El lujo en el aire vuela despacio

Airlander 10 recupera el glamour de los antiguos dirigibles en una apuesta para conquistar a los amantes del ‘slow travel’

Antes que los aviones existieron los globos aerostáticos, y décadas antes de que los vuelos se conviertan en una experiencia de glamour y elegancia los dirigibles ya contaban con lujosos interiores para sus pasajeros (que sin embargo debían soportar las bajas temperaturas de las alturas).

Una serie de accidentes, entre ellos el aparatoso incendio del LZ Hindenburg en 1937, los desterraron de los viajes de placer y encasillaron en el mundo bélico, donde tampoco tuvo más éxito excepto como obstáculo de incursiones aéreas.

El dirigible o zeppelin volvió en la década de los ’80 pero como gigantesco panel publicitario. Pero diversas iniciativas, como la de Airlander 10, busca darle una nueva oportunidad de vida a este transporte.

Más largo que un A380

El Airlander 10 existe, o mejor dicho, lo que hay es un dirigible construido por Hybrid Air Vehicles en Gran Bretaña. Un accidente de pocas consecuencias en la etapa de ensayos retrasaron su actualización de aeronave militar a vehículo comercial, pero la firma que lo desarrolla asegura que los obstáculos técnicos fueron superados.

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Las habitaciones en suite cuentan con lujosos detalles.

Con 43,5 metros de ancho y 92 metros de punta a punta, es 19 metros más largo que un A380. Pero estas medidas corresponden al gigantesco ‘globo’ que transporta al elemento más interesante: la cabina.

El pequeño hotel de lujo que vuela

Dotada de cuatro alerones que funcionan como timones y cuatro motores de hélices para impulsarlo, el Airlander 10 es como un pequeño hotel de lujo que transita por los aires.

El Airlander 10 no supera los 150 kilómetros por hora, lo que permite disfrutar con calma del paisaje

Su cabina, de 45 metros de largo, puede transportar a 18 pasajeros. Diseñada por el estudio Design Q, los cuartos en suite presentan mobiliario en cuero y detalles de alta categoría. Hay una barra de bar y un salón comedor para degustar platos de primera línea, pero la joya de la corona es el Salón Infinito, un área con sus paredes y parte del techo y el suelo transparentes, para que los pasajeros sientan que están caminando en el aire.

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El Airlander 10 puede transportar a 18 pasajeros.

Para amantes del ‘slow travel’

Este vehículo está pensado para los amantes del viaje por el viaje. Es una analogía de navegar en yate o velero: a los primeros les gusta llegar a destino. A los segundos el placer de surcar las aguas con ayuda del viento.

El Airlander 10 vuela a una altura de hasta 5.000 metros y a menos de 150 kilómetros por hora, toda una tentación para los amantes del ‘slow travel’. Esta baja velocidad –en términos aeronáuticos- permite contemplar el paisaje con más calma, sea las sábanas africanas, las estepas rusas, los hielos polares o los arrecifes de coral del Pacífico Sur.

Como a esa altura no interfiere con las rutas aéreas, tiene una libertad inédita para dirigirse a cualquier parte del mundo, y lo logra gracias a su autonomía: puede permanecer hasta cinco días volando sin escalas.

Aterriza donde quieras

A diferencia de los aviones, no necesita de una pista para aterrizar: basta una superficie plana de 200 metros que el Airlander 10 se posará con suavidad para permitir el descenso de los pasajeros.

Como es un proyecto en búsqueda de una salida comercial, todavía no se sabe cuánto puede costar este capricho voladoe. Pero no cabe duda que habrá legiones de millonarios dispuestos a ser parte de esta relajante aventura de los aires.

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