aviación, aquellos años 50 y 60 en los que volar era una experiencia rodeada de glamour, con champagne, opulentas comidas y amplios sillones para descansar, existen ciertos comportamientos que hacen de volar algo más agradable.

Desde respetar las colas a compartir los reposabrazos, pasando por la siempre peliaguda decisión de reclinar o no el asiento o esperar ordenadamente al desembarque, estas son algunas normas de etiqueta básica para viajar en avión.

A nadie le apasiona el proceso de pasar por el control de seguridad, pero es peor no estar preparado y ralentizar a los demás viajeros

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1. Estar preparado para el control de seguridad

Sí, es molesto y a nadie le apetece, especialmente si no queremos facturar y llevamos con nosotros la maleta. Tener que extraer los dispositivos electrónicos y la bolsa de aseo para mostrar los líquidos, deshacernos de cinturones y relojes y pasar el arco, a veces descalzos y con los pies metidos en bolsas de plástico no es la experiencia más agradable del vuelo.

Control de seguridad en el aeropuerto de El Prat. Foto: EFE.
Control de seguridad en el aeropuerto de El Prat. Foto: EFE.

Pero es peor aún si el viajero que nos precede no está preparado y tiene que pasar varias veces por el detector de metales, con el consiguiente tapón que se forma tras él. Por eso, y para superar este trámite lo más rápido posible sin generar molestias a los demás, lo mejor es anticiparse.

2. No te cueles

Parece obvio que respetar las colas es un comportamiento básico pero, ¿qué sucede si llegamos tarde o tenemos un vuelo en conexión que sale en pocos minutos?

Si no quieres dar por perdido tu billete, lo mejor es pedir educadamente a las personas que están delante que te permitan adelantar para que puedas llegar a tu vuelo. Normalmente no habrá problema ya que rara vez se rechaza una petición con cortesía.

Otra posibilidad es localizar a un empleado del aeropuerto y explicarle la situación para que nos ayude a franquear la cola. Lo que no se puede hacer, ni siquiera con la desesperación del momento, es tratar de colarse sin ninguna explicación.

3. No hagas cola demasiado pronto

La práctica totalidad de billetes de avión otorgan un asiento por lo que, si estamos en el aeropuerto a la hora consignada, es poco probable que nos quedemos en tierra.

Sin embargo, con el aumento de los costes de facturar maletas, las restricciones de equipaje de mano cada vez más elevadas y menor espacio disponible en cabina, muchos pasajeros optan por realizar colas de hasta una hora frente a la puerta de embarque.

Filas para embarcar. Foto: Pixabay.
Muchas filas para embarcar son innecesarias. Foto: Pixabay.

En algunas aerolíneas, además, se indica el embarque por bloques, bien sea por clases o por grupos de números de asiento y se pide a los pasajeros que formen en varias filas para agilizar la subida al avión.  

La solución aquí es sencilla: déjate guiar por las indicaciones, vas a subir al avión de todas formas, lo peor que puede pasar es que desvíen tu equipaje de mano a la bodega.

4. No ocupes todo el compartimento superior

Parece lógico pensar que cada pasajero tiene derecho al mismo espacio en los compartimentos superiores a los asientos. Por ello, las aerolíneas intentan acostumbrar al pasaje a que introduzca en estos espacios solo las maletas más grandes y dejen los bolsos más pequeños debajo del asiento.

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5. ¿Intercambias tu asiento?

No hablamos aquí de intentar colocarnos en un asiento mejor cuando el proceso de embarque se ha cerrado algo que no siempre es posible y puede generar inconvenientes a la tripulación y hasta perjuicio económico a la aerolínea.

Hablamos del ‘dilema moral’ que se presenta si alguien nos pide cambiar el asiento para sentarse junto a su compañero de viaje, especialmente molesto si nosotros escogimos un determinado asiento por preferencia o si hemos pagado un sobrecoste por él.

En cualquier caso, la petición no debería conllevar un asiento peor, por ejemplo, intercambiar uno de ventana por uno del medio. Si no hay ningún inconveniente, tampoco lo habrá en hacer feliz a otro pasajero. Para llevarlo a cabo, eso sí, hay que esperar a que el avión esté en la altura crucero y mejor aún si avisamos a un miembro de la tripulación.

El viaje en avión tiene sus propias reglas. Foto: Pixabay.
El viaje en avión tiene sus propias reglas. Foto: Pixabay.

6. Comparte el reposabrazos

Normalmente silenciosa, la batalla que se desencadena con el vecino de asiento por el reposabrazos puede ser muy incómoda.

En los aviones se sobreentiende que nos corresponde un reposabrazos por persona pero, si la situación se presta a ello, es mejor comentarlo brevemente con el compañero de asiento -aunque sea bromeando- para no generar una situación de tensión.

Si no se da esta conversación, lo más correcto será apoyar solo los codos en lugar de los brazos al completo y así dejar espacio para el vecino. También resulta considerado dejar el reposabrazos al pasajero en el asiento del medio, ya que es el lugar más incómodo (tanto el de la ventana como el del pasillo pueden recostarse hacia otros lugares).

7. ¿Reclinar o no reclinar el asiento?

Puede que sea la cuestión más controvertida, la que mientras algunos pasajeros lo ven como un derecho, otros lo perciben como un gesto grosero, especialmente si no se pide permiso -y teniendo en cuenta los espacios ya de por sí limitados que ofrecen los aviones para las piernas-.

En ese caso, la regla general sería no reclinar el asiento en vuelos cortos. En los de largo radio, y antes de hacerlo, es recomendable mirar para comprobar que el pasajero que está detrás no está cenando o trabajando con su ordenador en la mesita.

Pedir educadamente permiso también puede ayudar a suavizar la situación.

8. No te apoyes en otro asiento

Con los espacios tan reducidos y la poca capacidad de movernos que tenemos en los asientos, muchas veces nos apoyamos en otro asiento para salir del nuestro, y es una de las cosas más molestas para el pasajero que ocupa ese lugar.

Cada pasajero disfruta el vuelo a su manera. Foto: Eva Darron | Unsplash.
Cada pasajero disfruta el vuelo a su manera. Foto: Eva Darron | Unsplash.

9. Dar conversación

Hay viajeros que prefieren dormir, otros concentrarse en un libro y otros, simplemente, no hacer nada. Pero también está quien quiere iniciar una animada charla, lo que puede dar al traste con los deseos del vecino de asiento si está dentro del grupo uno.

Si eres de los habladores, asegúrate de que no interrumpes al pasajero que está a tu lado mientras que, si lo que quieres es evitar confraternizar, lo mejor es llevar auriculares, tapones para los oídos o antifaces para dormir. Sacarlos suele ser una pista suficiente para el compañero de asiento.

Si nada de eso funciona, siempre se puede decir de forma amable que se desea leer o dormir un poco tras el rato de charla.

10. Levántate cuando te avisen

Salir del avión es quizás el proceso más caótico del vuelo. La costumbre y la ansiedad empujan a los pasajeros a levantarse y formar molestas filas antes incluso de que el avión se haya detenido completamente.

Por ello, es totalmente recomendable esperar las indicaciones de la tripulación y mantenerse en el asiento hasta que se inicie el proceso de desembarque. Desde luego algo es evidente: en el avión no te vas a quedar.

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